El poder adquirido por asignación es muy peligroso, dañino y perjudicial cuando se ampara en promover y satisfacer el ego. Un poder que pretende regir a una multitud, imponerle la sin razón simplemente por exaltar el ego atado a compromisos populistas. Ocurre a veces en las plazas de toros del mundo, como ahora sucede en el abono de la Feria de Sevilla.
Hemos sufrido la reincidencia del señor Fernando Fernández – Figueroa Guerrero. Imagino, habrá leído, es más estoy seguro que lo ha leído, en el reglamento la parte que se refiere al derecho de la voluntad mayoritaria del público asistente a la plaza solicitando o rechazando el premio a la faena.
Con simpleza se lee que, más o menos, “la primera oreja la pide el público, y el resto de los premios es criterio de la autoridad.
Esta tarde en Sevilla en actitud, que considero absurda, le negaron la oreja e su segundo toro a Andrés Roca Rey con el razonamiento, según lo dicho por Emilio Muñoz y los compañeros del panel de la transmisión de Todos Plaza “que el toro no embistió”. Indubitable la intención del juez sevillano en su clara y denostada intención por evitar ordenar abrir la Puerta del Príncipe, al peruano triunfador.
Si no lo cree, repase los videos de todas y cada una de las orejas que usted, Fernando Fernández – Figueroa Guerrero, ha concedido en esta y en anteriores ferias.
Emilio Muñoz, matador de toros sevillano, apreciado profesional y acertado como comentarista, conocedor de la fiesta ya que caminó por sus senderos con gran dignidad de la tauromaquia, sabe muy bien Emilio, o lo recuerda en lecciones de sus mayores, que hay estocadas que han provocado triunfos grandes a afamados matadores de toros.
Y la estocada de Roca Rey ayer fue fulminante, de elegante ejecución y efecto inmediato. Una estocada de las que hemos visto premiar a su ejecutor con una oreja; pero es una pena que estos comentaristas por el hecho de justificar el yerro de un señor, Fernando Fernández – Figueroa Guerrero, error que provoca desorden público, creyendo que con la negación de lo justo exalta la categoría de la afición de Sevilla, o evita abrir la Puerta del Príncipe a un torero que la afición de Sevilla convirtió en ídolo local.
Ya Fernando Fernández – Figueroa Guerrero ha pecado varias veces con Morante de la Puebla, con yerros de apreciación penosos. Desaciertos que provocan la ira expresada en lanzar cojines a la arena, cojines que nos recuerdan aquella expresión de disgusto de la multitud, esa rabia que hemos visto en todas lazas plazas del mundo como Madrid, Bilbao, México, Mima …
Estamos seguros que Roca Rey permanecerá en la admiración, será exaltado en el recuerdo, mientras que Fernando Fernández – Figueroa Guerrero apenas lo bajen del palco será uno más envuelto en experiencias de pena.
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