lunes, 6 de diciembre de 2021

CURRO ROMERO, EL MAESTRO DEL TIEMPO Por ZABALA DE LA SERNA.

  

El 1 de diciembre, coincidiendo con su 88 cumpleaños, se estrena en Sevilla el documental dirigido por Sánchez Varela en el que quedan al descubierto la filosofía y el misterio del maestro que nunca se traicionó

Por ZABALA DE LA SERNA.

Alcanza Curro Romero los 88 años el inminente 1 de diciembre despacioso como siempre. Como ha vivido y toreado el tiempo, del que es dueño. Para la fecha se estrenará en Sevilla, después de su paso por el Festival de Cine Europeo, la película Curro Romero, el maestro del tiempo. Una gran gala envolverá la premier para festejar el cumpleaños del Faraón de Camas que quiere ser eterno para seguir riéndose, «lo más grande que hay». Reírse, ser feliz, hacer feliz a la gente. El filme dirigido por Curro Sánchez Varela viene repleto de hitos: sentar a Romero ante un cámara con toda su timidez a cuestas, excavar en la esencia humana del mito, hallar el misterio torero del hombre que jamás se traicionó.

«Curro se abre en canal», adelanta Alberto García-Reyes, coguionista y productor ejecutivo de la pieza. Cuenta el otro Curro, el director, las reticencias iniciales, las reservas, del protagonista. «Contamos con la ayuda de García-Reyes y Pedro Chicote, que son como hijos suyos. Un día, pasada la primera ola de Covid, superada la crisis de su enfermedad y la quimioterapia, en junio de 2020, nos anunció que se sentía fuerte, las dudas sobre el futuro y la necesidad de dejarnos su testimonio», cuenta Sánchez Varela. Que reconoce el doble enfoque de la obra: reivindicar y potenciar a un mito y «la íntima necesidad de diseccionar el lado humano y sicológico de Curro Romero, una persona muy introvertida pero profunda, increíblemente sensible e inteligente. Sabíamos que si dábamos con esa clave íbamos a encontrar un manantial de frases y emotividad para alumbrar las últimas siete décadas».

«La película no es la biografía de Curro, que también» -retoma García-Reyes-. «Es la filosofía de Curro Romero. Y por eso habla de su lado humano para explicar por qué toreaba así y por qué ha defendido ese concepto del toreo, esa tauromaquia. Y habla del miedo, de las distancias, del sentido de la medida, del silencio, del fracaso… La explicación del toreo como arte nos ha llevado al Museo de Bellas Artes ante cuadros de Velázquez y Murillo y él trata de explicar su conexión con esos pintores con los que se identifica».

¿Pero cómo se transmite a la sociedad de las prisas que vive de espaldas al toreo la esencia del maestro del tiempo?: «De eso trata la película. De una de las grandes reivindicaciones de Curro. De la pausa, de apreciar el momento, de paladear cada instante. Todos vivimos apresurados en la cultura de la inmediatez. Ni siquiera nos paramos a saborear lo vivido. El documental es una manual de filosofía sobre cómo retomar el tiempo de otra manera», concluye Sánchez Varela.

Hay un elenco de voces dentro de la película que le dan un acento coral. Joaquín Sabina, Andrés Calamaro, Leiva… Y la poderosa narración de Juan Echanove. Una visión plural. «Los testimonios de todas las personas que han prestado con toda generosidad a participar en este documental lo enriquecen y le dan muchas perspectivas nuevas. Gente de la talla de Sabina o Calamaro, tan reclamados, que se piensan mucho dónde participan, han tenido una entrega absoluta».

Una práctica cultural tan arraigada en la sociedad española como la tauromaquia no entiende de colores políticos ni de consignas. Es algo trasversal que echa raíces en muchos siglos atrás. Estos artistas brotan de la libertad. Aman la tauromaquia desde niños. Los toreros han sido sus héroes desde la infancia, como dice Joaquín Sabina. Ellos han sabido percibir el arte en muchas tardes, en este caso en un torero tan inconmensurable como es Curro Romero.

En primera persona desgrana la intrahistoria de su historia como un reloj de arena. Lo que hubo detrás de capítulos que forjaron una vida fuera de los ruedos y una leyenda en ellos. «El propio Curro narra» -ejemplifica García-Reyes- «la preparación y lo que sintió en la famosa corrida de las ocho orejas con los seis toros de Urquijo en Sevilla [la Maestranza, 1966], que tuvo un motivo muy bonito; cuando en Madrid se negó a matar aquel toro [Madrid, 1967], lo encierran en los calabozos de la Dirección General de Seguridad y al día siguiente abre la Puerta Grande; o cuando un hombre saltó al ruedo y lo agredió [Las Ventas, 1987] y lo que se le pasó por dentro». Que fue el momento de mayor temple -templanza de los nervios- de la historia del toreo, teniendo Curro, como tenía, el descabello en la mano.

Sánchez Varela ganó un Goya en 2014 por el documental sobre la figura de su padre, Paco de Lucía, otro mito de dimensiones universales. Existe un río subterráneo de unión. Como ese cordón umbilical que nutre el flamenco y el toreo en una y otra dirección. «Hay muchos nexos. La sensibilidad, la profundidad, el matiz, la ternura, el sentido del humor y la conexión con la vida están en ambos personajes muy bien reflejados. No es un documental de espectáculo, sino un documental íntimo que se cuece a fuego lento. Como ocurrió también con Paco de Lucía, la búsqueda. En ambos casos se rasca más el alma de lo que se abunda en la biografía del mito, en un caso de la música y en otro del toreo».

Publicado en El Mundo

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