sábado, 23 de enero de 2021

EDUARDO ANTICH, RECUERDO DE UN CABALLERO Y UN PALADÍN por Víctor José López EL VITO




Eduardo Antich Ramos, fue más que un buen torero. Fue un venezolano preocupado y ocupado, por vivir en un mejor país. Hijo de un activista político y un buen aficionado, don Simón Antich, un líder dentro del fragor político previo a la dictadura militar de los años cincuenta, el perezjimenismo, reunió como baluartes en el trayecto de la vida de su hijo Eduardo Antich Ramos dos vocaciones: ser torero y el recurrir al procedimiento poítico, gremial, para mejorar situaciones del gremio de los toreros.

Nació Eduardo Antich en La Victoria, estado Aragua. Fue en el año de 1929, año de profundas crisis económicas en el mundo. Era La Victoria de entonces, la ciudad en la que el coronel Gonzalo Gómez Bello desarrollaba la práctica y la competencia del beisbol. El coronel Gonzalo tenía ambiciosos proyectos que contrastaban por  aquellos días con la situación económica del mundo. Uno de ellos era la fundación del histórico Águilas del Concordia, que sería el mejor equipo de beisbol que haya representado a Venezuela en la pelota en el exterior, y el otro era sembrar la tauromaquia construyendo una cómoda plaza de toros, fundando ganaderías de media casta y contratando auténticas figuras del toreo para los espectáculos que organizó en el Nuevo Circo de La Victoria.

 Eduardo Antich (1929-1988) su presentación como novillero profesional fue en su plaza de La Victoria, en octubre de 1946, cuando vistió su primer traje de luces. Se montó en la ola de estímulo y de entusiasmo taurinos que significó la Temporada Monstruo Maracay que organizó don Andrés Gago, presentando a Manuel Rodríguez Manolete con su archirrival Carlos Arruza, con toros de Guayabita.

 De aquella temporada en adelante, al rescatar la Maestranza del Calicanto y animar la formación de una Escuela Taurina en la que los hermanos Gómez Núñez para su fundación habían depositado en manos de¡ matador Pedro Pineda. Eduardo Antich debutó en Caracas, Nuevo Circo junto a Antonio Aragón “Niño del Hospicio”, novillero para la época que despetaba pasiones entre los caraqueños, y el colombiano Jorge Jiménez. Era julio y la presentación de Antich con una novillada de Banco Largo. Fue, insistimos, una época estimulada por las corridas de Manolete y Arruza en Maracay con el torero histórico de Caracas, Julio Mendoza representando a Venezuela. Además de haber animado a Antich, se descubrieron toreros como los hermanos Martínez, Oscar y Ricardo, el valenciano Alí Gómez, Fernando Herrera, El Molinero… Alguno llegaron y otros se bajaron del tren. Antich, apoyado por su padre y por su hermanos Simón siguió el camino de su formación.

Viajó a México, donde le apoderaría el famoso Don José Jiménez Lapatí. “Don Difi”, periodista poderoso como el que más, entre su legado dejó letras engarzadas como aquellas que tituló “Elogio del Espectador Taurino” en las que define o encasilla a algunos de los diferentes tipos de espectadores que acuden a las plazas de toros. Arturo López Negrete, “Bardo de la Taurina” cuenta que Don Difi era el verdadero demonio que arribó al infierno de los vivos al alimón con el siglo pasado y habitaba en la llamada ‘Casa del Ogro’ en la calle de Pino a la que hizo famosa por su presencia y porque por ella desfilaron todos aquellos que tuvieron que ver con la torería del México de las figuras macizas. Eduardo Antich se presentó en la Monumental Plaza México con el novillo “Aclamado”, 382 kilos, de “Chinampas”. Era su experiencia limitada en exceso. Lo mismo que la experiencia de entonces entre los toreros venezolanos, Éramos un país con dos plazas y media de toros: Nuevo Circo, Maracay y Arenas de Valencia y una ganadería en plenitud de desintegración. Antes de viajar había toreado unas pocas novilladas con toros criollos por los alrededores de Villa de Cura y La Victoria. En México gracias a Don Difi fue a unos pocos tentaderos en tierras de Tlaxcala. El 13 de junio de 1948 fue a la Plaza México, la primera vez que Eduardo toreó con picadores. Sus alternantes fueron los experimentados Ramón López, que de novillero cortó dos rabos en la México, y Jorge Aguilar “El Ranchero” una de las figuras más importantes del México taurino. Lo dos toreros, nacidos en la ganadería de Piedras Negras.

Matador de toros de Colmenar Viejo, Madrid, 
de manos de Curro Caro el 28 de agosto de 1950 

 Durante el verano de 1949 viajó a Europa e hizo su debut en Francia, en Marsella el 19 de junio de 1949 junto a Conchita Cintrón, Fernando Lara “Larita” y Gabino Aguilar. De Francia, por la cercanía, pasó a Barcelona donde lidió novillos del Conde de Tres Palacios el 12 de junio de 1949 junto a Antonio Torrecillas y Joaquín Atasio Orea “Quinito”. Su presentación en la Monumental de Madrid, la plaza de Las Ventas fue el 31 de julio de 1949. Es Antich en el escalafón histórico de los toreros venezolanos el despues de Julio Mendoza, Diamante Negro, Ali Gómez. Se presentó en Madrid antes que Oscar Martínez, Joselito Torres, César Girón, Evelio Yepes y César Faraco… Sus alternantes en Madrid fueron Eduardo Barajas y Antonio Bamala con el novillo: “Presumido”, número 78, 442 kilos, del Vizconde de Garcigrande. Animado por su campaña por ruedos españoles tomó la alternativa de matador de toros de Colmenar Viejo, Madrid, de manos de Curro Caro el 28 de agosto de 1950 con el toro “Beato” de Cándido García. Eduardo Antich ya matador de toros debutó en Caracas el 3 de diciembre de 1950 clon toros de Guayabita, alternando con Manolo Navarro y Oscar Martínez Natera. Dos toreros de muy buen cartel entre los capitalinos. 
Como matador de toros nos contaba el lamentablemente desaparecido y gran aficionado Eduardo Soto Alvarez, que Antich toreó en Tovar y dejó sabor de buen torear y que aquella temporada del año 50 se presentó en el Nuevo Circo de Caracas, en la Maestranza de Maracay y en Las Arenas de Valencia que eran nuestras tres plazas importantes. En México el toero de La Victoria se presentó como matador de toros en Veracruz el 25 de julio de 1954 Veracruz mano a mano con Anselmo Liceaga. También toreó en Cuernavaca. La última actuación de Antich en Maracay fue el 4 de diciembre de 1960. Una mansada horrible de Guayabita. Sus alternantes Evalio Yepes, que se había ganado el puesto al grillar en un quite por gaoneras a un toro de Mimiahuapan conrespondtente a Luis Miguel Dominguín que toreaba mano a mano con Curro Girón. El tercer espada en el adios Maracay de Antich fue Joselito Torres junto a quien también actuaría la tarde de su adios a la profesión en Arenas de Valencia, con toros criollos y rematando el cartel Alí Gómez. Fue la tarde del 2 de julio de 1961. Habiéndole dado mucha categoría a la Asociación de Matadores de Toros y Novillos César y Curro Girón junto al abogado Luis Troconis los toreros venezolanos gracias a los acuerdos y convenios se lograron las mejores relaciones con México y España. Basta ver cuántos venezolanos toreaban por aquellas plazas, cuando en Venezuela apenas existían dos plazas de toros y una sola ganadería de reses bravas. Más adelante, en el tiempo el doctor Luis Troconis y el matador de toros Alí Gómez, siempre respaldados por los hermanos César, Rafael, Curro y Efraín Girón le dieron la mayor jerarquía que jamás haya tenido la Asociación de Matadores. Eran aquellos días de enfrentamiento contra los grupos de subalternos que lideró en su momento Gregorio Quijano Sanmiguel, banderilleros y picadores que se oponían al empresario Manolo Chopera, que ampliaba su dominio desde Lima hasta Tijuana, con Bogotá, Caracas y México por medio. Luego, después de Alí Gómez, vino Eduardo Antich Ramos que le dio mucha categoría al gremio, apoyado por Sergio Flores y Rafael Cavalieri en el liderazgo de los subalternos, entre otros. Después de ellos, la debacle. Quienes vestían de profesionales se convirtieron en activistas políticos, como fue el caso de Luis de Aragua y del propio Iván Rodríguez que las organizaciones gremiales capitaneadas por el novillero Leonardo Varela y el banderilleros Gerson Guerrero, apoyados por un grupete de espadas anónimos, carentes de dignidad en el ejercicio de su profesión, que sin conciencia ni recato han sumergido al toreo nacional en la ignominia y la esterilidad.
 Han sido los propios toreros los que condujeron a la grey torera por tortuosas veredas, que la llevaron hasta las manos de quienes ahora mal conducen su destino de un gremio desaparecido, igual que ocurre con la Union de Subalternos y la que un día fuera flamante Asociación de Criadores de Toros de Lidia… Temas para conversar más adelante, temas que concluyen en la vía de la desaparición de los toros en Venezuela.

 Eduardo Antich murió en Maracay (Aragua), el 13 de julio de 1988. Lo recuerdo con afecto, por su caballerodidad. Fue respetado por los toreros a quienes condujo por los mejores senderos de su agruopación durante el tiempo que lideró la Asociación de Matadores de Toro, Novilleros y Afines.

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