domingo, 29 de noviembre de 2020

JUAN PABLO SÁNCHEZ Y JERÓNIMO EN LA DEHESA DE ESPÍRITU SANTO Por Adiel Armando Bolio

 


La ganadera Paulina Gordoa y sus hijos Pablo y Álvaro Labastida fueron anfitriones para los matadores de toros Jerónimo, quien fuera poderdante de Pablo Labastida y Juan Pablo Sánchez  participaron con Ignacio Garibay en el Festival  "Toros, Campo y Amigos" en la ganadería de Espíritu Santo

  

ADIEL ARMANDO BOLIO 

 

El reciente sábado, en una tarde agradable y de gran interés, se celebró un especial festival taurino bajo el nombre de “Toros, Campo, Amigos” en la dehesa de Espíritu Santo, donde su propietaria doña Paulina Gordoa y sus hijos Pablo y Álvaro Labastida, abrieron las puertas de dicha casa ganadera, ubicada en la Ex Hacienda de Santo Domingo y dentro de la localidad potosina de Santa María del Río, según lo informa nuestro colega y amigo Emilio Méndez. 

Este festejo, sin duda, fue organizado con mucha afición y pasión, mismo en el que los valores y conceptos de don Pablo Labastida (q.e.p.d.) estuvieron presentes durante el evento que tuvo una muy buena entrada y cumpliendo con todas las medidas sanitarias que amerita la época tan difícil que se vive en la plaza de tienta “Gonzalo Saavedra” y en la que el inigualable temple del espada acalitense Juan Pablo Sánchez sobresalió de verdad. 

El primer astado de la tarde, llamado “Arlequín”, apunta Emilio, le correspondió al guanajuatense Francisco Martínez, quien dejó algunos detalles de capa para iniciar su labor en este ejemplar que fue complicado e incierto. Puso banderillas con alegría el de San Miguel de Allende, quien se sufrió una fea voltereta al poner el tercer par, afortunadamente sin consecuencias. Ya con la muleta, con entrega y disposición estuvo Martínez con su complicado oponente obteniendo algunos muletazos de mucho mérito y en la que de nuevo se llevó un arropón. Con vergüenza torera culminó su actuación de estocada y descabello para ser aplaudido. 

Siguió el turno de Juan Pablo Sánchez, con “Ojos Brujos”, saludando con capotazos de tanteo y una buena revolera. El toro mostró su calidad y bravura en el caballo. Ya con la muleta, Juan Pablo inició doblándose con inteligencia para llevar al cárdeno hasta los medios estructurando una faena que fue a más. Dos tandas por la derecha con ritmo y profundidad al que le siguieron templados naturales que calaron en el tendido. Temple, pero, sobre todo, empaque fueron la base de la faena que tuvo detalles muy toreros en los remates, culminando con una estocada en buen sitio para recibir dos merecidas orejas. 

“Nazareno” fue el tercero de la tarde, al que saludó el poblano Jerónimo con un vistoso lance y al que le siguieron verónicas artísticas que fueron pinceladas con ese sello especial del sentimiento del torero, quien con la muleta a este ejemplar con clase le fue cuajando una faena en la que destapó el frasco de las esencias, dejando muletazos largos y con esa personalidad que lo caracteriza. Culminó la obra de arte con detalles muy toreros y una estocada en buen sitio para recibir una oreja de peso. Cabe mencionar que emotivo fue el brindis a la ganadera anfitriona doña Paulina y sus hijos por el esfuerzo y afición para organizar este festejo y a quienes asistieron. 

Cerró el festejo, el ejemplar de nombre “Serranito”, señala Emilio, el cual le correspondió al mexiqueño Ignacio Garibay, quien lució de capa, muy a su estilo, con verónicas y un remate que emocionaron. El ejemplar empujó fuerte en el peto. Ya con la muleta, Garibay se enfrentó a un toro que no fue nada fácil, derrotando y siendo incierto. Aun así, a base de raza, pero, sobre todo, con oficio, Ignacio se impuso, estando por encima de su oponente y logrando muletazos de mucho mérito. Al final, estocada en buen sitio para pasear un apéndice. 


Jerónimo, lo más puro mexicano en su interpretación del toreo
  

FICHA 

Plaza de tienta “Gonzalo Saavedra” de la ganadería de Espíritu Santo, ubicada en Santa María del Río, San Luis Potosí. Cuatro ejemplares de Espíritu Santo, siendo variados en su juego, destacando los lidiados en segundo y tercer lugares. Ignacio Garibay: Una oreja. Jerónimo: Dos orejas. Juan Pablo Sánchez: Dos orejas. Francisco Martínez: Palmas.


RAFAEL ORTEGA QUIERE 

LLEGAR A LAS MIL CORRIDAS



 

De momento, el tlaxcalteca se ocupa como diputado local y empresario taurino, teniendo en puerta los festejos Guadalupanos en Huamantla 

 

ADIEL ARMANDO BOLIO 

 

Durante la plática que sostuvimos a mitad de esta semana con el destacado matador de toros tlaxcalteca, diputado local y ahora empresario taurino, Rafael Ortega Blancas, sobre los festejos que dará en diciembre próximo en el coso “La Taurina” de Huamantla y de la remodelación de la plaza para ello, de lo que inclusive ya dimos cuenta, también en la charla tocamos el tema de su continuidad como diestro activo y al respecto nos confesó que lo único que le falta por cumplir, como torero, es llegar a ser milenario. 

“En lo personal, soy muy respetuoso de la Fiesta de los Toros y, sobre todo, de la imagen que representa ser un torero, por lo que, en ese sentido, cuando tenga la oportunidad de hacerlo y que las circunstancias me lo permitan, me encargaré de cumplir eso que me hace falta, ser un espada milenario y con ello sellar mi trayectoria”, confesó Rafael. 

¿Qué te falta entonces para lograr ese objetivo? 

“Quienes llevan estadísticas, algo inusual en la Fiesta Brava, saben que hasta ahora llevo toreadas 984 corridas, es decir, que tan solo me faltan 16 para llegar a las mil y ello me encantaría y así pertenecer a ese selecto grupo de matadores de mexicanos milenarios. Todavía me siento fuerte para ello y sé que lo voy a lograr”. 

Hay que recordar que Rafael Ortega no se viste de luces desde el 16 de septiembre de 2018, cuando en el coso “El Relicario” de Puebla cortó una oreja a ganado de Guanamé y alternando con Uriel Moreno “El Zapata”, además del rejoneador Cuauhtémoc Ayala. Y es que Rafael ha tenido que utilizar buena parte de su tiempo para incursionar de manera sobresaliente dentro del nada fácil ambiente de la política. 

Todavía se recuerda que, tras haber anunciado su retiro de los ruedos en 2013 y ese año hacer campaña de adiós llegando a hacerlo incluso en la Monumental Plaza México durante la novena corrida de la temporada, el 15 de diciembre, cortándole las orejas y el rabo al toro “Ferruco” de Los Cues; en septiembre de 2014, por medio de un comunicado, Ortega Blancas hizo saber que en definitiva no se retiraba y que seguiría vistiendo de luces. 

Y de ese documento rescatamos precisamente la parte final en la que Rafael Ortega apunta lo siguiente “He tomado esta decisión de continuar con mi carrera de torero porque me siento más vivo que nunca. A los toreros el único que nos puede quitar de esta vida es el toro. Dios nos permite vivir sólo una vez y creo que hay que vivir haciendo lo que más nos gusta. Gracias a todos por su comprensión y seguimos adelante”. 

De tal declaración han pasado ya seis años y tras la reciente plática que tuvimos con Rafael Ortega nos dimos cuenta que, a sus 50 años de edad, sigue siendo el mismo, con la misma vocación e idea torera, sobre todo, evidenciando mucha firmeza en su mentalidad. 

Así que cuando está por cumplir 30 años de alternativa, misma que tomó Ortega en el coso “El Relicario” de Puebla, el 23 de diciembre de 1990, de manos de Manolo Arruza y ante la presencia de David Silveti, con el toro “Brillantito” de Reyes Huerta, está a tan solo 16 compromisos formales para adherirse a ese grupo de matadores de milenarios en el que figuran Manolo Martínez, Eloy Cavazos, Antonio Lomelín, Curro Rivera, Mariano Ramos, Miguel Espinosa “Armillita Chico”, Jorge Gutiérrez y Eulalio López “Zotoluco”, además de Manolo Mejía, quien se quedó rozando esa marca. 

Mucha suerte entonces le deseamos a Rafael Ortega como político, como empresario taurino y, por supuesto, como torero en esta otra fase de su carrera que es la de llegar a las mil corridas, lo cual podría darse en el trascurso de la próxima temporada 2021, siempre y cuando se den las condiciones sanitarias para lograr la meta. ¡Enhorabuena y suerte matador! 


 

DATO 

Luego de su más reciente compromiso formal en septiembre de 2018, en Puebla, Rafael Ortega suma en 30 años de doctorado 984 corridas toreadas 


TENTADERO EN TORRECILLA 

 

De ello se encargaron los matadores Jorge Mora, Gerardo Adame y Ángel Espinoza “Platerito”, además de novilleros como Neyra y Carim 

 

ADIEL ARMANDO BOLIO 

 

En el rancho El Sauz, donde se encuentra enclavada la ganadería de Torrecilla, casa de la divisa en verde y blanco, propiedad de don Sergio Bonilla Gómez, vecino del municipio de Saín Alto, Zacatecas, el reciente jueves 26 del mes en curso se llevaron a cabo arduas labores de tienta. 

De esta manera, ante la presencia especial del ganadero tlaxcalteca don Germán Mercado Lamm, quien suena como candidato a la presidencia de la Asociación Nacional de Criadores de Toros de Lidia para cuando se lleve a efecto la asamblea de la agrupación en enero próximo, se probaron ocho vacas que sirvieron de mucho a los espadas que fungieron como tentadores. 

Los matadores encargados de ello fueron el espada en retiro aquicalidense Jorge Mora y los activos, el también aguascalentense Gerardo Adame y el zacatecano Ángel Espinoza “Platerito”, además de los novilleros, el duranguense Eduardo Neyra y el zacatecano César Carim. Todos ellos se dieron gusto poniendo a tono sus respectivas formas de entender y realizar el toreo. La jornada fue larga, pero a la vez fructífera para los involucrados

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