domingo, 15 de julio de 2018

CRÓNICA DE JORGE ARTURO DÍAZ REYES 10a DE SAN FERMÍN

 


Miuras de antaño y hogaño

Rubén Pinar cumple destacada labor, siendo ovacionado y dando vuelta al ruedo tras petición de oreja. Pepe Moral, saluda y Rafaelillo se va silenciado. El encierro exigió al máximo. 
Ruben Pinar se desplanta con el quinto de miura
Cinco de Miura y un zambombo cuarto de Fuente Ymbro. Cuatreños todos, agalgados, caballunos de alzada y fuertemente armados, los primeros, hicieron un conjunto de 593 kilos promedio. El talante astuto y el instinto cazador de la familia, crearon la esperada tensión en la tarde. Pero también avalaron mucho lo que se les hizo por la cara. Y se pregunta uno, si así jugó la juvenil, qué tal que hubiese venido la de mayores, con un año más de crianza, las respectivas arrobas más y el uso de razón adquirido. Ni me lo imagino. 

Rubén Pinar, sobresalió. Situado, pudiente, recursivo, sereno afrontó la batalla con la claridad mental y el animo de un profesional idóneo y honesto. Bien a la verónica, saludando el abanto ataque del segundo, que fue pareado lujosamente por Ángel Otero y Miguel Martínez. Castigó al bronco que hizo buches con las dos duras varas de Daniel López ¿Por qué no la tercera? Cinco doblones bajos de los cuales volvió defensivo, revoltoso y buscador. Nada de nervios. Hasta le alcanzó a enjaretar el albaceteño dos tandas de cuatro derechas y el de pecho. Luego, no había de otra, al reverendo unipase contra la brutalidad. Sepulta el acero adelante y saluda una justa ovación al mérito.

Después de matar el quinto le pidieron la oreja. Qué se la iban a dar. La presidencia estaba ejercida por Don Aritz Romero Ruiz, concejal de partido Bildu, y bien se sabe lo que opina esa colectividad de la fiesta y de España en general. Bueno, nadie se hizo mala sangre y la vuelta al ruedo fue feliz. Se la ganó a ley. Jugándose las tripas. Echándose encima la cabezota y los 605 kilos del cárdeno, y exprimiendo hasta el último envite de su dura pelea. La estocada tumbó, se levantó se resistió, sonó el aviso y el descabello fulminó. Quizá de allí se prendió la negativa. Sin embargo Pinar hoy dió una prueba de gran solidez en condiciones de muy alta dificultad. Otra más de muchas.

Pepe Moral, es un hombre que parece haber nacido para transitar por los caminos del arte y al que la vida, que no siempre nos pone donde queremos, ha lanzado por el sendero de espinas. En el que el no querer traicionar su vocación le pone y expone a mayores afugias. El saludo capotero, templado y lento al tercero, fue lo más bonito de la hirsuta tarde. Cinco verónicas, media y revolera. Y además cuatro chicuelinas galleadas con larga vistosa para poner en suerte de varas ¡Ole! Carbonell no le pego lo suficiente. Pegajoso y andariego sin pausa no dio tregua y la cantidad de pases y pases por todos los terrenos carecieron del primer tiempo del toreo; el parar; de donde nacen el templar y el mandar. Así hasta la estocada y el saludo del extenuado torero. El castaño sexto resumió todas las avilanteces de sus hermanos y aquí la lidia fue un ejercicio de sobrevivencia, sin posibilidades artísticas. Medio bajonazo y un fierrazo hondo de recurso, no embellecieron la cosa que terminó a pitos. La cosa y la feria.

Rafaelillo, el de los miuras. Tuvo uno, el primero. El otro, grandote, fue de Fuente Ymbro.  El uno le desarmó tres veces en una riña por el mando, el sitio y el trapo. El pequeño murciano, que hace ver más grandes de lo que son los animalotes que se ha especializado en domeñar, sacó el manual hoy. Con los dos, y tuvo éxito en salir indemne, pero no en imponerles gobierno. Y no fue por falta de ganas ni de esfuerzo. Fue quizás porque no estaba en su día. 

Liquidó el primer pleito con tres cuartos de espada en sitio, que pudieron ser pinchazo pero que aguanto a lo macho hasta hundirlos. No cayó, falló cinco veces con la cruceta, lo dicho, no estaba en su día, y todo el trabajo y riesgo se perdieron. El cuarto, enorme, se movía muy poco. Le hizo de todo, de pie y de rodillas sin lograrlo mover ni conmover la grada. Le dio en hueso con la espada y luego se la puso completa. Silencio y silencio.

Quienes reniegan porque los miuras, monumento vivo a la historia del toreo y reclamo permanente de que todo toro tiene su lidia, deben embestir como pastueños y dejarse abusar, están en una afición equivocada. Deberían probar con las damas chinas. No harán falta. Hoy la plaza estaba de bote en bote.  


Pamplona. Sábado14 de julio. 10ª de San Fermín. Lleno absoluto. Sol y calor. Cinco toros de Miuracuatreños, en tipo de la ganadería con 588 kilos promedio, muy defensivos y uno el 4º de FuenteYmbro, también cuatreño de 620 kilos con poca raza y movilidad. 
Rafaelillo, silencio y silencio.
Rubén Pinar, saludo y vuelta tras petición.
Pepe Moralsaludo y pitos.
Incidencias: Ángel Otero y Miguel Martínez saludaron tras parear al 4º

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