“EL CALIFA DE ARAGUA”: «Tengo mucha ilusión de volver a Venezuela»

Hassan Rodríguez “El Califa de Aragua” ve luz en el largo túnel






RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ

Viene de familia taurina. Sus tíos fueron los hermanos Carlos e Iván Rodríguez Vázquez, máximos exponentes de la cantera taurina de Aragua en la década de los `70 y `80. Tanto fue su peso en el firmamento taurino nacional que Carlos Rodríguez, quien se apodaba en los carteles como “El Mito” se le reverenciaba como “el maestrico”.

Y no pudo ser de otra manera que por sus venas corriera sangre torera aragüeña, que se acompaña de sangre árabe. Su nombre es Hassan, pero en los carteles gusta que le llamen “El Califa de Aragua” y así se le llamará quien desde poco menos de un lustro viene haciéndose torero por afición y vocación en arenas españolas. No ha sido fácil el camino. Mucho menos se le ha regalado nada. Todo lo conseguido lo ha sido a base de constancia, disciplina y mucha entereza para aguantar “la mecha” de lo que implica hacerse torero en estos momentos tan convulsos para el toreo en general.

Hassan Rodríguez “El Califa de Aragua” ve luz en el largo túnel que le ha acompañado todos estos años en las que ha militado el escalafón de novillero. Se puede decir que ha apostado fuerte desde un principio y es actualmente el máximo exponente del toreo venezolano en arenas ibéricas, a razón de presencia en plazas de suma importancia como Madrid o ruedos de difícil compromiso como los que suelen denominarse a los que engloban lo que los taurinos llamamos “El Valle del Terror”. En ellos se ha fajado Hassan a tal punto de lograr rodaje, experiencia y renombre de cara al aficionado en general.

Y todo esto ha valido para que en la feria “de las alternativas” como desde ya se le denominará a la Feria del Sol 2012, su nombre para los Hermanos –y no de la caridad- Rodríguez Jáuregui esté en la plantilla de toreros a tomar en cuenta en el abono a escenificarse en febrero próximo. El hecho es de su doctorado en la venidera edición ferial emeritense, donde así mismo se mencionan las del espada merideño Jonathan Guillen y el jinete Francisco Javier Rodríguez.

Llega en su mejor momento esta noticia. A falta de conocer cartel, la ilusión exuda expectación y optimismo, así como también satisfacción por haber sido reconocido en tierras andinas todo el esfuerzo que ha hecho estos años de lucha permanente, tanto dentro como fuera del toro.

«De verdad que me siento muy agradecido con la oportunidad de los empresarios ejidenses, el darme la alternativa en una plaza tan bella y torerista como la de Mérida. Las conversaciones se dieron de una forma muy cordial y fluida, y al final, se ha logrado el objetivo, como es el de arrancar el 2012 con la borla de matador de toros», así se expresa al otro lado del hilo telefónico el coleta de Maracay, quien a pesar de haber culminado temporada española, no ha perdido contacto con el toro, quedándose en España donde en estos momentos realiza intensas faenas de campo, en numerosas ganaderías que le han abierto las puertas para su formación.

«Estos días he tentado en la ganadería de Gerardo Ortega, en la población onubense de Santa Olalla, al lado del matador Gabriel Picazo, donde pude comprobar que estoy a punto para la responsabilidad que implica dar el salto al escalafón mayor. Igualmente estuve en Los Espartales, en la localidad extremeña de Valverde de Leganés, y así como estas, otras más que he tenido la ocasión de tentar, caso de Hernández Plá, Victorino Martin, Miura, Partido de Resina, entre otras vacadas…»

«Tengo mucha ilusión de volver a Venezuela. Lo hare sabiendo que la afición y en especial la de mi tierra de Maracay, será consciente de contar con un torero ambicioso, preparado mental, físico y técnicamente para el gran reto que supone vestirse de luces como matador de toros», finaliza el joven espada venezolano, quien ha correspondido llevar el tricolor patrio en las ultimas temporadas en las más importantes plazas de toros de la geografía española y francesa, donde sumó con picadores 6 novilladas, con el corte de 6 orejas, de la que se suma la docena de festejos menores.