Los ganaderos salmantinos se quejan de las «exigencias sanitarias»
Los patasblancas, en su entorno natural, la dehesa. La de Cobaleda due la ganadería que una tarde le abrió la Puerta Grande de Madrid a Morenito de Maracay y con los toros de Galache fueron muchos los triunfos de El Cordobés en su revolucionaria carrera
ABC/
CIUDAD RODRIGO (SALAMANCA)
Muchos ganaderos de lidia de Salamanca, como los herederos de Francisco Galache en la dehesa Campocerrado o Arturo Cobaleda en San Pedro de Rozados, han alertado del riesgo de desaparición que para encastes como los de Urcola y Vega-Villar -gestados a principios del siglo XX- implican las exigencias sanitarias de la UE unidas a la crisis económica.
«Parece mentira que haya ganaderías de lidia en peligro de extinción y que la Junta de Castilla y León no se dé cuenta del daño que está haciendo. Como sigan así van a acabar con encastes que ya están en vías de extinción», aseguró con rotundidad el ganadero Paco Galache, en cuya finca aún pastan los afamados Vega-Villar y una veintena de maltrechas vacas de procedencia Urcola.
El problema se llama Gamma Interferol, una prueba en sangre relacionada con el sistema inmunitario del animal que, si da positivo, conlleva el sacrificio de la res brava. Esta prueba, asociada a la detección de tuberculosis, «no es fiable», asegura Galache, ya que da pie a lo que llaman «falsos positivos» y, por tanto, «no se está aplicando correctamente».
El Gamma Interferol es el caballo de batalla no sólo de Galache, sino de otros históricos como Arturo Cobaleda, el criador de San Pedro de Rozados y dueño de la ganadería de Barcial (los afamados patasblancas) o de los coquilla de Juan Sánchez Fabrés, que desde hace más de dos años tiene serios problemas para preservar este encaste debido a los numerosos positivos de tuberculosis.
A causa de este mismo problema también lo están pasando muy mal los herederos de la ganadería de Juan Luis Fraile para mantener los santacolomas (línea Gracialiano pérez Tabernero).
Los criadores de bravo insisten en que, además del problema de la cantidad ingente de sacrificios, otro de los mayores inconvenientes radica en las numerosas restricciones en el movimiento de ganado, ya que al dar positivo en las pruebas no disponen de la conocida como Carta Verde Sanitaria.
Jesús Cobaleda, hijo de Arturo Cobaleda y uno de los responsables del hierro de Barcial, manifestó a Efe que en las últimas semanas ha tenido que rechazar la propuesta de llevar a las zonas toristas de Francia una corrida y una novillada. «Me han pedido toros para Vic-Fezensac, el lugar más torista del mundo, y no he podido porque sin Carta Verde no los puedo llevar», explicó.
Esto ha provocado que para la próxima temporada Barcial tenga 42 novillos y 14 toros, todos de encaste Vega-Villar que, si la Carta Verde no lo arregla, se utilizarán para festejos de calle como encierros, capeas y sueltas de animales.
Paco Galache mantiene 20 vacas y un semental de encaste Urcola, «a modo de reserva, para que no desaparezca», aunque reconoce que «esto está acabado, ya que la consanguineidad es muy alta».
Además, Galache es uno de los cinco ganaderos españoles, junto a Arturo Cobaleda, que mantiene la estirpe Vega-Villar.
Mientras tanto, Paco Galache insiste en que los ganaderos están «peor que mal» y que mucho ya se ha perdido, como el encaste Contreras de Casablanca de Abajo, una ganadería fechada en 1943 y asentada en Forfoleda (Salamanca).
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