Información y Opinión Taurina de Venezuela para el Mundo, por el periodista y crítico taurino venezolano Víctor José López "EL VITO"
lunes, 14 de febrero de 2011
TALAVANTE COMBINA EL ARTE CON EL INGENIO Y ENAMORA LA MONUMENTAL PLAZA MÉXICO
Rodolfo Ramírez/ Toroestoro.com Tras dos faenas interesantes Alejandro Talavante consiguió la puerta grande en la Plaza México, los toreros mexicanos se van en blanco.
Ante una entrada que supera los 6.000 aficionados se lidió un encierro presentado de la ganadería de La Estancia, que en general fueron descastados y sosos.
Rafael Ortega: Silencio en su lote.
Alejandro Talavante: Oreja y oreja
Juan Chávez: Silencio y pitos.
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Dos faenas con ingenio y llenas de arte desenvolvió el español Alejandro Talavante, quien al igual que sus compañeros no tuvo materia prima para llegar a lo sublime, pero su imaginación, creatividad conjugados con estilo propio, oficio depurado, poder del domino de los tiempos, conocedor de las distancias del terreno y pensando en la cara del toro, llegó hondo a la gente quienes exigieron la oreja de su primer toro y cuando rubricó la faena con el segundo de su lote con un estoconazo hasta los gavilanes, el respetable pidió al juez otorgara otro apéndice más.
De esta manera Talavante ganó con honor ser paseado a hombros y abrir así la puerta grande del coso Monumental de México.
El diestro tlaxcalteca Rafael Ortega que había pospuesto por una fractura su actuación en esta temporada, pechó con los peores toros, sin embargo con disposición banderilleó a los dos toros, la descastada bravura de los bureles de La Estancia le limitaron para que Ortega redondeara una decorosa labor. Por eso su presentación fue silenciada.
Juanito Chávez no le pudimos ver ningún avance en su tauromaquia, era la segunda oportunidad en este serial, sin embargo la falta de mando, de conocimiento en las distancias y la notable falta de sitio, hicieron que el michoacano anduviera navegando en la incomprensión. Tengo que decir que tampoco tuvo bureles a modo, pero también careció de cosas esenciales como carisma y transmisión.
A pesar de que los toros de La Estancia, provenientes de la vacada de don Alejandro Martínez Vértiz tuvieron atractiva estampa y presentación, quedaron a deber en cuanto a juego, pues entre la sosería, el descastamiento y la mansedumbre, se vinieron abajo las esperanzas que tenían los aficionados en este encierro.
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