Artículo de opinión de C.R.V.
Nunca América estuvo lejos tan lejos. Nunca cada país y dentro de cada país, cada ciudad y cada plaza, han estado tan alejados todos y todas entre sí. Potencialmente, el toreo tiene una capacidad global que pocos espectáculos o actividades tienen. Ahí es nada, tener presencia social y afecto en tantos países de Europa y América. Pero, de la misma forma que países y continentes organiza calendarios, reuniones, planificaciones favorables a todos ellos. El país rico en fútbol invierte en el mercado de un país sin futbol. Las compañas de cine globalizan su marca en producciones planificadas en países y continentes distintos. Mientras tanto, en el toreo, el toro de Colombia ya no sabe que hay un toro en Extremadura, ni la vaca extremeña sabe que existe un pariente en el estado mexicano de Guanajuato.
Usemos el talento. Y el talento no es otra cosa que seguir pensando sólo un minuto más que los demás. Un minuto después de que cada cual haya cerrado su corrida, su feria, su contrato y aguarde a la suerte y rece para que las cuentas salgan. En ese minuto más, en el tiempo empleado para leer este artículo, nos daremos cuenta de que ser apoderado no es sólo apoderar los intereses de un torero. Que ser empresario no sólo es serlo de su plaza. Que ser ganadero no es solo serlo de su ganadería y que ser periodista no es solo serlo de su ciudad o país. O comenzamos a serlo fuera de nuestro micro mundo, de nuestro interés, fuera de nuestro pequeño chalet de clase media venida a menos, o el toreo se nos jode definitivamente. Pongo ejemplos.
Leo Valadez ha hecho una temporada que, hace apenas cinco o siete años, le habría valido para reventar México. Mover de forma fuerte la taquilla. Mucho más siendo apoderado por quien lo apodera. Pues no va a ser así. Isaac Fonseca, hace el mismo tiempo, habría sido sensación en México, pero le va a costar porque ya las cosas cambiaron por aislamiento. Primero fue «lo mexicano» lo que apenas importó en España, y ahora es lo de «aquí» lo que ya no tiene relevancia, eco, importancia «allá». De tal forma, que la ilusión de los públicos, las esperanzas, las demandas, el runrún… ,es decir, el negocio, señores, decrece. Porque pasión, esperanza y demás cuestiones vitales, son negocio. Negocio señores.
Pero entre todos hemos aislado a esa pasión. Cada ciudad se aísla, cada corrida importa así misma. Y se hacen con los mismos propósitos y estrategias de hace doscientos años. Nos hemos impuesto un aislamiento, una especie de bloqueo. Y nos hemos convencido que a una ciudad solo le compete y le importa «su» feria, y así a la otra y así a la siguiente. Y así en un país y al otro. Convencidos de que en un país importa el toreo para ese país y solo en ese país y no en el resto. Bien. Hemos hecho de lo global, de nuestra potencia global, un miro reino de taifas, una cartografía de compartimentos aislados sin orden, calendario, estructura, análisis conjunto.
Otro ejemplo: se abre el mercado del toro México /España y se hace en silencio, por negocio, casi a hurtadillas, a ver quien compre, quien vende, quien gana, quien gana más. Un mercado de exportación cerrado con candado dese hace décadas y se hace entre bastidores, como si se exportara cocaína en vez de toros. Nadie habla, explica, coordina, mira y analiza las mejoras genéticas o el futuro. Se abre la frontera para que el que tenga lana compre en España y punto. No se hace una reflexión de qué es lo que necesita la tauromaquia y la ganadería en México. Reflexiona el bolsillo, el dinero. Y ese, de reflexión, tiene muy poco. Entre otras cosas porque los ricos que vienen al toro son muy, pero que muy listos en aquello que se hicieron ricos, pero muy, pero que muy pendejos en lo que no es lo suyo. El toreo y el toro.
De todos los recursos del toreo, de todos en suma global, de los millones y millones de euros, apenas un 1% de dedica a promoción, a mensajear, a comunicar. ¿Quién sabe que hay toros en Irapuato o en Texcoco o en un lugar de Perú o en aquella ciudad o país? La endogamia profesional y el friki aficionado de las RRSS. ¿Cómo vamos a pretender entonces que el toreo de cada una de esas ciudades o países tenga repercusión en el otro? Y lo peor de todo es que no se dan cuenta, los que apoderan, crían, hablan y organizan, que eso es la base de su negocio. Sinceramente, creo que estamos ante la más pésima generación de todos ellos. Lo creo sinceramente y asumo mi parte de responsabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario