lunes, 29 de agosto de 2022

TORMENTOSO CIERRE DE BILBAO CON UNA INFUMABLE MIURADA por Zabala de La Serna

 

López Chavez hace creer que es posible lo imposible



No da la medida ni en presentación y complica la vida de los toreros, muy por encima de un peligro sordo e ilidiable; un imponente y buen sobrero de La Palmosilla se quedó a mitad de camino



"El aspecto de Vista Alegre ha sido desolador en la mayoría de las tardes. Una imagen vacía y azul. La asistencia ha caído un 10%, según los datos ofrecidos por la gerente, Nerea Heppe, en El Correo (...). Nerea anuncia también 'un paquete de medidas urgentes'. Las 'medidas urgentes' vienen con un retraso de cinco años. La sangría en los últimos ocho años es de 40.000 espectadores".

El artículo -autocita- es de 2016 [La tormenta perfecta sobre Bilbao]. A sus líneas súmenle el daño de la pandemia y tendrán el triste paisaje de la paupérrima asistencia a las Corridas Generales de 2022, sobradas de fechas pero no de atractivos para rellenarlas y reiniciar el difícil camino. El "paquete urgente de medidas" habrá que retomarlo, redoblarlo o refundarlo, seis años después.

Llovía a la hora del paseíllo bajo un calor aplastante. La imagen de Vista Alegre sigue vacía, aunque ya no sea totalmente azul. No se guardó un minuto de silencio por el 75 aniversario de la muerte de Manolete. El cierre de Miura tampoco principió serio. Dos toros largos, altos, sacudidos de carnes y con unas caritas lavadas, paletonas, ridículas. Para la leyenda y para Bilbao. No humilló nunca -por encima del palillo siempre- sin maldad ni decir nada uno; el otro fue devuelto por inútil. Fue una suerte para Manuel Escribano, un hombre reconstruido de lesiones. El sobrero de La Palmosilla saltó con un cuajo monumental, hondísimo, pero sobre todo, y esto es lo importante, haciendo las cosas en el capote por abajo, apuntando categoría en su galope. Escribano lo bordó a la verónica. Cumplió el toro con creces en el caballo y Fortes lo cató con firmeza por gaoneras: seguía cogiendo los vuelos. Sus buenas notas, sin embargo, se fueron apagando en sus apretadísimos 601 kilos tras el inicio por cambiados y un par de series de derechazos larguísimos. Que siguió hasta el final dándolo todo. No duró su fondo. Quedó su nobleza sin viaje. A ME se le fue, a últimas, la mano con la espada en un bajonazo.

Abrió el colorado tercero la parte de la miurada que se metía en los 600 kilos. Más colocado de pitones. Ofreció ciertas opciones entre sus aristas por el pitón derecho -el bueno (sic)- a Jiménez Fortes, que se puso por esa mano queriéndole hacer las cosas en orden a los cánones clásicos. Por el izquierdo lo midió y lo tuvo siempre a tiro. Hizo Fortes un esfuerzo y la suerte de matar con rectitud, pero la espada se hundió caída.

López Chaves, que había resuelto con el miura inaugural con sobrado oficio y por encima de un animal tan vacuo, se encontró con un cuarto infumable. Un toraco de 646 kilos de pitones bastos como mazorcas de maíz que ya espigan. Sólo quería coger al salmantino. Que lo lidió sobre las piernas y lo mató, siendo esto ya por sí mismo toda una gesta.

La imponente anatomía del quinto traía la penca del rabo repleta de peladuras, los pitones sucios de astillas, la cabeza llena de malas ideas. Manuel Escribano se fue a esperarlo a portagayola, libró la larga y luego la batalla. Ni un resquicio de luz, un sordo ejercicio de superación.

Para cerrar la infumable y guarrona -con perdón- miurada, más que tormentosa, un tormento, o las dos cosas, apareció un cárdeno cornialto que tampoco tuvo un pase. Otra prenda de peligro sordo e ilidiable. Fortes abrevió cuando se desencadenaba un vendaval.

Adiós, Bilbao.


Ficha

Ficha

Plaza de Vista Alegre. Domingo, 28 de agosto de 2022. Última de feria. Menos de un cuarto de entrada. Toros de Miura, todos cuatreños, de pobres caras en su corpulencia; y un sobrero de , muy serio.

López Chaves, de azul azafata. Dos pinchazos y estocada (saludos). En el cuarto, estocada corta, pinchazo y estocada contraria (saludos).

Manuel Escribano, de verde botella y oro. Bajonazo (silencio). En el quinto, pinchazo y estocada (silencio)

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