lunes, 25 de julio de 2022

MORANTE, EL REMBRADNT DEL TOREO, EXPLICA EJECUTANDO, Y REALIZA EMOCIONANTE FAENA por Víctor José López EL VITO

 Viendo torear a Morante de la Puebla ayer en Santander aquel endemoniado jabonero de  Juan Pedro Domecq, me vino a la memoria, por asociación de ideas, un cuadro que hace siglos reposa en el museo de La Haya: La clase de anatomía de Rembrandt

 

Reúne el óleo un grupo de estudiantes alrededor del maestro. Atentos ante un cadáver con las entrañas  expuestas en una lección de Anatomía. Los primeros pasos de la lección de  Morante de la Puebla fue con el capote, citando cruzado y dándole salida con las manos muy altas; luego vendría la verónica, tersa y limpia, barriendo la arena llevando las manos muy bajas. 

La tesis de la cátedra se profundizaría ante los picadores, donde los choques del jabonero fueron de todo menos artísticos. No era el toro de Juan Pedro un toro artista como sería la meta de su criador, Juan Pedro Domecq. El de La Puebla lo sometió, lo hizo con un trazado inmenso templando y mandando con los engaños, prolongándose la arremetida del jabonero, que no la embestida. 

El mercurio de la medida provocada por la lección de lidia de Morante, subió por el caño del termómetro hasta índice de paroxismo… Y todo explotó en Santander por la forma y efecto de la estocada del torero de la Puebla.

¿Estamos ante un genio? No me atrevo calificarlo; pero le digo, amable lector, que estamos frente al torero más completo de la Historia contemporánea de la Tauromaquia: José Antonio Morantes de la Puebla, “El Rembrandt del Toreo”. 

 

El resto de los toros de Juan Pedro fueron repartidos  entre Diego Urdiales, soberbio a la verónica: precisa, templada y mandona; y Juan Contreras, un torero de arte y pellizco que tropezó con  el peor de los “toros artistas” de Juan Pedro Domecq.

 

 

 

 

 

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