Victorino Martín, 40 años
del único indulto en Las Ventas:
«Sabíamos que estábamos haciendo historia»
Por Gonzalo Pastrana.
Hace cuarenta años fue indultado el primer toro en la historia de Madrid. La hazaña tuvo lugar en las Ventas, con la grada llena hasta la bandera en una corrida en favor de la Asociación de la Prensa. En este concurso de ganaderías se lidiaron toros de Miura, Hernández Plá, Victorino Martín, Herederos de Salvador Guardiola, Fermín Bohórquez e Hijos de Celestino Cuadri.
A pesar del gran nivel de la corrida, todo el éxito fue para el ejemplar de Victorino Martín, Belador, que fue indultado. Inicialmente, un toro que desde su nacimiento tenía el nombre de Velador con ‘v’, pero que cuando fue a registrarse, el mayoral por un error ortográfico lo puso con ‘b’. También hay que recordar que los toros de Miura y Cuadri fueron pitados en el arrastre y los de Hernández Plá y Bohórquez consiguieron todo lo contrario, llevándose así la ovación del respetable.
Ahora, Elcierredigital.com ha hablado con Victorino Martín, el ganadero que tanto éxito cosechó aquella noche hace 40 años, consiguiendo que su toro fuese el primero que indultaban en la historia de las Ventas.
Martín ha recordado que “fue durante una corrida concurso de ganadería, por aquel entonces solo se podían indultar toros en corridas concurso”, explica. “Belador salió en tercer lugar, marcado con el número 121, con 520 kilos, fue un toro encastado, pero no fácil, no lo lidiaron bien. De hecho, tomó tres puyazos, pero el primero no lo retuvieron bien y acabo derribando al caballo que había en la puerta”, recuerda el ganadero.
“La gente pidió el indulto y se concedió, y luego el toro tardó en entrar a los corrales más de dos horas. Aquello enfrió todo de tal forma que el torero que lidió con él, que fue Ortega Cano, sufrió el enfriamiento de la gente y apenas ni lo saludaron. Fue algo duro, algo cruel, porque además en aquellos momentos era un torero emergente y aquello aparentemente le podía hacer daño, pero consiguió superarlo. Y así fue como pasó”, explica Victorino Martín.
“Imagínate la sensación que siente un ganadero al indultarse un toro suyo y más como aquel, que era algo excepcional. Fue el primer toro indultado en las Ventas, por lo que sentimos una satisfacción enorme. Ya sabíamos que estábamos haciendo historia en aquel momento”, concluye Martín.
En la crónica de aquella noche Salvador Pascual escribió sobre la actuación del indultado:
“No remata de salida en los burladeros y echa las manos por delante en el capote, saliendo suelto del mismo. Se va a las tablas persiguiendo a un peón que se refugia en el burladero cercano a la puerta de la enfermería. Al salir hacia afuera arremete contra el picador reserva que se encontraba sobre las dos rayas. Embiste al caballo de frente por el pecho y lo derriba rápidamente recibiendo como mucho un picotazo. Lo ponen ya en la jurisdicción correcta y toma con fijeza un puyazo. Se arranca bien al segundo puyazo y sale suelto. Cambia el tercio la presidencia y recibe una bronca. Con raza, repite en la muleta metiendo bien la cabeza pero no con la nobleza de los que lidió en San Isidro. Se nota que está poco picado y, aunque tiene largo recorrido, es pegajoso y se revuelve muy pronto al final del pase. Ortega Cano está valiente y se pelea con él sacando un derechazo y uno de pecho muy buenos. Grupos aislados de pañuelos mueven a toda la plaza solicitando el indulto, que se concede. Durante dos horas se negó a volver a los chiqueros sin denotar agotamiento ya que estaba poco picado. Sin embargo huyó de los capotes que intentaban llevarlo a la puerta de chiqueros y con las luces semi apagadas escarbó”.
Por su parte, para los toreros la noche no fue nada fácil. Manolo Cortés no tuvo su tarde y fue pitado en sus dos toros, mientras que fue silenciada la labor de José Antonio Campuzano, siendo tan solo ovacionado Ortega Cano por su labor frente al ejemplar de Victorino Martín.
En el libro “Victorino por Victorino”, el mismo ganadero aclara que es un error escribir Belador con B, ya que el toro indultado viene de la familia de las Vencedoras y se escribe con V, al mismo tiempo que destaca las cualidades de Velador, aludiendo a que fue una res “muy enrazada y con bravura seca”.
Publicado en Cierre Digital
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