Antonio Ferrera, misión cumplida
Ferrera sale al ruedo sosteniendo sobre sus hombros un mundo, el inmenso universo taurino. Araña Antonio las raíces de la tauromaquia, moda impuesta durante la pandemia por Morante.
Escudriñar en las raíces del toreo, como si de un compendio de arqueología taurina se tratara.
Buscar los fundamentos de la lidia, recurriendo a los orígenes de la tauromaquia.
A Antonio Ferrera no le importa el espejo de Gallito, como sí le importa a Morante. Ferrera más bien los evita, pero a la vez sobre sus dictados doctrinarios impone su creación.
Creación que expone en el vestido, en los capotes, tanto el de brega como el de paseo.
Se siente en el ambiente la presencia de Macondo, por las mariposas!
Antonio Ferrera ha escrito un curioso trazado en la ejecución de las suertes.
Retorcido en los lances, abrasivo en la muleta y de un salto, como de pértiga ejecuta el preámbulo de la suerte suprema tras una larga carrera.
Vaya enredo.
Miguel Ángel Perera más bien insípido. Firme y correcto, pero sin comunicación en sus dos primeros victorinos.
Cuatro fueron los cárdenos. Cuatro bien armados, cínqueños, porque hasta el cuarto toro, fue pura pinta la de los victorinos sin expresar la bravura. Sin fiereza, indiferentes ante el acoso de los caballos.
El espectáculo se salvó gracias a la importancia con la que los banderilleros José Chacón, Alfonso Sánchez y González de la cuadrilla de Ferrera, ejecutan el tercio de banderillas.
Otro espectáculo, un gran espectáculo, fue a partir del cuarto victorino de la tarde. El quinto, y el sexto fueron dos toros bravos, emotivos, serios, los que en su caminar por la arena calentaron la tarde. Desde que saltó al ruedo Pobrecito 65 de 530 Kgs, que le correspondió Antonio Ferrera, torero que vive la profesión en esta su tercera edición, como si sobre sus hombros existiera el sostén, con mucho peso, de la humanidad representando él la tauromaquia universal. Fue este Pobrecito un buen saltillo como aquellos que pregonaban El Guerra y Bombita: toros emotivos y generosos. tanto que su sangre regó y sembró de toros México entero.
Lo que vino después no es fácil de relatar, porque dentro de las coordenadas de Antonio Ferrera el espectáculo que genera lo imprevisible, no hay idea de qué va a pasar en cada momento, el transitar entre el toreo agarrotado, doblado, y que transforma al saltar con un soberbio derechazo que empalma derecho como una vela, templando cada pase hasta incendiar con fuego de pasión los tendidos.
El toro fue extraordinario por su temple y su ritmo, y por tomar el engaño por los vuelos como lo hizo en la tanda final de naturales en la que Antonio estaba relajado y en otra dimensión. En la suerte suprema recreó de nuevo las distancias, pinchó y a punto estuvimos de la tragedia porque forzó querer meter la espada ahí.
A estas alturas no se entendía nada. Vivíamos un galimatías porque la faena de Antonio Ferrera fue inquietante y muy emocionante, sobresaliendo el bien hacer de las suertes; tanto con la capa, - una docena de verónicas poco ortodoxas que remató con estruendosa media - como con la muleta. Cuajó series de muy templados derechazos. Fue faena para ser reconocida, premiada como exigía la afición, con las dos orejas; pero, otra vez, la autoridad fue melindrosa.
Se escudó el presidente de la autoridad de la plaza de Sevilla en el “qué dirán” y apenas concedió una oreja.
Le dieron un trofeo, pero el alguacilillo desapareció a la hora de la entrega.
Se le pidieron dos, pero le dieron una, Antonio dio una vuelta al ruedo por su cuenta.
Se cobraba la oreja esquilmada.
Miguel Ángel repartió sustos por los tendidos luego que dominó y brilló con Buenacara 91 de 558 kgs, Al acabar el festejo con el sexto nos volvió a asutar. La sombra de lo trágico sacaba la lengua por la boca de los burladeros. Fue bueno el toro, pero lo cogió de mala manera y, a pesar de que siguió, se notó que todo lo que hizo fue un esfuerzo mayúsculo del torero.
Más porque Buenacara se orientó y hubo que convencerlo de nuevo. Fue el único Victorino que le había abiero una ventanita para el triunfo y Perera que quiso justificarse lo hizo con derroche de temple, pero de ahí a la emoción el público tropezó en el camino con un abismo.
FICHA
FERIA DE SEVILLA, Sexta de abono.
Fuente, Toros PLaza TV
TOROS de Victorino Martín, bien presentados El primero sin fiereza; descastado el segundo; noble y de buen tranco el tercero; el cuarto insípido y fuerza; el quinto de extraordinario ritmo y temple; y con buen aire el sexto orientándose muy pronto.
ENTRADA Lleno.
Antonio Ferrera de blanco y oro, dos pinchazos, estocada, cuatro descabellos, aviso (silencio); estocada (vuelta tras petición); pinchazo, estocada (oreja con petición y dos vueltas).
Miguel Ángel Perera, de grana y oro, tres pinchazos, media (silencio); estocada caída (silencio); estocada (saludos tras petición). Parte Médico: #Perera sufre “cornada por asta de toro en región dorso-lumbar izquierda, que afecta a musculatura paravertebral con apertura de fascia toraco-lumbar con dos trayectorias de 6 y 8 centímetros. Pronóstico reservado”
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