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El viento hacía ondear las banderas de la plaza a las siete en punto de la tarde. Cuando 15.500 aficionados acudieron a apoyar a la cantera alumbrada en el coso de la calle de Alcalá. Isaac Fonseca y Álvaro Burdiel ya habían saboreado la gloria de Madrid cuando se alzaron triunfadores del certamen Camino hacia Las Ventas, allá por 2018 y 2019, respectivamente. Este lunes volvieron a dar un golpe en mesa por distintos palos, que las espadas dejaron sin premio.
A la salida del quinto, habían transcurrido más de dos horas de festejo. La tarde, marcada por la falta de fuerza de los novillos, se hacía tan pesada como el aplomo de Fonseca. Cinco verónicas, dos medias y una larga compusieron un bello saludo capotero que auguraba, por fin, el despertar. Como los pares de El Tito y Raúl Ruiz, que saludaron una cuajada ovación. Tras el brindis, IF puso la plaza del revés con un explosivo inicio por cambiados de rodillas. No paró la ebullición en dos tandas diestras con una emoción bárbara. Que brotaba del buen tranco del encastado quinto y de los terrenos de lava que pisaba el mexicano, con los muslos ofrecidos en cada muletazo. Un cambio de mano dio paso a la senda izquierda. Por ahí, el acople fue otro. Una última ronda de derechazos cargados de aplomo y el cierre por manoletinas dispararon la petición de oreja a pesar de dos pinchazos en todo lo alto. El palco impuso la cordura y Fonseca paseó una vuelta al ruedo de novillero cuajado.
Al segundo, que a pesar de ser el más armónico de sus hermanos estaba ayuno de poder, intento sostenerlo en su media altura antes de encarar el volapié recto como una vela. El espadazo en el hoyo de las agujas le valió una ovación.
El sexto fue otro novillo altísimo y de largo cuello al que Álvaro Burdiel toreó con gusto a la verónica en el centro del ruedo. Antes de que descabalgaseen el primer encuentro a Alberto Sandoval, quien se agarró a modo en el segundo para ir de nuevo al suelo. Tal era la fuerza de salida. Que Santa Claros quiso aprovechar en un ajustado y valiente quite por gaoneras. AB aprovechó la codicia y gran calidad del novillo en una faena de menos a más. Cargada de gusto desde el inicio genuflexo. Hasta las tandas finales en las que bordó el toreo en redondo. El final hacia tablas fue exquisito. La espada, su talón de Aquiles, se llevó el premio.
Al tercer lo saludó rodilla en tierra por verónicas. Recuperada la vertical, el capote voló con temple y buen gusto. Después se estrelló en una labor de excesivo metraje con la embestida descompuesta del de Conde de Mayalde. Tan vacío de poder como sus hermanos. La espada tampoco ayudó.
Santana Claros pechó con el peor lote de la tarde. Al primero le ofreció la izquierda sin probaturas y citando de largo. Enfrontilado y a pies juntos por momentos. De la escalofriante voltereta al entrar a matar salió con una cornada de 15 cm en el muslo derecho, como supimos luego, pues aguantó sin inmutarse. La ovación el arrastre del novillo fue incomprensible. Tampoco le dio opciones el altón cuarto, que se apagó pérdidas las inercias de salida.
Parte médico: Santana Claros sufre cornada en 1/3 medio muslo derecho, con una trayectoria ascendente de 15 cm que produce destrozos en músculo recto anterior. Es intervenido en la enfermería y trasladado a La Fraternidad. Pronóstico reservado.
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