En este mes se cumplen 100 años de la llegada de los jesuitas a Caracas y, hoy 17 de mayo, se conmemora el Centenario de la alternativa de un torero caraqueño en la plaza de toros de Madrid: Eleazar Sananes.
Los jesuitas en Caracas en 100 años sembraron escuelas, universidades extendiendo su identidad convirtiendo la compañía en la proyección universal de Venezuela.
Sananes con su doctorado manifiesta la universalidad del venezolano en la tauromaquia.
Cada uno con su cada cual, ambos hechos son raíces importantes de identidad ciudadana.
Hoy más importantes que nunca.
En especial cuando las raíces de la nacionalidad se marchitan.
Eleazar Sananes “Rubito” muy joven se impregna de torería en su viaje de Caracas a Lima siendo un mozalbete con apenas 16 años de edad. Un viaje muy rico por su descubrimiento de la tauromaquia expresada en toreros de alternativa, y profesionales del espectáculo. Un viaje con una muy importante parada en la ciudad de Cali, cuando en el momento que se detiene “Rubito” en Colombia en Cali la ciudad es punto de reunión de la crema de los matadores de toros.
Los limeños, en 1921, vivían el amanecer de la tauromaquia en Sudamérica.
Acho, en el Perú surgía entre nubes y el oleaje de la nada como la cátedra taurina americana. Recibía en la virreinal arena toreros con fama como los hermanos Gómez Ortega, Rafael, Joselito y su cuñado Cuco Ortega. Con ellos el gran Rodolfo Gaona, además Juan Belmonte; “Rubito” que bisoño llegó al Perú lleno de ambición profesional, como antes no lo viviera venezolano alguno.
Gracias a su experiencia limeña Eleazar Sananes entusiasmado decidió viajar a España. Lo decidió a su regreso a Caracas, donde fue recibido con los honores de un triunfador.
“Rubito” organizó una corrida para su despedida de Venezuela, el 22 de enero de 1922. Lo hizo con el propósito de reforzar su economía que se había fortalecido con sus triunfos en Caracas donde ya funcionaba el recién inaugurado (1919) Nuevo Circo.
El cartel de la despedida fue un mano a mano con el matador de toros francés Pierre Pouly, torero de las Landas, nacido en Tarascón, la tierra del famoso personaje de Alfonso Daudet, Tartarín de Tarascón. Pouly tomó la alternativa en Barcelona, en agosto de 1921. Fue la intención de Sananes la de medirse con un torero de alternativa española, que aquella tarde estuvo inmenso cortando dos orejas y demostrando la distancia y diferencia con los coletas base de la fiesta de toros en Venezuela.
Larga la travesía del cruce del Atlántico indomable, apenas salir del Caribe. Le esperaba un Mediterráneo apacible para su debut en Madrid como novillero el 6 de abril de 1922 con seis novillos (de desecho de tienta y defectuosos) de D. Rafael Surga Molina y A. García.
La reseña de la crónica del Semanario Taurino “Sol y Sombra” que reposa en hemerotecas dice:
- Eleazar Sananes, joven venezolano, que el día 6 de abril debutó en Madrid y que tan excelente impresión causó al público al realizar su sueño dorado de actuar ante el público de España.
- Lo hizo sin recurrir al alivio de las corridas de provincias.
- Seguro de su triunfo, se presentó en Madrid en día laborable, luchando mano a mano con Fausto Barajas, un novillero de los de más cartel; y, por si esto no fuese bastante aún, encerrándose con una corrida de toros de peso y de empuje.
Agrega la crónica del Semanario Sol y Sombra:
-El primer novillo fue de Surga, de nombre “Moreno”.
- Durante el transcurso de la corrida pudimos advertir en él (se refiere a “Rubito”) detalles de artista suficientemente enterado de los secretos del toreo; y, si a esto se une que además de ser artista, es muy valiente, no será aventurado predecir que Sananes será una figura de extraordinario relieve según queda expuesto.
-Y esto lo realizó con los tres toros que le correspondieron, y en la primera corrida que toreó en España”
- Caracas no nos ha enviado en Eleazar Sananes una esperanza ; por el contrario, entendemos que es una realidad: un maestro en su arte.
-Por lo pronto los madrileños salimos de la plaza en la tarde del día 6 del corriente convencidos de que en Eleazar Sananes hay un artista, y de los buenos, al que debemos gratitud los aficionados de Madrid por habernos reservado las primicias de su arte exquisito”. (Publicado en Sol y Sombra)
Eleazar Sananes “Rubito” continuó toreando exitosamente en las plazas de toros del Puerto de Santa María, Bilbao y una segunda presentación en Madrid por aquello de que “gallo que no repite no es gallo”, el 2 de mayo de 1922 con novillos del Duque de Tovar, y otra vez con Fausto Barajas y ahora, además, Nicanor Villalta, histórica figura del toreo madrileño que destacaba como líder entre los novilleros.
La actuación del venezolano marcó un triunfo importante: salió ,hombros por la Puerta Grande en compañía del aragonés Nicanor Villalta ante 13.350 espectadores.
¡Fue una tarde memorable!
Publicado en El Imparcial (Madrid. 1867 del 26-2-1922).
Tal el impacto de Rubito que la dirección del gran diario madrileño le ordenó a su reportero estrella, Joaquín López Barbadillo, una entrevista con el extraño torero venezolano: ojos azules, tez blanca y pelo rubio.
Barbadillo era el periodista de moda: asiduo a las charlas de café en el Lion D´Or, andaluz natural de Sanlucar de Barrameda, periodista, escritor, crítico taurino y traductor español de la literatura francesa.
Cuenta el reportaje de la entrevista que: - Era en la noche del domingo pasado. Estábamos en nuestras mesas del Lion d´Or, mentidero mayor taurino de estos reinos. Se hablaba de la fiesta de aquella propia tarde y se hablaba del novillero Llamas, que aunque llamado Llamas, también era un candil acabadito de apagar. Hombre, ahí está el inglés, a quien le brindó un toro.
- ¡Conque inglés, eh¡
- Me dijo un contertulio.
- Espere usté un momento, que se lo voy a presentar.
- Y se levantó y acercó al grupo taurino.
Todos callaron. Era un muchacho delgado, no alto, extraordinariamente rubio, con el pelo hacia atrás. Diligente y amable, con ágil contoneo de hombre a quien de seguro no le había enseñado a andar la niñera del Liverpool, se encaminó a mi sitio - cuenta Barbadillo - el caballero, guiado por el amigo.
- Eleazar Sananes - dijo éste, presentándomelo.
- ¡Camará! -exclamé yo.
-“Camará”, no; “Rubito” – me explicó el contertulio, que no era Muñoz Seca, célebre escritor que serasesinado en Paracuellos del Jarama en 1936.
Ya aquel hombre, aquel pollo, aquel inglés que no era inglés, sino venezolano, y no era lord, ni baronet, sino mozo del pueblo; y no turista, sino lidiador; y lidiador nuevo de la vieja tierra de los toros; y que había llegado a Madrid la noche antes, tenía su séquito, su corte, sus satélites, les había brindado por la tarde un novillo …
- ¡Este es Sananes!
- Y quisiera escribir algo de usted… Dígame, cuénteme.
-¿Cómo no? Pero, ¿y qué le cuento, señor?
-¿Qué edad tiene?
-Tengo veintidós años, andando en veintitrés.
- ¿Tiene familia, padres?
-El padre lo perdí de niño…-
-¿Y madre?
- Madre, y una hermana, y un hermano. Allá esperando, la “viejita”; esperando, esperando…
Y de la mano de la “viejita”, asiéndose para tomar el tema del sueño con España, de la obsesión perenne, este Eleazar Sananes que tiene un nombre hebreo y un primer apellido de fruta tropical (como si estuviera viendo un árbol de sananes, lleno de cacatúas) me cuenta que su madre se llama Echeverría, y viene de vascos. Con tirabuzón se le sacan los comienzos, su aprendizaje con reses sin putas, en lidia allá corriente, y que equivale a las capeas en España; su peregrinación por Panamá y Colombia, hasta llegar a la plaza de Lima donde para salir a torear se pasó un día dando de purpurina a las lentejuelas prehistóricas del traje, y donde se ganó la tarde del debut veinte libras peruanas, para cobrar a la cuarta corrida dos mil soles que son seis mil quinientas pesetas.
-Hace dos años, en Panamá, señor tenía cien duros españoles y quise venirme pa acá.
“Acá” es la pesadilla. El Rubito me dice en voz más leve, como en un soliloquio, bajando la mirada, como si no me hablara a mi:
- Esta tarde he ido a los novillos, no pa ver la corrida, ni los toreros, tampoco cómo embisten los toros en España. He ido pa ver cómo sonaban las palmas en Madrid.
-¿Pues no le gustan las de allá? ¿No viene ya harto?
-¿Cómo no? Buenas son todas. Pero esto es otra cosa. ¡Esto es …toito, señor¡
-El mozo de espadas, desde la niñez compañero de sus gestas, hermano en el azar de los quebrantos y del triunfo se apoda…
- ¿Cómo se apoda?
“Matamoros”. Se llama “Matamoros”, como cualquier soldado de los que iban con Pizarro o Alvarado; como cualquier hombre que fue a pasear por las Indias el mote que ganara el padre ante Granada.
- Y lleva tres espadas: dos más de Hernán Cortés.
Esta fue parte de la conversación que publicó El Imparcial y escribió Joaquín López Barbadillo y que gracias a don Juan Salazar de Ventaurino hoy leemos en la víspera del centenario de la alternativa de Eleazar Sananes en la plaza de la Carretera de Aragón, Madrid 1922.
El 17 de mayo día de la alternativa de “Rubito” en la plaza de toros de La Carretera de Aragón, conocida también como la de La Puerta de Alcalá, en una corrida extraordinaria de temporada, fuera del abono por tratarse de un festejo regio en homenaje a Su Alteza Real Alfonso XIII.
El caraqueño, tal vez por influencia del empresario del Nuevo Circo de Caracas, Capriles Power, (y no dudo que también de don Florencio Gómez Nuñez y su hermano Juan Vicente, que fueron amigos muy cercanos de Eleazar) sustituyo en el cartel de la corrida de Madrid al matador de toros Manuel García “Maera” que se cayó de tan importante cartel por una lesión.
El padrino del torero de Caracas fue Julián Sáiz Saleri II, reconocido entonces como la figura del toreo llamada a ocupar el sitial de honor dejado vacío una semana antes por Manolo Granero.
Testigos de tan importante acto para los aficionados venezolanos fueron: Juan Anlló “Nacional II” y Marcial Lalanda un torero históricamente muy importante.
Se lidiaron toros de la ganadería de Gamero Cívico y el toro de la alternativa “Sanluqueño” número 99. Saleri II, vuelta al ruedo; “Nacional II” ovacionado; Marcial destacó en quites siendo ovacionado en varias intervenciones; y a Eleazar Sananes “Rubito” le fue reconocido por la prensa madrileña su tranquilidad, destacando sus recursos en la lidia ante sus dos toros.
El 18 de mayo de 1922, al día siguiente de su alternativa, Eleazar Sananes le escribió una carta al empresario taurino Capriles Power su satisfacción y alegría al recibir la alternativa en la Corrida de Beneficencia celebrada en Madrid. Señalaba “Rubito”:
“El malogrado Granero, a quien Dios tenga en la Gloria, era quien me iba a dar la alternativa en esta temporada. Hasta la fecha estoy contento, pues se han cumplido mis deseos y veo asegurada mi vida de artista y mis triunfos de torero, en esta villa coronada. No sabe usted con qué amor tan grande pienso en mi querida Caracas y en mis amigos de esa, cuando se me hace justicia en la gran urbe madrileña. Un saludo para usted y un abrazo para todos”.
Gregorio Corrochano, admirado periodista taurino manifestó, despue de la alternativa de Rubito en Madrid: “En tierras de América ha nacido un gran torero”.
Luego de su alternativa en Madrid, con todos los honores, actuó Eleazar Sananes “Rubito” en Algeciras, 18 de junio con toros de Miura, dos orejas y rabo. Alternó con Nacional II y Manuel García Maera.
El 25 de junio en Beziers, Francia con Emilio Mendez y Marcial Lalanda. toros de Veragua.
Volvió a Madrid el 9 de julio toros de Melgarejo y Villagodio con Manuel Rodríguez “Manolete”, el padre del Manolete que morirá en Linares, y Bernardo Casielles.
La fama del diestro caraqueño se hizo más popular en Venezuela y sus partidarios formaban legión.
La música del pasodoble “Rubito” era imprescindible en todas partes. Bares, cafés, bebidas y tabacos llevaban el apodo del torero y hasta la vieja parroquia de San José, donde vivía el diestro, fue perdiendo gradualmente su nombre.
Llegó a llamarse la parroquia de “Rubito”.
Al año siguiente “Rubito” vuelve a viajar a España, pero no logra conquistar al público y retorna a su país, donde nuevamente le acompañaron los triunfos, le esperaban los años gloriosos en competencia con su eterno rival, Julio Mendoza Palma, el torero de la plaza de Capuchinos y del Guanábano.
La fiesta brava en competencia, había sido sembrada en Venezuela.
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