viernes, 15 de abril de 2022

La México, sin lo Justo por Arturo López Negrete, Bardo de La Taurina

 


En esto del toro, como Fiesta Popular  que según el color de la mazorca de los tiempos nos dice es una tradición  o  costumbrismo hasta quedar ceñido en lo cultural, de lo cotidiano era que cuando uno había llegado en la década de los años  cuarenta a vivir a las colonias Del Valle, Nápoles y Nochebuena, podía ver desde las azoteas  el copete de la Plaza México y entrar a ella sin pagar boleto desde un principio del festejo, si pasaba por abajo del tubo medidor que tenía como un metro de altura o al terminar la lidia del quinto toro,  esto era tan común pa’ los niños del entorno, como la jugada diaria de hacerle al toro alrededor del Circurrete que la costumbre  se volvió como ese dicho de “toros hasta en la sopa’’, y si a eso le agregamos en lo particular el haber empezado a dar lata entre las salas de redacción y las máquinas de impresión de los periódicos, pues la visión de ver la Fiesta  provocó una frialdad no propia de un aficionado, veía como los grandes maestros de la crónica sin parpadear a la velocidad del rayo aceptaban o desechaban una fotografía.

 

 Algo así como de alguien que valora y solo se conmueve cuando algo extraordinario, en lo espectacular o en lo tenebroso,  se da en el vencimiento de quien por decir se hunde en el pavoroso pozo del miedo como lo pudo ser  “El Compadre Silverio” (lo que no creo) y que vencido el trance se ubican frente al toro como el artista ante La Sixtina jugándose la vida,  por supuesto que el esfuerzo es más que  aceptado, pero jamás la falta de facultades que desaguan en la mediocridad, porque una cosa es la huella sobre la arena árida  y otra el polvo que se va como si nunca hubiese estado ahí, que es lo que  se da  entre las marionetas drogadas de coba, lo cual además de reprobable es un drama cuando emana de la chequera de lenones familiares que toleran o promueven a vagos e inocentes.

 

Qué se recuerda más ¿La bronca de Lorenzo Garza?, ¿O  una oreja insípida aunque haya sido de oro?, que se recuerda más, ¿La espectacular cornada que el toro ‘Bermejo’ de Xajay le infirió al torero acapulqueño?, ¿O un indulto inadmisible? 

 

Algo de esto anormal lo son los tipos de personalidad, Don Rodolfo Gaona vestido de civil impactaba como un Pontífice, que de hecho así fue coronado con la Tiara Papal,   impacto innegable lo era  la percha de Rafael Gil “Rafaelillo” senior, como desde luego  paralizaba la estampa de Don Lorenzo Garza senior, cerrando con Gregorio García el que le ofrecía el brazo a la “Reina de los Toreros” Doña Gloria Rizo pa’ pasear por el mundo.

 

Lo normal de Justo

Esto viene por el hecho de que ya a esta edad, uno no se zumba un taco de legua fácilmente,  prácticamente incólume a mucho que se podría gozar o siquiera darle cabida al asombro, el caso es que con esto de lo   lamentable y a la vez normal, en una plaza de toros, que lo ocurrido a Emilio de Justo en Madrid, primero ojala sirva pa’ que los ‘Aficionados Prácticos’ pongan su barbas a remojar, bueno entre los chats a los que me han invitado y  que formaron un tsunami letrístico en uno de ellos ‘Aficionados Taurinos’ <omito los nombres de los lanza fuegos>, -porque lo que se dice en el chat, en el chat se queda- sino todos seriamos valientes, el caso es que  señores respetables en sus profesiones de sastre y de doctor o viceversa se han aventado un pinponeo, duelo o match sobre cómo, y como no se debe de matar un toro por lo que concluyo que alguna de las dos esquinas piensa que Emilio de Justo con 25 años en esta artesanía de lidiar y matar toros debe de ser un pigmeo  ejecutando la Suerte Suprema.

 

Se usaron conclusiones de los *componentes que se requieren pa’ ser un Torero Verdadero, por cierto algunos figuronones no considero que en sus gloriosas vidas hayan cubierto los requisitos ahí estipulados, se recurrió a declaraciones de difuntos  recientes, ¡Vamos! al cosido no le faltó ni el xoconostle nada más habría que conocer cual fue el nivel de la flama en que se cosió el  guiso.

 

*Se dijo en tiempo pasado que el mayor arte del maestro Fermín Espinosa “Armillita” lo era el pasodoble “Fermín” que le compuso el también maestro Agustín Lara, entonces por no haber sido un torero de arte rebosante ¿cómo fue un figurón?, y lo mismo le aplicaría al quinto Califa de Córdoba Benítez Pérez.

 

Quiero  reconocer públicamente a los de ese chat que aguantaron el match que  duro 12 rounds de ese par de espadachines de las Redes Sociales, que hicieron posible que este escribano se volviera a sorprender por lo dicho ahí, que terminó en que los dos se aburrieron, amén de que quienes lo seguimos nos dimos cuenta, que una cosa es leer la Biblia, otra entenderla, otra quererla corregir y otra quererse convertir en el  Señor del Monte Sinaí, por supuesto que entre los contrincantes a alguno le cupo la razón, aunque ellos no sepan a quien ante los oídos del pueblo, bueno como estaría la refriega que tuvieron que echar manos de sus  palmares que se usaron en aras de  un recurso definitorio.

 

Solo subrayar como vencedor de la justa digital a la Fiesta, que con un torero caído literalmente fue capaz de exasperar a dos aficionados (si no es que a más) que subieron al ring o palenque digital a jalar  agua pa’ sus molinos que han de ser los de la popularidad, el poder o el liderazgo. 

 

Esa es la Fiesta de la pasión y polémica por sobre las lamidas de notoriedad, compasión,  coba, sin olvidar los hashtag, los buenos deseos, la oraciones, las bendiciones tan comunes y de las que nadie se atreve a asegurar el peso de cada una, como la nula influencia de los mensajitos de trompita parada en los que en Twitter y Facebook donde se lee; ‘-¡Te va ir bien Emilio!-’,  si ni los médicos que están pegados a él futurean ¿cómo un o una  desconocida del caso, que tiene un océano de por medio, se atreve a predecir y hasta afirmar el desenlace del drama?, otro volado lo dio un señor que decía que tipo de modelo y material del collarín  deberían colocarle al torero, como si los Servicios Médicos de la capital del toreo fueran lo mismo que Los Brujos de San Cosme y el colmo es que uno de los doce apóstoles ya vaticina la fecha, el lugar, los toros y la modalidad de cartel con que reaparecerá el herido. ¡Ay lo que se hace porque su nombre aparezca  en la pared de un mingitorio digital!

 

 

La México sin lo Justo

Nunca comprendí porque vendría Emilio de Justo a torear una corrida aislada a La Plaza México, pero a final de cuentas el tiempo es sabio y también decir que no comprendo a los aficionados que están tan preocupados por con quien van a sustituir a De Justo, analógicamente la mitad o tres terceras partes de la gente excluyendo a los que tiene pago por evento, no sabían si este Justo es un torero justo o nada más alguien que este año justamente se convertiría en figura.

 

Lo que sí es injusto, es que a La Plaza México el cartel de esa fecha  se le vaya a desinflar a menos que a la empresa se le ocurra atornillar  al sobresaliente de ‘Las Ventas’, Álvaro de la Calle y cambiar el encierro original por uno de encaste español con cinco años cumplidos, kilos de a kilo, unas guadañas intactas y una publicidad amarillista; “Esta es la sangre española que iba a matar a Emilio de Justo”… ¿y si los paisanos se jiñan de más?

 

Lo dicho; no está fácil pa’ la empresa porque la base de ese cartel era la Sorpresa, la Sensación de Emilio de Justo que además llegaría cargado de triunfos madrileños, convertir el festejo en Mano a Mano con los ya anunciados es succionarle gente al tendido, agregarle un nacional más seria  un cartel de Hojuelas de Maíz, que siempre saben igual, otra alternativa sería cambiar las fechas del 8 por la del 15 y que quien resulte triunfador de las dos primeras, entre con su cubeta y su manguera al cartel, con lo que en el ánimo del tendido no se alterara, a como sea creo que en esta ocasión el festejo se vestirá de grana no por la sangre que pueda correr  sino por los números rojos de las taquillas, ni modo el cartel era muy forzado y cuando el novio no acude a la boda, pues como quiera que sea algo ya no funciona igual.

 

 


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