De Ángel Teruel y sus condiciones de torero muy importante queda mucho por hablar. Y aprovecho que el sábado último cumplió 70 años, para ensalzarle por su indiscutible carrera como figura. Una trayectoria corta, si se quiere, pero muy intensa y definitiva para el estrellato de cara a los anales.
Y como cumplir años es algo muy especial, más cuando la cifra es tan clara y categórica como los setenta, es una buena oportunidad para recordar a la afición de su tiempo y a las generaciones que vinieron después que Ángel Teruel fue un torero excepcional, tanto por su valor y condiciones artísticas, como por la técnica que atesoró para triunfar con todo tipo de toros, de todas las ganaderías sin exclusión, lo cual es un mérito añadido, más en estos tiempos de toreros apuntados al monoencaste, cuando no sé si la afición y los públicos, y hasta la misma crítica, son capaces de discernir y valorar lo que tiene ello de verdaderamente notable.
Figurón del toreo con una forma muy personal de interpretar las suertes, Teruel lució también los atributos del valor, la constancia y el esfuerzo, para perfeccionar el concepto puro e innato de lo que sentía delante de los toros.
Fue la suya una trayectoria impecable, como torero y como persona, desde el mismo día de su alternativa en Burgos (en junio de 1967, cuando cortó tres orejas y rabo, y al estar presente esa tarde la tv de aquel tiempo, en blanco y negro, el éxito tuvo unas dimensiones extraordinarias), como dos años después en la confirmación en Madrid, que obtuvo nada menos que cuatro orejas. De ahí en adelante hay que imaginar.
Torero de quintaesencias que gracias a su valor y buena técnica se impuso a corridas muy exigentes, como Miura, Pablo Romero, Conde de la Corte, Cuadri, Baltasar Ibán, Guardiola, Palha. Todas las ganaderías toristas. Y hay que advertir que las mató porque quiso, alternándolas con las comerciales, cuando precisamente podía elegir. Esos fueron sus retos de verdadera figura.
Estuvo en los carteles de las ferias más importantes, alternando con los más nombrados de una época de toreros grandes, como Antonio Ordóñez, Antonio Bienvenida, Julio Aparicio, Paco Camino, El Viti, Diego Puerta, "El Cordobés", Jaime Ostos, "Miguelín", José Fuentes, Gregorio Sánchez… y por supuesto con otros más recientes y también de su tiempo, entre ellos "Paquirri", Palomo Linares, Miguel Márquez, Dámaso González, Antonio José Galán, Roberto Domínguez y "Niño de la Capea".
Le faltó uno, Luis Miguel, que siempre le rehuyó. Y es que, precisamente, apoderaba a Teruel la casa Dominguín, cuando Luis Miguel decidió reaparecer, y prescindieron de él. Teruel cayó en un ligero bache que le hizo pensárselo hasta el punto de tomarse un descanso. Pero al volver, lo hizo otra vez por la Puerta Grande, anunciado de nuevo en las plazas y ferias de más relumbrón.
Ojo a sus números en Las Ventas: 34 tardes, 17 orejas y 4 Puertas Grandes. No obstante, y a pesar de ser del Foro, nacido en el madrileño y castizo barrio de Embajadores, no tuvo la afición de su pueblo ninguna condescendencia con él; al revés, le exigieron siempre de forma implacable.
Pero ahora hay un azulejo inaugurado hace dos años en esa plaza, con motivo del 50 aniversario de su confirmación, que lo dice todo, con esta bonita y elocuente inscripción: "torero de Madrid que paseó por los ruedos del mundo su clase, temple y poderío".
Ángel Teruel vive ahora en el campo, en Extremadura, en su finca, dedicado a la ganadería de bravo que lleva el nombre de Los Ángeles, el de su madre. Una vida tranquila y feliz, pendiente de su gente.
Su hijo, del mismo nombre y torero igualmente, Ángel Teruel, que torea poco, pero está en activo, y desde luego atesora muy buenas condiciones para funcionar a poco que le den cuartel las empresas Y su hermano también matador de toros y finalmente banderillero, José Luis Teruel "El Pepe", que vive en Navarra y es como un cascabel para los que le tratamos en la distancia corta. "El Pepe" está malito, pero no se rinde, y es pese a todo la alegría y la gracia misma de la vida. A su lado nunca hay penas.
Así que, maestro Ángel Teruel y familia, muchas felicidades.
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El torero madrileño Ángel Teruel, una de las figuras del toreo de las décadas de los años 60 y 70, ha fallecido este viernes a los 71 años a causa de una larga enfermedad cardíaca de la que estaba siendo atendido en la UCI de un hospital de Cáceres.
Fue un torero elegante, castizo, vistoso con capote y muleta, que, quizá, no alcanzó el reconocimiento que sus cualidades merecían porque compitió con un elenco de grandísimas figuras del toreo de la época, como Antonio Ordóñez, Paco Camino y El Viti, entre otros.
Él mismo se quejó en una de sus últimas entrevistas de que no se sentía reconocido, si bien el 15 de mayo de 2019 recibió una de las grandes alegrías de su vida, cuando el Centro de Asuntos Taurinos de la Comunidad de Madrid descubrió en su honor un azulejo en la plaza de Las Ventas, que avalaba su exitosa trayectoria.
Este homenaje, quizá el último que recibió en vida, solicitado por la Federación Taurina de Madrid, ha dejado constancia de su trayectoria en un mosaico en el que figura la siguiente leyenda:
“A Ángel Teruel Peñalver, en el 50 aniversario de su alternativa. Torero de Madrid, que paseó por los ruedos del mundo su clase, temple y poderío”.
Ángel Teruel estuvo acompañado por compañeros de su época, se mostró visiblemente emocionado, dijo que siempre había sido honesto con la profesión, y que nunca olvidaría el amor y el reconocimiento que se le tributaba.
Teruel nació en Madrid el 20 de febrero de 1950 en el barrio madrileño de Embajadores en el seno de una familia humilde; de pequeño trabajó en el negocio familiar, un tíovivo ubicado en la calle Ferraz, frente al domicilio de los Dominguín, que fueron sus primeros apoderados.
Sin antecedentes taurinos en su familia, aprendió a torear en el calle y siendo un adolescente debutó sin picadores en la plaza de Vistalegre en 1966; hizo el paseíllo con caballos el 27 de enero de 1967 en la plaza malagueña de Fuengirolal, y, solo con 18 novilladas lidiadas, tomó la alternativa con 17 años en la feria de Burgos el 30 de junio de 1967, con El Viti como testigo y Pedrín Benjumea como testigo.
El 12 de mayo de 1969 confirmó su ascenso al escalafón de matadores en Las Ventas, de nuevo acompañado por El Viti como testigo y José Fuentes como testigo de la ceremonia.
Ángel Teruel tuvo un fulgurante despegue que le llevó a codearse con los toreros más importantes de su tiempo, y fue figura destacada en la plaza de Las Ventas, donde hizo el paseíllo 34 tardes, cortó 17 orejas y salió por la puerta grande en cuatro ocasiones,
Debutó en La Maestranza en la Feria de Abril de 1968 sin que se hubiera presentado como novillero, y pronto se convirtió en un torero del gusto sevillano, de modo que actuó 24 tardes en el albero maestrante.
Entroncado con la familia Dominguín, al contraer matrimonio con una de las sobrinas del famoso torero Luis Miguel, Teruel fue un torero de largo oficio y con un estilo típicamente madrileño, por su suficiencia y su elegante actitud ante el toro.
Fue un torero de éxito en Perú, donde fue declarado ‘torero de Lima’ tras anunciarse durante siete años en la feria del Señor de los Milagros, hasta que en la temporada de 1973 anunció su primera retirada provisional, que sería efectiva en 1985; posteriormente, en 2012, actuaría en dos festejos, en Soria, el 1 de julio, y en Colmenar Viejo, el 27 de agosto.
Ya retirado, sufrió un grave accidente de circulación que le dejó secuelas en el rostro y que le llevó a apartarse del ambiente taurino para recluirse en su finca cacereña de Bohonal de Ibor, donde se le manifestó la enfermedad cardíaca que le ha llevado a la muerte.
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