Hace tiempo no voy al Nuevo Circo. Lo más cerca que paso es a un par de cuadras y cuando cruzo la Avenida Bolívar.
El dolor, me impide ir a la plaza.
Entiéndase bien a qué dolor me refiero. No es cosa de viejo. Nada que ver con el reuma. Es dolor del alma, dolor de ver la plaza de toros de Caracas sepultada en la fosa que abrieron los sepultureros de la corrupción.
Los mismos enterradores que han borrado en menos de 20 años todo vestigio de nación en Venezuela. Ya no queda Caracas. Nada queda de aquel país taurino que un día fue.
Poco a poco fue la gleba cual termita desnudando las paredes de la plaza. Muros vestidos con los recuerdos de muchas tardes. Tardes que fueron como páginas de una historia que estos desalmados borraron como quien de un golpe en la mesa cree poder borrar lo que un día, una tarde, o una noche se pudo haber escrito en los muros del edificio de la plaza. Las paredes convertidas en lienzos, funcionaron como resguardos de la memoria mampuestos como las azores en medio del océano impidiendo el olvido…
Eso creímos, hasta que el comején humano llegó y todo lo destruyó.
Lo primero que desapareció de la vista fue “La Estatua del Ejemplo”, el bronce de Girón. Aquella estatua forjada y realizada en homenaje a César Girón, magnífica cinceladura del laureado escultor Emilio Laíz Campos. Un bronce que los caraqueños colocaron a manera vigilante frente a la Puerta Grande del Nuevo Circo de Caracas. Fue trasladada desde el interior de la plaza de toros al frente del coso taurino el 19 de marzo de 1972. Mudanza que se realizó en presencia de dos grandes triunfadores en las arenas del Nuevo Circo, los matadores de toros Luis Procuna y Curro Girón.
Luis Pastori dijo aquella tarde de marzo que “Esta estatua permanecerá en vigilia, cuidando siempre al torero que la habita con toda su gloria y pasión por Venezuela”.
La estatua había sido inaugurada dentro del Nuevo Circo por iniciativa de la peña Los Taurófilos, con un discurso del poeta Humberto Rumbos, quien dijo: - “Estamos en presencia no de la estatua de un hombre sino en presencia de la estatua de un ejemplo”.
El bronce se trasladó al frente de la plaza por iniciativa de los doctores Gustavo Rodríguez Amengual, presidente del Centro Simón Bolívar y de César Rondón Lovera, presidente de la Comisión Taurina Municipal.
Hoy nadie da cuenta dónde está la estatua del torero caraqueño, la plaza de toros fue secuestrada por el régimen chavista y a espaldas de la nación un colectivo autodeniminado Núcleo Endógeno de Desarrollo Cultural Nuevo Circo de Caracas, donde en vez de talleres de danza, teatro, música, artes audiovisuales y artes circenses para la comunidad, como la Alcaldía de Caracas prometió para justificación del desalojo de la tauromaquia y de la invasión de los ocupas que han convertido en viviendas y depósitos de malvivientes cada rincón de la plaza de toros.
Ejecutada la ocupación por medio de una invasión convergen actividades de diversos colectivos que nada tienen de propuestas escénicas y culturales de la ciudad de Caracas y sí mucho de política opresiva, amedrentadora y excluyente.
Aquel bronce vigilante, aquella estatua del ejemplo, ya no existe. Habrá sido fundido, quien sabe, seguramente convertido en las monedas del síndrome de Judas, las que cada día devalúan los valores y el orgullo de ser de los ciudadanos por haber sido venezolanos.
Había a la entrada de la plaza de toros una placa de marmol colocada a la derecha, que acreditaba y honraba a quienes construyeron el coso: Ingenieros Constructores de Este Edificio, doctores Alejandro Chataing y Luis Muñoz Tébar Iniciador de la obra, el general Eduardo G. Mancera
El 26 de Enero de 1919
Bajo los auspicios del Ciudadano Gobernador del Distrito Federal, General Juan C. Gómez
Aunque Manuel Rodriguez “Manolete” no realizó proeza alguna en la arena caraqueña, apenas toreó un festival benéfico con novillos de Guayabita en compañía de los matadores de toros Julio Mendoza y Rafael Vega de los Reyes “Gitanillo de Triana” y los novilleros Oscar y Ricardo Martínez, se colocaron en agradecimiento su participación en un beneficio social dos placas de bronce.
La primera placa fue colocada el 14 de marzo de 1948 en nombre del Patronato Nacional de Alfabetización, festival organizado para recaudar fondos para su campaña, festejo celebrado el 19 de mayo de 1946, y la segunda placa el 29 de agosto de 1948 al cumplirse un año de la trágica muerte del gran torero.
La realidad es que los aficionados caraqueños, lo mismo que el resto de aficionados en el mundo, admiraban a Manolete y, don Andrés Gago y el aficionado Juan Vicente Ladera, en nombre de la afición venezolana encargaron las placas y organizrfon la colocación de las placas en la plaza.
Las dos corridas de toros que el cordobés toreó en Maracay y se convirtieron en eventos deimportante trascendencia e influencia, fueron las dos corridas y el festival de Caracas fueron las últimas actuaciones de Manolete en América. De Venezuela viajó a España y a los meses cayó mortalmente herido por las astas de Islero de Miura en la plaza de Linares.
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