sábado, 27 de noviembre de 2021

EL RESULTADO DE LAS ELECCIONES PROVOCA UN CAMBIO DE ACTITUD EN GOBERNACIONES Y ALCALDÍAS Por RUBÉN DARÍO VILLAFRAZ @rubenvillafraz

 


 

Apenas en una semana  el país vivió una  jornada más de elecciones, las XXIX que desde 1998 ha convocado el chavismo. Ahora fueron a gobernaciones, alcaldías y cámara municipales: representantes más directos del pueblo, ese que con civismo, resignación y un poco más de desconfianza, se hizo presente, haciendo gala de una alta abstención, que es a final de cuenta el único que salió vencedor de estas.


Y la fiesta brava no ajena estaba de ello, pues se jugaba para tal efecto el discurrir o el cambio por cuatro años más de lo que ha venido sucediendo, en especial en plazas muy puntuales como las que nos atañe a los andes venezolanos, sin descuidar el futuro que depare otras como las del centro del país (Valencia y Maracay), Maracaibo o incluso otras más de la provincia en general que durante este último par de años se han vuelto especies de santuarios a la inactividad, por las secuelas propias de una pandemia de COVID que aun vivimos sus secuelas en la economía.


Lo cierto del caso, entrando en materia, es que muchos se han quedado con las ganas de seguir “metiéndole mano” a escenarios donde literalmente dejaron abandonados. Caso concreto lo que ha venido sucediendo con la gestión de la cuestionada COREMER, quien en este último lustro ha hecho gala de una ineficiencia extrema, a tal punto de dejar casi en el abandono recintos bajo su responsabilidad que nunca debieron caer en manos tan improvisadas, personas oportunistas y en especial, poco taurinas, para venir luego a sacar “chapa” de aficionados, cuando teniendo la ocasión de hacer algo por la fiesta no lo hicieron.


Tomamos como ejemplo el caso de la Plaza de Toros de Mérida y el Coliseo El Llano de Tovar, dos recintos de características especiales, de infraestructura de cuido permanente por sus años y dimensiones, y las vemos hoy en día, con pena, vergüenza y lastima su deplorable estado. Y no solo su estado de estructura, lo es el hecho de que poco o nada en momentos tan delicados de pandemia se obró en beneficio del sector taurino, sino más bien todo lo contrario, impidiendo incluso la realización de puntales festejos (bajo estrictas medidas de bioseguridad) que lejos de ser un peligro solo eran una válvula de escape a tantos deseos de ver por lo menos -con metro y medio de distancia interpersonal- la lidia de animales que ganaderos desinteresados estaban dispuesto a ver lidiar en dichos ruedos. Pero ni eso…


El arribo del nuevo gobernador de Mérida debe servir para que de una buena vez a los destinos de COREMER llegue gente con capacidad y en especial, sin intereses personales, a reconstruir lo poco que nos queda de fiesta brava en la ciudad; personas con intachable hoja de servicio como aficionados, y no pase lo que ha venido sucediendo con los antecesores Florencio Porras, Marcos Díaz Orellana, Alexis Ramírez y Ramón Guevara, quienes se han rodeado de personas que les han dejado muy mal en cuanto a lo que debe ser gerenciar los destinos de la primera plaza de toros del estado, como de la misma forma, los de la segunda, como es la de Tovar, ambas epicentros de seriales taurinos de enorme tradición y que por una u otras razones se han dejado ir lastrando por el simple hecho de ser consideradas “monedas de cambio” para quienes se han sentado en el Palacio de Gobierno de la Calle 23…


Y para eso se debe abocar por poner las cosas en orden desde un principio. En el caso de ambas ferias, llamar a un proceso de licitación transparente, pulcro, donde el ganador sea la plica que mejores opciones ofrezca al taurino y aficionado que paga una entrada por ver toros en ambas plazas, cuidando la categoría y prestigio de una feria cincuentenaria, y evitando conflictos como los que ha embargado la última gestión empresarial, el cual se ha constituido en un “parto seco” para la afición e incluso para la misma junta directiva de COREMER, quien haciendo gala del mencionado oportunismo y poco tino, le tiró los trastos en el momento menos oportuno para el toreo emeritense, de la que solo sabemos sus consecuencias cuando en los días próximos se conforme o no carteles para la edición del 2022, tras el litigio que se mantiene en tribunales.


Por su parte lo de la Alcaldía de Mérida es otro caso donde las malas influencias hacen caer por su propio peso las mentiras con las que se han sostenido. Nuevamente repito, hasta tanto en la Plaza de Toros de Mérida no haya una “barrida” de tanto oportunista y persona enquistada que buscando un protagonismo enfermizo ha hecho del serial una verdadera parodia, no podremos hablar de una franca recuperación del toreo en Mérida, irrespetada por toreros, ganaderos e incluso los propios empresarios de turno, bajo la permisividad de un palco presidencial, que a la larga haya hecho que implosionara, ante tanto desatino a la vez.


El panorama en San Cristóbal por lo menos está un poco más despejado tras la promesa del nuevo gobernador Freddy Bernal de apoyar irrestrictamente la feria y su parte taurina. Pero ya se sabe con los políticos, y más de este corte, que una cosa ofrecen villas y castillo y luego… Pero allá, la sombra puede complicarse, cuando para tal efecto a la feria pudieran en su parte organizativa taurina arribar personas que “expulsadas” de Mérida se conviertan en metástasis de sus formas y manera de ver la fiesta brava, y con ello compliquen el ya de por sí momento que se vive en materia taurina en la capital tachirense, donde otros son los intereses que se juegan.


Maracaibo con la llegada de Manuel Rosales se pudiera hablar de recuperar la plaza de toros y la feria en general, mientras incierto es el panorama que se avizora en Maracay con su plaza de toros en el abandono, como igual está ocurriendo en Valencia cosos que guardan más de seis años de cerradas, sin la mano amiga para que se puedan recuperar o en su defecto, salten de nuevo a la palestra.


Solo queda que de nuevo la política y el atinado concepto de lo que implica la fiesta brava como impulsor de economía, haga ver a estos nuevos políticos de nuevo cuño, que es mucho más relevante que las cinco mentiras que a golpe de dinero se encargan de promover los animalistas antitaurinos, quienes son los que por “detrás de cuerda” mueven los hilos, aun cuando no exentos están los que se dicen enarbolar la bandera del toreo. 

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