Morantismo absoluto: Sevilla como fiel reflejo de la temporada.
Sevilla ha sido el fiel reflejo de la temporada. Morante de la Puebla venía marcándole el paso, el ritmo, ese son de lo bueno. Ya desde Vistalegre. O aún más desde entonces. Morante protagonizó esta Feria de San Miguel con peso y relevancia de Abril con un dominio faraónico. Del primer al último día. Y, a la postre, ha arrasado en todos los jurados. El morantismo absoluto.
Como sucedió en el mayo del San Isidro carabanchelero se impuso la victoria del gusto. Los diferentes premios también subrayaban el modo del pisar la Maestranza de Diego Urdiales -distinguido con la mejor faena en los Puerta del Príncipe- y el temblor de la verónica de Juan Ortega. Al fin y al cabo los toreros que han hecho la pequeña gran revolución del clasicismo.
En todos los palmarés, pese a la indiscutible importancia de su faena con los victorinos, se queda fuera Emilio de Justo, el torero con mayor regularidad en el triunfo de 2021 y probablemente el de mayor contundencia (ahí están la dos Puertas Grandes de Madrid). Y, sin embargo, le va a costar el reconocimiento de lo que Gonzalo Bienvenida calificaba en su crónica como “la reivindicación definitiva”. Como un ya está.
Sevilla, respecto al toro, ha suscitado escaso debate para el que debería haber surgido. Han saltado al ruedo corridas impropias, a lo peor no tanto por viejas -que también- como por feas y desproporcionadamente mastodónticas, fuera del tipo del toro de Sevilla. Primaron otros intereses -los económicos por supuesto- a los de la calidad del espectáculo. Venimos de un momento durísimo en la cabaña brava, lo entendemos, pero…
Los batacazos de Santi Domecq y Ricardo Gallardo -don erre que erre- fueron sonoros. La corrida más sevillana fue la salmantina de Matilla, con permiso de Victorino. Garcigrande echó una gran feria. Victoriano del Río, el toro: Distante. Visto lo visto, con tanta toro premiable de ganaderías no andaluzas, agarró la Maestranza y premió al mejor toro -que embistió por un solo pitón- de la corrida de Miura, la de menos trapío de toda la feria. Y así todo queda en casa.
Y por cerrar con Morante en este año de absolutismo morantista: cuídenle los sobreros, por la Virgen María. Que no se habrá visto una figura del toreo con tan elevadísimo porcentaje de sobreros contrahechos, un horror.
Publicado en El Mundo
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