DEL MADRID DEL BOTELLÓN
A LAS VENTAS DE LA EMOCIÓN
Por Víctor José López EL VITO
Con el afecto de amistad
esta breve reseña
para Julio Stuyck
y Juan Salazar,
que coinciden en ver
la fiesta de los toros
como lo pedía Martínez de León
como "la parte sana de la tauromaquia"
Pocas veces hemos visto al público de Madrid agotado de emociones, con la pasión volcada, hasta ayer cuando el sexto toro de la corrida del cierre de la Feria de Otoño, toro de la ganadería de Alcurrucén ya no hubo tensión en los espíritus, tampoco gritos destemplados llenos de reproches, solo hubo voz en las gargantas para corear aquellos naturales de Ginés Marín, los que con su toreo todo solidez, grandeza y ardor, serenidad y lumbre como los volcanes que hoy arden en La Palma. …
¡Ginés, torero de lava hirviente en el centro del cráter de Las Ventas: torero majestuoso en la cumbre inaccesible de sus pases naturales!
Las emociones comenzaron con una bella interpretación del Himno Nacional de España, que el concluir fue ovacionada con el público de pie y varios "Viva España" regados por los tendidos.
En España no se estila interpretar el himno en los espectáculos públicos, como ocurre en Venezuela, México y Colombia.
Ha sido la reunión con Las Ventas de la emoción, ya que esta tarde se quedó fuera ese Madrid del botellón, el antitaurino que todo lo quiere arruinar para acabar con la España eterna, la de la unidad, la de los toros.
Morante de la Puebla, al que fuimos a ver, el que metió la gente en la plaza grande, dio un curso a su inagotable y madura maestría durante toda la corrida. Había sido recibido cariñosamente por el público de Las Ventas, la afición del Madrid taurino, de la comunidad auténticamente española y que lucha por la unidad de la nación, lo hizo con una faena de peligrosas cercanías logrando una muy merecida oreja. Morante quiere mostrar – y lo va a lograr plenamente – que verlo a él, es ver los toros en plenitud torera; creador, que reverdece la historia y promete reconciliación.
¡Nada de división, con las generaciones del futuro!
Si la tarde de los Victorinos, Madrid estuvo indeseable debido a los grupetes de conducta de botellón – como lo denunciara el propio ganadero Victorino Martín – hoy en la Monumental, plena de jóvenes en los escaños de la plaza, jóvenes que convirtieron Las Ventas en templo de la emoción exaltando a Morante como la gran figura de una nueva era, otra época la de los valientes que el de La Puebla encamina en defensa de la España de los toros, la eterna España que construyó América con el idioma, el Cristo y la Historia.
Infortunado, en esta oportunidad López Simón. Un encontronazo con el segundo de la tarde, choque que pronosticaba lo peor, lo dejó fuera de competencia. Se trata de un joven espada que conoce el camino de Puerta Grande en Las Ventas como pocos lo han cruzado en la larga historia de los toros en Madrid.
La de ayer en Madrid, fue una gran tarde en Las Ventas.
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