domingo, 3 de octubre de 2021

CAPÍTULO 36 DEL LIBRO GARFIAS, EL TORO DE MÉXICO: LAURA VILLASANTE, CARRANCO, GARFIAS Y MARRANILLAS por Víctor José López EL VITO

 Capítulo Treintiseis

LAURA VILLASANTE,

CARRANCO, GARFIAS

Y MARRANILLAS





Si hay algo que sobresalga en la recia personalidad de Laura Herbert de Villasante es la acción y la pasión en la amistad. 

Conocí a Laura en Aguascalientes, me la presentó El Gordo Adiel Bolio, compañero de la prensa taurina, con quien intercambiábamos información de escenarios mexicanos y sudamericanos. 

Sabía de la existencia de la ganadera  Laura Herbert por el afecto que por ella y su marido expresaba el maestro Antonio Chenel, “Antoñete”.  

No dudo que Laura haya sido ganadera desde la cuna, pero se hizo ganadera de cartel y registro cuando su esposo José Ramón Villasante le regaló la ganadería de Carranco.

 - Mi esposo me compró la ganadería en 1971 y, desde entonces ,vivo realizada. 

- Dese ese día estoy al frente de todo. 

Fue la confesión de Laura a Marysol Fragoso, apreciada periodista, comentándole que fueron  40 vacas  de Santa Cruz, un semental de José Julián Llaguno y dos sementales de Javier Garfias.  -Uno de aquellos dos toros de Javier Garfias. era un novillo, de nombre Marranillas, que escribiría por su descendencia parte de la historia grande de lq cría del toro de lidia mexicano. Un toro que pertenece a la historia y a la leyenda  según el relato.

 Historia a veces omitida

 y otras exageradamente comentada.

 El relato que narro a continuación lo conocí como parte de las historias que entre aficionados se escribe. Nutre el relato un amigo apreciado y muy respetado, ganadero muy serio y hombre cabal, respetuoso de la verdad y que en vida de don Javier Garfias fue su amigo muy cercano: el apreciado Javier Borrego, propietario de la ganadería de Santa Bárbara.


- Marranillas, el nombre del toro del relato tiene, además de importancia en la historia de la ganadería de Javier Garfias de los Santos, es parte importante de la trascendencia de la vacada. 

Para ubicarnos debemos remontarnos a la época cuando San Mateo estaba en Zacatecas, cuando Pozo Hondo era propiedad de don Julián Llaguno González y el agrarismo no lo había expropiado. Julián, el hermano de don Antonio Llaguno solo tenía vacas de San Mateo, es decir por absorción. No tuvo ganado  procedentes de las fundadoras de Saltillo, todo era de la cruza entre el ganado criollo y Saltillo como bien explicamos en páginas anteriores. Aquella época, 1959, los problemas agrarios en México eran muy severos y la situación le obligó a don Julián trasladarse a Michoacán a tierras de El Cuatro. Muy larga la distancia del recorrido entre Zacatecas y Michoacán, lo  que obligó que el traslado del ganado de San Mateo  hiciera escala en San Luis Potosí, en la hacienda de Santiago que era  propiedad de Javier Garfias.

 Aquel valioso rebaño, con reses producto de más de medio siglo de arduo trabajo en aquel proyecto apuntalado por grandes sacrificios y que al paso iba rumbo a Michoacán iban toros estrellas. 

Con San Mateo iban toros estrella, importantes como el 10 de la Jota que fue un toro que Javier Garfias padreó como renta. Quiere decir que servía vacas por encargo, con vacas de otras otras ganaderías.

 El 10 de la J fue un toro valioso con un precio estratosférico que creció gracias a la calidad comprobrada de sus crias y terminó en casa de Mario Moreno “Cantinflas”. Entre los toros del traslado a Michoacán iba Espartaco, un toro que fue  indultado en El Toreo de Cuatro Caminos por Joselito Huerta. 

El toro 10 de la J fue el padre de Marranillas que al nacer era propiedad de don José Julián Llaguno.  

Como  agradecido es bien nacido, en atención de agradecimiento don Julián Llaguno le pide a Javier Garfias escoger entre los toros del convoy ganadero un toro de los que sestearon en Santiago, camino a Michoacán.  Era  su regalo y Javier escogió un becerro,  hijo del famoso toro 10.  Se trataba de Marranillas un toro que era apenas un añojo que estaba al pie de la vaca Curiosa, una de las vacas de la familia de las Cumplidas. 

Javier se quedó con Marranillas y lo deja en Santiago. La madre del becerro reemprendió viaje a Michoacán junto al hato de San Mateo. El becerro fue puesto bajo custodia de una vaca pardo suizo en los establos … Para todos era “el becerro”, hasta que un día un peón de la hacienda, español de cuna y hombre poco aficionado a las duchas y menos a las vacas bravas, persona a la que los trabajadores le distinguían por su olor a sudor llamándole El Marranas. La anécdota es porque un día, aquel vaquero que nada tenía que ver con el ganado bravo y que se limitaba cumplir sus labores en el establo manifestó terror con un mugido del becerro, pegando una carrera de película. Desde aquel día, por el susto del Marranas, comenzaron a llamar al becerro “Marranillas” en homenaje al susto que pasó el peón de Santiago.


Cuando se desarrolla Marranillas engorda pero crece  con pocos pitones: acapachado, gordo y amigable. Tan amigable que cuando lo tentaron ni siquiera embistió. Lo que sembró en Javier Garfias gran desconfianza. Aquello ocurría cuando el traslado de la ganadería de San Mateo a El Cuatro en Michoacán.  

A los dos años, “Marranillas” se fue a padrear a Carranco con Carlos Gómez Muriel, el propietario de la ganadería que le había solicitado a Garfias un toro para la crianza. Al tiempo los hermanos Gómez Muriel se dan cuenta que tenían en sus manos un toro estrella y le propusieron la compra a Javier Garfias, su propietario. Garfias, sin pensarlo dos veces, dio por terminado el arrendamiento y regresó Marranillas a la finca.



Javier Garfias en base al afecto por Laura, persona con quien tenía una relación de parentesco le envió a “Marranillas” para que tuviera sangre del famoso toro 10 en su ganadería, la que recién comenzaba.  

Hablamos de finales de los años sesenta y es desde 1971, cuando el esposo de doña Laura, el recordado y muy apreciado don José Ramón de Villasante y Vicente le regaló la ganadería, la que desde  aquel día es dirigida por ella. 

Laura le cuenta a Marysol Fragoso en una entrevista concedida a Al Toro México:  -“ Mi esposo me compró la ganadería en 1971 y desde entonces yo me hago cargo y estoy al frente de todo", apuntó al inicio de la conversación y agregó que al ganado que había cuando adquirió la dehesa, se sumó primero un hato de ejemplares de Santa Cruz, 40 vacas y un semental de José Julián Llaguno, otro de Garfias y más adelante, en 1972 uno más, es decir “Marranillas”, de la misma procedencia.

"Más adelante, se agregaron vacas y cuatro sementales de la ganadería zacatecana de Jesús Cabrera y un semental de Chafik, el número 131. Es muy importante decir que aquí padreó el semental no. 98 llamado `Marranillas´. Es dedir, aquí está de lo mejor del encaste Saltillo de Zacatecas”;  cuenta la ganadera con orgullo.  

“Marranillas” regresó a Santiago,  y Carranco lidió la novillada de presentación  en la Plaza México. En el encierro para la novillada iban cuatro hijos de Marranillas,  a los cuatro les dieron arrastre lento. 

Hay quienes dicen que la historia no es así, dicen que fue un día que Javier Garfias fue invitado a un tentadero en Carranco porque se iban a tentar vacas hijas de “Marranillas”, y que las vacas dieron tan buen juego que Javier Garfias expresó.-“¡Esto es lo que estoy buscando!”

Puede ser una de tantas la historia verdadera,  o también la otra. La verdad es que “Marranillas” regresó a Santiago y ha sido padre de muchos toros que han sido sementales en Garfias y en muchas ganaderías de México y de Sudamérica.


En Carranco, como se llama la ganadería está de lo mejor del encaste Saltillo de Zacatecas, sembrado por los toros de Javier Garfias. Laura de Villasante considera que la permanencia que ha tenido en la fiesta brava se debe a la sensibilidad para llevar a cabo los empadres que le han proporcionado grandes satisfacciones.

La ganadería Carranco, lidió su primera corrida a la Plaza México el 21 de febrero de 1991, seis toros para Fermín Espinosa "Armillita", Humberto Moro y Enrique Garza. Y sus triunfos más importantes han sido según su criterio de enero de 1997, en la Plaza México, el matador Pedrito de Portugal, que le cortó dos orejas  “Nochebueno”; 17 de diciembre del año 2000, también en la México; Óscar San Román fue el triunfador con un encierro de esta ganadería. Inolvidable la hermosa faena de Fermín Espinosa “Armillita” a un toro que fue indultado y que ha dado una gran línea de toros en Carranco.

Los toreros de Carranco son en primer lugar Jorge Gutiérrez, José Maria Manzanares y Morante de la Puebla.  Desde luego, agrega por favor a Javier Bernaldo, una gran amistad con David Silveti y ahora extensiva a Diego Silveti.


- Zotoluco siempre ha tentado aquí; Arturo Saldivar y El Payo han tentado mucho aquí desde que eran becerristas con el grupo de Tauromagia. De los españoles…José María Manzanares hijo, indica Laura “ porque su padre me lo llevó al rancho y desde entonces cada vez que viene a México tienta sin falta en mi rancho".

Y agrega: "Otro triunfo muy importante fue con Valente Arellano, que logró un indulto; un faenón de José María Luévano; además Fernando Ochoa en San Luis Potosí indultó al número 89, un cárdeno, precioso de pinta y  estupendo de juego…ese toro me ha dejado grandes crías”.

Se extiende en el comentario en relación al matador Jorge Gutiérrez: "A lo largo de su carrera Jorge (sic) ha tenido grandes tardes con toros de Carranco, por ahora, me acuerdo de un castaño, número 5 en Provincia Juriquilla. Durante su campaña de despedida en la Plaza México le cortó una oreja al último toro que mató ahí…fue en febrero de 2007  con `Inolvidable´ de Carranco; también en Querétaro cortó tres orejas y un rabo en su despedida con toros de la casa.

Actualmente, la ganadera cuenta con 200 vientres y diez sementales, con los que lidia aproximadamente cinco encierros al año, la mayoría en corridas de toros.

Laura Herbert Viuda de De Villasante, considera que de entre sus hijos es Laura de Villasante de Suárez, su hija, la que tiene mayor vocación y sensibilidad para la crianza del toro de lidia. Acerca de su futuro inmediato afirma lo siguiente: “Pedirle a Dios que llueva siempre porque sufrimos mucho con las sequias en el centro del país. Además conservar la calidad que ha distinguido a Carranco a lo largo de estos 45 años”, concluyó. 

Laura de Villasante ha sido parte muy importante de la familia Garfias,  y por razones que explica  el colega Luis Ramón Carazo:

 -Cuando tuve el gusto de conocer a doña Laura Herbert Pérez de Sandoval y González Ruvalcaba, supe que estaba frente a una persona distinta, de aquellas que aún dentro de lo conservador y tradicional rompen moldes. El patrimonio de la memoria de su familia va hasta el momento mismo de la llegada de los conquistadores españoles de lo que hoy es México. Por las venas de Doña Laura corre sangre de quienes que se atrevieron a cruzar el Atlántico para junto con los habitantes locales de nuestro pueblo indígena, formar nuestra gran nación.

Doña Laura es de una familia de seis hermanos, con los apellidos Valdivia y recuerda “a todos los que lo llevan en cualquier grado de parentesco, se apellidan González de Ruvalcaba” 

Nació con un gran amor por el campo y muchos datos que conserva de sus ancestros son orales, pero los maneja frescos en la memoria, orgullosa de su familia escribió en un libro de su autoría, el historial de su ascendencia.

Hoy en día Doña Laura, es la responsable de la ganadería de Carranco que tuvo como propietarios originalmente a Don Ricardo Gómez Meade y don Carlos Gómez Muriel, quienes fundaron esta ganadería en la ex Hacienda de Carranco, ubicada en el municipio de Villa de Reyes, San Luis Potosí en 1962 con 40 vacas y 2 sementales de Santo Domingo. Lidió por primera vez en Ciudad Juárez, Chihuahua, el 29 de mayo de 1966 cuatro toros para Guillermo Carvajal y Jaime

Rangel. Don Carlos Gómez Muriel falleció en 1967 y don Ricardo Gómez Meade se quedó como único dueño de la ganadería.

La ganadería se presentó en la Plaza México el 19 de mayo de 1968 con seis novillos para Mario Sevilla (hijo), Miguel Ángel Núñez y Alberto Preciado Meléndez el famoso Beto recién retirado de los ruedos y con una trayectoria ejemplar como subalterno.

En 1971 se asoció al 50% con el que fuera esposo de Laura, don José Ramón de Villasante y Vicente y trasladaron la ganadería donde ahora se encuentra, en Santa María del Río en San Luis Potosí. Agregaron entonces un semental de José Julián Llaguno, otro de Garfias y en 1972 uno más de la misma procedencia, habiendo padreado en su ganadería un semental muy famoso de Don Javier Garfias, el toro No. 98 “Marranillas”. En 1977 don José Ramón de Villasante adquirió la totalidad de la ganadería.

Envió Carranco su primera corrida a la Plaza México un jueves Taurino, el 21 de febrero de 1991, seis toros para Fermín Espinosa Armillita, Humberto Moro y Enrique Garza.

El 5 de enero de 1997, en la Plaza México, Pedrito de Portugal le cortó dos orejas a “Nochebueno” época en la que el torero lusitano brilló intensamente en México.

A Doña Laura me la encontré en la feria de San Isidro de este año y su rostro se convirtió a la popularidad, por los brindis que le dedicaron toreros mexicanos y españolesn entre ellos el maestro "Antoñete" muy amigo de la ganadera, brindis de una tarde en una en sus actuaciones en el ruedo de Las Ventas:  “la ganadera mexicana” le dicen los colegas españoles.


En el caso de Laura el puro magnetismo de su aspecto, su porte, su estilo, es reconocida en el ambiente taurino mundial.


 Hay algo en la manera en que se comporta que hace sentir lo muchísimo que la quieren los toreros. Es claro que ella no aguanta tarugadas de nadie. Los toreros de Tauromagia Mexicana que dirige su gran amigo el abogado Julio Esponda agradecen su generosidad como ser humano y como ganadera.





Para dar tres nombres entre toreros que la respetan y quieren, menciono que la adora Morante de la Puebla, fui testigo de cómo la saludó cuando se encontró con ella en Madrid y cuando viene a México José María Manzanares va a Carranco a tentar a la casa de doña Laura, por la afición y profesionalismo que desborda, pero también para platicar con ella que chanela del ser humano y del de negro. Arturo Saldivar la ve con gran cariño y respeto, ha estado con él en las duras y en las maduras. 


El hablar de Doña Laura para cerrar, no es trivial. En un ambiente taurino plagado de hombres, muy pocas como ella, puede permitirse la libertad de dirigirse a un torero y expresar con valentía y claridad, lo que con gran conocimiento piensa que es importante corregir. Le hacen caso. Por eso quise escribir estas líneas, desde que conviví con ella en Madrid quería hacerlo y no me quede con las ganas, deseándole lo mejor a ella y sus seres queridos entre otros Pera como cariñosamente conocemos a la esposa de Jorge Gutiérrez. 

 




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