Ficha del Festejo:
Con respecto a la corrida de ayer en Las Ventas.
El anuncio fue, primero que iba el segundo sobrero y a luego
¿Por que no permitir algo que el reglamento no contempla ?
No lo prohíbe expresamente por lo tanto el no contemplarlo no implicaba, a mi juicio , la prohibición, y mucho menos con un solo torero , no perjudicaba ni le daba ventajas como en una terna o un mano a mano.
El matador , director de lidia y único actuante , lo pidió , el público también, lo concedieron e inmediatamente recularon.
¿Cuantas barbaridades vemos en cada corrida que si violan el reglamento ?
Agradezco a alguien de aquí , conocedor de la materia, nos de su interpretación de lo sucedido.
Cordiales saludos.
Hola Jorge, no soy conocedor de la materia ni me considero persona autorizada, pero te doy mi opinión como simple aficionado.
Ayer, a la salida, consulté el reglamente sobre este asunto de los sobreros y no vi nada en concreto. Es decir, salvo error mío no se dice nada ni en un sentido ni en otro. De cualquier forma creo que el revuelo de ayer no fue por una cuestión reglamentaria. Al menos yo salí da la plaza indignado pero no por asuntos reglamentísticos. Salí de la plaza con la sensación de que estaban faltando el respeto a su historia y su nombre.Me explico y antes de nada indico que se trata de una opinión personal, que seguro habrá otras más válidas y cualificadas, esto es, no pretendo afirmar que mi criterio sea el correcto, simplemente es eso, mi criterio.
Cuando accedí a mi localidad y saludé a mi amigo Miguel Ángel, lo primero que le comenté fue: “¿Qué Ferrera vamos a ver hoy?”, “¿nos tendrá preparado algún numerito?” Ferrera, como todos los toreros merecen mi más profunda admiración y respeto, el mero hecho de ponerse en un sitio en el que yo jamás podría estar me merecen esa estima. Además han sido varias las tardes en las que le he visto hacer cosas muy notables, si mi memoria no me falla, hace unos años, en la goyesca del 2 de mayo, le hizo una faena admirable a un manso pregonado en toriles de las de descubrirse.
Hace cosas muy notables, pero, en mi opinión, muchas tardes peca de un exceso de histrionismo que me desagrada.
Ayer vimos algo mucho eso.
El hecho de hacer salir a saludar a toda la cuadrilla tras romper el paseíllo, picadores y equinos incluidos, fue un primer aviso. El mandar retirar del ruedo al caballo de picar de reserva, confirmaba los deseos de hacerse notar. Alguien, con acierto le gritó desde el tendido al Presidente: ¡Presidente, ¿quién manda en esta plaza?!
Colocar al piquero en el 6 y al toro pegado a tablas en el 10 me resultó muy muy extraña, nunca lo había visto.
¿Dejar actuar a los sobresalientes haciendo los quites?, ahí sí le doy su mérito y reconocimiento. Eso no se hace habitualmente y es de agradecer, como así lo hicieron estos compañeros, que normalmente pasan desapercibidos.
Pero a lo que vamos, lo de los sobreros. El ganado no salió fácil, desde luego. No eran toros de carretón con los que hacer faena al uso. En los festejos de un único matador se esperan quites vistosos y variados, que ayer, salvo alguna excepción como la tijerilla que comentaba Eloy, destacaron por su ausencia.
Pero, ¿y las estocadas?; amigo, aquí no caben excusas. Los toros pueden no ser “colaboradores” en ese desgraciado término que se utiliza últimamente, pero la suerte suprema es eso, la suerte suprema. Y aquí no caben florituras ni paseítos “robotizados” a diez metros del toro, aquí lo que hay es lo de siempre: matar arriba volcándose al ejecutar la suerte. Eso no lo vi, las estocadas, caídas o bajas y saliéndose del embroque. Es lo que vi.
Y llegó el momento en el que el torero no se encontraba nada a gusto, durante la faena del sexto y alguien gritó a modo de burla ¿desde el tendido 7?,: “¡Y ahora pide el sobrero!”
Ferrera cambió el gesto y a modo de rabieta, mirando a la Presidencia hizo gesto de pedir otro toro más. Posiblemente esté equivocado, pero me dio la sensación que lo hizo a modo de desquite. Había tenido seis, ¡seis! para lidiarlos y estoquearlos y pide otro más…
No tengo la memoria de nuestro buen amigo Julio y posiblemente esté equivocado pero en Madrid han pasado a la historia encerronas célebres como la de Joselito o de la Paco Camino en las que, tras una tarde gloriosa, el público, era el público el que quería más y se lidió un sobrero. En muchas otras, lo que viene siendo habitual, el torero fracasa y se retira con la cabeza alta.
Ayer el público no pidió el sobrero, hacía frío y estábamos hastiados de una tarde en la que no vimos nada. El público no lo pidió, aunque lógicamente si se lo dan, como si echan otros seis toros más.
Pero esto no es una plaza de tientas, esto son Las Ventas y si en seis toros no has hecho nada y los animales se han ido al desolladero con las orejas puestas y una estocada baja y fea, no es de recibo pedir más toros, ¿uno?, ¿dos?, ¿tres?...
La faena al sobrero no me gustó. El público estaba en plan verbenero y si hubiera sido capaz de hacer algo, le hubieran dado las dos orejas, o el rabo, por pedir… El Reglamento no impide dar un rabo, démoslo pues…
Lidiando ese sobrero, alguien le volvió a gritar ¡otro sobrero! Y la escena se repitió.
Lo que me pareció más lamentable es su resistencia a obedecer a la autoridad y provocar al tendido cuando el Presidente negó la salida del octavo. El público tenía ganas de jarana y ver otro toro más por el mismo precio, pues siempre está bien. Además, quien sabe, quizás con otro toro le darían otra oreja y tendríamos una Puerta Grande…
Termino como comencé, respeto a Ferrera y a todos los toreros, pero ayer no me gustó lo que hizo. Es una opinión muy personal y posiblemente equivocada, pero es lo que yo sentí.
Hola Jorge, no soy conocedor de la materia ni me considero persona autorizada, pero te doy mi opinión como simple aficionado.
Ayer, a la salida, consulté el reglamente sobre este asunto de los sobreros y no vi nada en concreto. Es decir, salvo error mío no se dice nada ni en un sentido ni en otro. De cualquier forma creo que el revuelo de ayer no fue por una cuestión reglamentaria. Al menos yo salí da la plaza indignado pero no por asuntos reglamentísticos. Salí de la plaza con la sensación de que estaban faltando el respeto a su historia y su nombre.
Me explico y antes de nada indico que se trata de una opinión personal, que seguro habrá otras más válidas y cualificadas, esto es, no pretendo afirmar que mi criterio sea el correcto, simplemente es eso, mi criterio.
Cuando accedí a mi localidad y saludé a mi amigo Miguel Ángel, lo primero que le comenté fue: “¿Qué Ferrera vamos a ver hoy?”, “¿nos tendrá preparado algún numerito?” Ferrera, como todos los toreros merecen mi más profunda admiración y respeto, el mero hecho de ponerse en un sitio en el que yo jamás podría estar me merecen esa estima. Además han sido varias las tardes en las que le he visto hacer cosas muy notables, si mi memoria no me falla, hace unos años, en la goyesca del 2 de mayo, le hizo una faena admirable a un manso pregonado en toriles de las de descubrirse.
Hace cosas muy notables, pero, en mi opinión, muchas tardes peca de un exceso de histrionismo que me desagrada.
Ayer vimos algo mucho eso.
El hecho de hacer salir a saludar a toda la cuadrilla tras romper el paseíllo, picadores y equinos incluidos, fue un primer aviso. El mandar retirar del ruedo al caballo de picar de reserva, confirmaba los deseos de hacerse notar. Alguien, con acierto le gritó desde el tendido al Presidente: ¡Presidente, ¿quién manda en esta plaza?!
Colocar al piquero en el 6 y al toro pegado a tablas en el 10 me resultó muy muy extraña, nunca lo había visto.
¿Dejar actuar a los sobresalientes haciendo los quites?, ahí sí le doy su mérito y reconocimiento. Eso no se hace habitualmente y es de agradecer, como así lo hicieron estos compañeros, que normalmente pasan desapercibidos.
Pero a lo que vamos, lo de los sobreros. El ganado no salió fácil, desde luego. No eran toros de carretón con los que hacer faena al uso. En los festejos de un único matador se esperan quites vistosos y variados, que ayer, salvo alguna excepción como la tijerilla que comentaba Eloy, destacaron por su ausencia.
Pero, ¿y las estocadas?; amigo, aquí no caben excusas. Los toros pueden no ser “colaboradores” en ese desgraciado término que se utiliza últimamente, pero la suerte suprema es eso, la suerte suprema. Y aquí no caben florituras ni paseítos “robotizados” a diez metros del toro, aquí lo que hay es lo de siempre: matar arriba volcándose al ejecutar la suerte. Eso no lo vi, las estocadas, caídas o bajas y saliéndose del embroque. Es lo que vi.
Y llegó el momento en el que el torero no se encontraba nada a gusto, durante la faena del sexto y alguien gritó a modo de burla ¿desde el tendido 7?,: “¡Y ahora pide el sobrero!”
Ferrera cambió el gesto y a modo de rabieta, mirando a la Presidencia hizo gesto de pedir otro toro más. Posiblemente esté equivocado, pero me dio la sensación que lo hizo a modo de desquite. Había tenido seis, ¡seis! para lidiarlos y estoquearlos y pide otro más…
No tengo la memoria de nuestro buen amigo Julio y posiblemente esté equivocado pero en Madrid han pasado a la historia encerronas célebres como la de Joselito o de la Paco Camino en las que, tras una tarde gloriosa, el público, era el público el que quería más y se lidió un sobrero. En muchas otras, lo que viene siendo habitual, el torero fracasa y se retira con la cabeza alta.
Ayer el público no pidió el sobrero, hacía frío y estábamos hastiados de una tarde en la que no vimos nada. El público no lo pidió, aunque lógicamente si se lo dan, como si echan otros seis toros más.
Pero esto no es una plaza de tientas, esto son Las Ventas y si en seis toros no has hecho nada y los animales se han ido al desolladero con las orejas puestas y una estocada baja y fea, no es de recibo pedir más toros, ¿uno?, ¿dos?, ¿tres?...
La faena al sobrero no me gustó. El público estaba en plan verbenero y si hubiera sido capaz de hacer algo, le hubieran dado las dos orejas, o el rabo, por pedir… El Reglamento no impide dar un rabo, démoslo pues…
Lidiando ese sobrero, alguien le volvió a gritar ¡otro sobrero! Y la escena se repitió.
Lo que me pareció más lamentable es su resistencia a obedecer a la autoridad y provocar al tendido cuando el Presidente negó la salida del octavo. El público tenía ganas de jarana y ver otro toro más por el mismo precio, pues siempre está bien. Además, quien sabe, quizás con otro toro le darían otra oreja y tendríamos una Puerta Grande…
Termino como comencé, respeto a Ferrera y a todos los toreros, pero ayer no me gustó lo que hizo. Es una opinión muy personal y posiblemente equivocada, pero es lo que yo sentí.
Pero el toro fue aprobado e inmediatamente lo echaron para atrás.
En eso es lo que estoy , en la ambigüedad de la presidencia en ese momento.
Toda la puesta en escena, la vimos, la criticamos , habrá al que le guste… Era una tarde para abreviar no para prolongar.
Saludos y gracias por tus comentarios.
Hoy, mucho más que ayer, recuerdo como la tarde más importante en mi vida, la tarde que entre todas las que he vivido quisiera repetir, vida que por cierto va siéndose referente y prolongada, fue la del 4 de junio de 1970 en Las Ventas de Madrid. Misma arena de la que ayer Ferrera se jugó el tipo. Tan importante que dos años más tarde, estando en Madrid me fui hasta Serrano donde vivía el maestro que aquella mañana me regaló una entrevista que hoy regalo a nuestros queridos lectores, como si fuera un azulejo taurino en el libro que está por editarse y que relata la vida de Javier Garfias y el toro de México, el toro de Llaguno.
Contamos aquello, así:
Sabe escoger Paco Camino las sedas para sus vestidos. Colores a tono con su carácter, temperamento y circunstancia. Un día, estando en Madrid por el año de 1972 , el maestro con su amable sencillez me invitó a su casa en Serrano para un “cafelito” y un muy sabroso palique entre amigos.
En su casa, en una esquina del recibo, una vitrina exhibe un traje grana y oro. Es el traje de Madrid, fue la respuesta sin necesidad de preguntarle, se refiere Camino a la tarde de la Corrida de la Beneficencia cuando realizó la extraordinaria proeza en la plaza de Las Ventas pergeñando su madurez plena dictando cátedra taurina como un maestro es capaz dirigiendo un concierto inmortal ante siete pentagramas diferentes
Solo y triunfante, Paco Camino, ante siete toros de seis diferentes hierros.
Aquel día la lección reunió a críticos, detractores y admiradores, y sobraron los notarios. Ante tantos testigos fue la tarde, del maestro Paco Camino, la más importante en la larga historia de la plaza de Las Ventas de Madrid. Fue el 4 de junio de 1970.
La corrida en la que Antonio Díaz Cañabate, el crítico del ABC encabezó su crónica con el titulo de : “El eco romántico de Paco Camino”… Título que aromatizó todo Madrid, pues el Camino maestro llenó de aromas de y de amores todo Madrid. Siempre fue la línea de las reseñas de “El Caña”. Maestro de la escritura taurina y del compromiso madrileño, con sus tradiciones, sus tertulias y sus historias.
Paco Camino, honrado con su cuna de Camas, estoy seguro, aunque nunca le he escuchado decirlo, debió decir sentirse muy madrileño.
Aquel 4 de junio estallaron en los corrales de la plaza de Las Ventas, los cohetones de siete toros de distintas ganaderías; y en la arena explotó un triunfo de apoteosis de ocho orejas de los juampedros, miuras, pablorromeros... Nadie consiguió nunca tal hito. Seis toros gratis a beneficio del Hospital Provincial.
Gratis, sí, cuando la Corrida de Beneficencia era tal.
Guarda, amable lector, la fecha.
La gran fecha en la Historia de Las Ventas.
Aquella temporada de 1970 Paco Camino, indiscutible figura del toreo que ese año no fue a la Feria de Sevilla, como tampoco fue al abono de San Isidro…
¿Y porqué Maestro? …
- Porque no llegamos a un acuerdo en los carteles, como tampoco, en el dinero.
Reaccionó con la velocidad de su inteligencia pues no ir a Sevilla y Madrid era quedar fuera de la temporada.
-Se me ocurrió una idea que muchos consideraron descabellada, pero siempre he confiado en mi y no acepté opiniones contrarias: - Llamé a Leopoldo Matos. Lo hice yo, no mandé llamarlo. Y me ofrecí torear de gratis la Corrida de la Beneficencia.
- •El hombre estaba encantado, porque a la Diputación y a los hospitales de Madrid, fue a parar todo el dinero de la taquilla.
- •Se puso el cartel de no hay billetes, y la diputación también se llevó el dinero de los derechos de televisión…. ¡También era dinero!
- •Antes de la Corrida de la Beneficencia aquella temporada pasaron por Las Ventas mi compadre Diego Puerta y Santiago Martín “El Viti”, también pasó “El Cortobés” que estaba en su salsa. El Benítez había salido a hombros dos días consecutivos, Cortó ocho orejas de los cuatro toros que estoqueó.
Camino llevaba ya diez años de alternativa y era en ese momento, como señalamos, un torero maduro, preparado, que como él mismo lo recalcaba:
- Estaba en toda mi sazón, totalmente preparado.
Los toros de las divisas del terror, Miura y Pablo Romero en aquella época, no funcionaron. Camino les cortó las dos orejas a los ejemplares de Manuel Arranz
- … que fue el mejor y al que le hice la faena más redonda”.
Carlos Urquijo y Juan Pedro Domecq, este como sustituto del toro de Pablo Romero le cortó las dos orejas. Sendos apéndices más del titular de esta última divisa y de Felipe Bartolomé.
Y todo en menos de dos horas.
Camino conversó muchas veces ante los más diversos y variados entrevistadores que querían revivir, indagar sobre cómo transcurrió aquella corrida. Lo hizo respondiendo preguntas, como ocurrió aquella tarde de la tertulia de Ventaurinos entre Caracas y los socios de la peña, dispersos por varios continentes .
Hasta que a la pregunta que le hicimos sobre aquel toro de Javier Garfias, el toro Navideño, en la Santa María de Querétaro en 1977.
El maestro, seguro y directo fue a la respuesta a la la pregunta - ¿Cómo recuerda la faena de Navideño?
Sin vacilaciones, directo como si fuera un punch que buscara el KO.
-Ese día inventé el toreo.
En Madrid hice muchas faenas bastante mejores que aquellas de la Corrida de la Beneficecia, mucho antes y también después como la del toro de Garfias en Querétaro. En la Santa María de verde botella y oro vestía Paco Camino –y de grana y oro Manolo Martínez.
Fue “Navideño” de Javier Gafias, el quinto toro de la tarde. Negro y de preciosas hechuras que no haría otra cosa más que embestir al ritmo impuesto por Paco Camino desde el momento en que abrió el capote para veroniquear suavemente, sin prisas ni apreturas en un compendio de perfección, desde su ajuste, cadencia y explosiva hermosura, las chicuelinas citando de largo.
El brindis a Lorenzo Garza: - …el torero favorito de mi padre.
“Navideño” en los medios y en cada embestida el crescendo, como de sonata, de una faena compuesta por series hondas, profundas e intensas por ambos lados sin que el pitón tocara jamás la muleta que prolongaba las nobles embestidas con lentitud y redondez que no parecían de este mundo. O de lo distinto que resultaron ver en Camino un solitario molinete, el lentísimo kikirikí, la trincherilla acariciante o los rotundos pases de pecho para rematar cada tanda…
Lo que se dijo después. Repasó crónicas y otros textos revisando hemerotecas encontramos la crónica de El Heraldo, México :
- •“Camino: la faena de su vida… rigurosa de forma pero no fríamente académica, sino traspasada por una emoción visible, bellamente contenida… ” (José Alameda, El Heraldo de México).
- •Ha sido una de las faenas más perfectas, más toreras y emotivas de cuantas se hayan logrado en plaza alguna”. Macharnudo, Esto.
- •Cuarenta y cuatro pases: cada uno un lienzo clásico de toreo eterno” (Luis Soleares, libro Dos Colosos, de Rafael Loret de Mola).
- •De la Santa María hemos salido conmovidos y saturados de arte divino… a la vez pensativos y meditando si el toreo no ha llegado ayer a su fin” (Tapabocas, Ovaciones).
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