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Juan Ortega estrenó el viernes en Sevilla, en el mano a mano con Morante de la Puebla, un vestido con historia, inspirado en Juan Belmonte, a quien tanto venera. Y no sólo, según expresó en la reciente entrevista en EL MUNDO: "Yo siempre he sido un apasionado de los toreros que han seguido la línea belmontina. Leí a Valle Inclán que las cosas no son como las vemos, sino como las recordamos. Y a mí siempre me ha obsesionado la hondura, la pureza... Eso deja huella, se graba a fuego. Quienes siguieron la estela de Belmonte han tenido una profundidad mucho mayor. Cagancho, los Gitanillos [de Triana], Ordóñez, Paula... Esa escuela es más honda, hace más daño, sugiere desgarro".
Pues Ortega, que gusta de bucear en los ricos océanos de las historia del toreo, se encontró un día por casualidad en una visita al museo de la Hermandad de la Macarena. Durante el recorrido, le llamó poderosamente la atención un capote de paseo por su belleza. El torero de Triana, guiado por la curiosidad, pidió explicaciones y se tropezó con una veta curiosa: el capote donado había pertenecido a Sebastián Castella, que encargó una replica de la pieza original de Juan Belmonte que poseía su entonces apoderado José Antonio Campuzano.
"Me impactó aquel bordado lleno de flores, todas distintas, sin un patrón que se repitiera. Me repasé todas las fotos que conocía de Belmonte, hasta que di con ella. Ahí estaba, el maestro vestido con el mismo bordado que aquel capote de paseo de La Macarena", cuenta el propio Juan. No dudó en poner entonces el trabajo en manos de Santos, el sastre de toreros de Madrid. Y tras varias varias visitas "pusimos en pie el bordado".
De tal modo, que este viernes 24 de septiembre, frente a un torero de rendido culto gallista como Morante -aunque haya en él más de Juan Belmonte de lo que su fe admitiría-, Juan Ortega se enfundó un vestido de pura inspiración belmontista. De carmelita la seda, de oro el singular bordado. Como homenaje a quien bautizaron como el Pasmo y sacudió el toreo como un terremoto.
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