Capítulo Treintitres
REYES HUERTA
Cuando conocí a Abraham Ortega íbamos camino a la finca del ganadero Mario Moreno, “Cantinflas”, para un reportaje para El Nacional de Caracas y la Televisora Nacional, Canal 5 de Venezuela solicitado por Oscar Yanes director de la planta de TV y Carlos Eduardo Misle, cronista taurino oficial del diario El Nacional.
Fue una fresca tarde de temprano anochecer en octubre de 1969 camino a La Purísima, Ixtlahuaca, México, la finca donde “Cantinflas” tenía, en sociedad con sus hermanos Eduardo y José Moreno Reyes la ganadería que se lidiaba a nombre de Moreno Reyes Hermanos fundada con 100 vacas de don Julián Llaguno de Torrecilla y el toro Gladiador entre los sementales.
Abraham Ortega fue el inductor, ya por sus relaciones o por el gusto como aficionado que Reyes Huerta Velazco comprara vacas y toros de San Mateo. Como Ortega le recomendara aquellas vacas de Saltillo que están en Zacatecas. Hasta convertirse la ganadería hoy en manos de Pepe Huerta, el hijo de D. Reyes, en el banco más importante de lo que es el toro de Llaguno, el toro de México, respuesta genética a la alquimia de don Antonio, repuesta que un genio convirtió en fórmula con apenas docena y media de vacas, tres toros de Saltillo y 30 vacas criollas seleccionadas por extracción insólita entre una población de más de 30 mil hembras.
No es exagerado ubicar a la de Reyes Huerta entre las cuatro ganaderías procedentes del cruce con vacas de Saltillo que creó al toro de Llaguno y que tanto significa para la Fiesta de los Toros en México. Supe de la existencia Abraham Ortega Mussan gracias a Cayetano Pastor, cuando en Venezuela don Caye representaba a Reyes Huerta y otras ganaderías. Abraham apoderaba y representaba distintos matadores de toros ofreciéndolos a las empresas taurinas de Caracas y de Valencia. Fue don Caye el que le contrató por sus buenas relaciones con la gente del toro en México, entre ellos al representante de don Reyes Huerta Velasco. Les decía que cuando conocí a Abraham que él visitaba La Purísima en compañía de con Ángel Procuna, por aquellos días representante en México de Manolo Chopera. En La Purísima hicimos la visita en compañía del matador de toros venezolano Carlos Málaga, El Sol, y del fotógrafo Carlos González , un destacado profesional, autor de una maravillosa filmoteca de la tauromaquia mexicana, que llegó a manos del ganador y aficionado valenciano Oswaldo Michelena Francesqui. Lamentablemente, no conocemos el paradero del valioso grupo de películas que integran la filmoteca.
Carlos Eduardo Misle “Caremis” llenaba interesantes espacios con reportajes de la fiesta de los toros y por ello encargó la película del embarque de la corrida de Moreno Reyes Hermanos, que así quería Cantinflas de anunciaran los toros y al aceptar el mimo una breve entrevista con el ganadero.
En lo que del mimo no hubo suerte, pues lo que vendía era hablar de los toros de Cantinflas.
La ganadería de Reyes Huerta entre las más importantes de México, ganó fama en Venezuela a raíz de su presentación en Maracay, con dos corridas de toros, una de Soltepec y otra de Reyes Huerta.
En el debut como ganadería de cartel en la plaza de toros de Maracay fue a la semana de su presentación en Venezuela, que fue en la Monumental de San Cristóbal, el 19 de marzo. El la Maestranza de Maracay Paco Camino indultó a un gran toro: Larito, número 78 con 456 Kgs de peso. Faena que le otorgaron las dos orejas y el rabo a Camino. Aquella tarde Curro Girón cortó dos orejas y Manolo Martínez fue herido de una cornada por el sexto de la tarde. Le había cortado una oreja al tercero.
La ganadería se había presentado una semana antes en la cuarta corrida de la Feria de San Sebastian de San Cristóbal. Fue una gran tarde en la que se cortaron 6 orejas por Antonio Ordóñez, Paco Camino y Curro Girón . Reyes Huerta en 1967 lidió 37 toros en Plazas de Venezuela y recibió el año de 1968 con el máximo cartel ganadero. Fue la divisa para las figuras del toreo como Curro Girón, Antonio Ordóñez, Antoñete, El Cordobés y muchos toreros venezolanos como Nerio Ramírez El Tovareño que indultó un gran toro de Reyes Huerta en el Nuevo Circo, y la faena cumbre de su carrera la de Carlos Rodríguez El Mito con un bravísimo toro de Soltepec en San Cristóbal.
Varias veces fue Reyes Huerta la base del éxito en la Corrida de la Prensa, en Caracas, el festejo más importante de todos cuando en Venezuela había temporada taurina. No hubo ganadería con más cartel que Reyes Huerta para la afición venezolana por aquellos tiempos, tampoco mejor representante para una ganadería que Abraham Ortega.
Don Reyes Huerta Velazco fue un gran productor de pulque del Estado de Tlaxcala, con un producto de gran calidad y coincidía en que era mismo oficio que el del padre y del abuelo de Javier Garfias.
Don Reyes dominaba los estados de Tlaxcala y de Puebla con su producción de un pulque de altísima calidad. Con la diferencia con los ancestros Garfias que además del pulque, ellos tenían ganado caprino y poca o ninguna afición por el ganado bravo.
En cambio, Reyes Huerta cuando adquirió las haciendas de Soltepec y de Ajuluapan lo hizo incluyendo un ganado que le perteneció al ganadero tlaxcalteca Felipe González, incluido un rebujo que tenía de ganado criollo y hasta ascendencia de Miura.
No fue voluntad de don Reyes la de adquirir aquel ganado, fueron imposiciones circunstanciales, cuando hizo el negocio se rechazó todo aquello y fue como si el dios Visnú se metiera en el trajín, por pura majaradería de como se hizo el negocio de la compra de las 5 mil hectáreas de Soltepec y de Ajuluapan.
Don Reyes Huerta Velazco registra su ganadería en 1948 con vacas y toros de Ajuluapan agregándole al batiburrillo de sangres vacas y toros de La Laguna y de Zacatepec, hasta que su amigo Abraham Ortega toma en serio el papel muy parecido al que en su día hiciera Ricardo Torres “Bombita”; y le hace la pregunta, “…en serio don Reyes, usted quiere ser ganadero? Don Reyes, aunque hablaba poco y opinaba menos, lo escuchaba todo. Fue sentencioso en sus repuestas. Afirmativa en esta oportunidad la respuesta, Ortega pone en contacto a don Reyes con Toño Llaguno. Tuvieron una primera reunión que duró casi cuatro horas. Ni un minuto hablaron de toros. La reunión fue como un tanteo en los primeros rounds entre dos campeones mundiales. Don Reyes era para la época concesionario de automóviles de la Mercedes Benz, para Puebla y para Tlaxcala y, ademas, también distribuidor de la Chrysler y la Fiat.
Hombre agradecido don Reyes un día mandó de obsequio para la esposa de Toño Llaguno, Matilde González de Llaguno, hermana del matador de toros y ganadero sevillano Manolo González, un automóvil. Cada día la amistad era más familiar y Toño Llaguno viviendo la afición que se desarrollaba al vendedor de autos por los toros, lo invitó a Sevilla para en la tierra del toro de lidia se diera cuenta de cómo era aquello de donde un día su padre y su tío trajeron en dos viajes todas las vacas con la que se fundaron las ganaderías más importantes de México.
Hicieron química inmediata Toño Llaguno y don Reyes Huerta, juntos viajaron en distintas oportunidades a Sevilla. Don Reyes se anima más cada día en especial animado por el Mago de su corte, Abraham Ortega, que le animaba comprar ganado de Zacatecas, comprarle a San Mateo las vacas y los toros. En abril de 1960, cuando la amistad con Toño Llaguno llevaba dos años de haberse iniciado gracias a que Abrahan Ortega le presentara a José Antonio Llaguno García, don Reyes le compró 50 vacas y 3 toros a San Mateo por 45 mil dólares; y más tarde, en 1962 compró otro lote muy importante de 55 vacas de origen Saltillo, por 52 mil dólares incluyendo los toros Vencedor y Guantero, por 8 mil dólares cada uno, sementales de orígenes Cominitos y Guanteros.
Eso fue en 1963 y el 22 de diciembre de aquel año se presentó en El Toreo de Cuatro Caminos con Manuel Capetillo, El Ranchero Aguilar y Manuel Benítez “El Cordobés” en el cartel. Se destacaron dos grandes toros: Mexicano y Payaso.
El Cordobés fue el triunfador, al cortarle cuatro orejas a los toros de la divisa blanco, rosa y carmín de don Reyes Huerta Velazco.
A los pocas semanas se presentó en la Plaza Monumental México el 19 de enero de 1964 con el maestro de Tetela del Campo, Joselito Huerta, Paco Camino y el hidalguense Jaime Rangel que fue el triunfador al cortarle un rabo a Moctezuma. Paco Camino destacó con soberbia faena a Pardito.
La información que José Antonio Villanueva Lagar nos da sobre las negociaciones entre Reyes Huerta y Llaguno nos ubican en los años entre 1960 y 1962 cuando se llevaron para Puebla 47 vientres puros. Es decir viernes de vacas hijas de toros y hembras de Saltillo, que agregaron a 12 vacas compradas a Raúl Luna, que Toño Llaguno le había vendido en 1953. Fueron las únicas vacas vendidas que incluían familia de Platillera y la Zorrilla – dato que recordarán en la información suministrada por Javier Borrego, de que Javier Garfias nunca logró vacas de esa procedencia, Platillera y Zorrila. - Además de haber adquirido hembras derivadas de la Vencedora.
Además de supervisar los empadres y el crecimiento de la ganadería, Abraham Ortega se encargo de mercadear la ganadería poblana.
Lo hizo en Venezuela donde la buena presentación y magnífico desempeño de los toros de sus primeras corridas de toros se convirtieron en su fortaleza, destacando sus reses en los carteles premiun de la temporada.
La segunda corrida de Reyes Huerta en plazas venezolanas fue en el Nuevo Circo de Caracas el 24 de octubre de 1965 siendo recibida en la capital por una gran faena de César Girón que aquella tarde realizó, faena emborronada con la espada, Joselito Huerta una oreja y José Fuentes. Fue la Corrida de la Asociación de la Prensa, que se convertiría más adelante en la Corrida del Círculo de Periodistas como respuesta al descubrimiento hecho por el gran periodista valenciano Abelardo Raidi, como Abraham Ortega de origen libanés fue que le abrió caminos a Reyes Huerta hasta convertir a la ganadería con mayor número de presentaciones entre las divisas importadas para las corridas de lujo en la Temporada Grande en Caracas, Valencia y San Cristóbal en su Feria de San Sebastián.
Fueron muchos los momentos importantes de Reyes Huerta en la plaza de Caracas, pero entre nuchas cosas buenas inolvidable fue la del indulto de un toro de Reyes Huerta por Nerio Ramírez “El Tovareño”, la tarde de la presentación de David Silveti en Venezuela.
El recuerdo con Abraham Ortega es grato, remembranza de amistad, de toros y tauromaquia. Fueron muchas las veces que vino a Venezuela, como representante de don Reyes. Un hombre que gracias a Abraham Ortega marcó un sendero muy importante en lo que se conoce como la transacción de Llaguno que pudo haberse extendido en tierras sudamericanas por la calidad del ganado de Llaguno, de la sangre de San Mateo cruzada con la del Marqués de Saltillo de o haberse impuesto la prohibición de la exportanción de vientres al exterior por parte de la Unión de Criadores de Toros de Lidia de México. Nos referimos por lo menos a Colombia y a Venezuela que fueron junto al Perú escenarios muy importantes para los toros de la Sangre Llaguno. Sabemos a ciencia cierta los intentos hechos por parte de los ganaderos que deseaban exportar vacas a Venezuela, Fueron los casos de los Labastida de la ganadería de Santo Domingo que tenían vendida la ganadería a un gran aficionado el doctor Visconti amigo muy cercano del doctor Manuel Labastida, Javier Garfias hizo muchas diligencias que involucraron al presidente Carlos Andrés Pérez, al banquero González Gorrondona y los propietarios de la ganadería de Solosaguas, y Reyes Huerta tuvo candidatos entre muchos, pero los líderes gremiales de la ganadería mexicana estuvieron convencidos que vender vacas a Venezuela, Colombia, Ecuador y el Perú era cercenar el negocio en que se había convertido la venta de las corridas de toros a estos países.
Hubo un hecho deleznable impuesto por la Unión, y fue aquel del lamentable “séptimo cajón” que imponía matadores de toros mexicanos en cada corrida de toros que se vendía.
Aquello fue una dolorosa falta de respeto a la tradición ganadera de México y a los grandes toreros que, ellos mismos se imponían por calidad como fueron durante aquellos años Armillita, Silverio, Garza, Huerta, Alfredo Leal, Manolo, Curro Rivera, David Silveti, Jorge Gutiérrez que no necesitaron jamás de ser impuestos. Todo lo contrario, sus éxitos atrajeron multitudes de aficionados convertidos en legionarios del toreo azteca en abierta y muy torera competencia con los ases de España, Colombia y Venezuela. Fueron casi 20 años nutriendo con mucha calidad y puntualidad el toreo en Venezuela con más de 500 toros vendidos a los precios más elevados del mercado del toro de lidia universal.
La última vez que vi a Abraham fue en México, estuvimos reunidos con El Gallo y Raúl Acha Rovira en la casa de Abraham que estaba en silla de ruedas y muy enfermo. Su carácter como siempre, jovial y optimista. Me llamó aparte en la reunión y me preguntó cuándo regresaba a Caracas. Me confesó que estaba muy mal de salud y que apenas le quedarían meses de vida. Le interesaba conocer la fecha de mi viaje para enviarle un regalo a un amigo suyo. Le informé cuándo y en qué vuelo. Pasaron unos días y llegó el día de la partida. Al llegar al Aeropuerto de la Ciudad de México en los counters de abordaje estaban El Gallo y también Abraham, con un paquete. Muy sonreído, Abraham me dice:
Hablé con Pancho – se refería al gran pintor Francisco Flores- le pedí que me hiciera un “César Girón”. Es decir un retrato del gran torero venezolano. - Es este – dijo mostrándome un hermoso e inconcluso óleo.
- Como verás no está acabado. Es un retrato inconcluso. No puedo esperar que lo termine. Se me acabó el tiempo. Ya sacaron los caballos para el arrastre, así que debo adelantarme y por eso te entrego el cuadro de un gran venezolano César Girón. Es tuyo … es para que tengas un recuerdo de tu Amigo Abraham Ortega.
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