Tarde de expectación, corrida de decepción, el refranero no falla y el tópico surgió de nuevo en la tarde grande del año, la de la encerrona de Morante con toros de otro tiempo. Nadie debe llamarse a engaño con lo sucedido el sábado en El Puerto, ya que la hazaña estaba tan mal planteada que no podía salir bien.
Encomiástico el propósito de Morante de desempolvar el pasado, pero cuando debió hacerlo con toros del pasado resulta que lo hizo con toros de ningún tiempo. Los toros de Prieto de la Cal pasaron a la historia hace más de medio siglo y querer cocinar un arroz con pollo sin que el pollo aparezca por la paellera es una estupidez. Cierto es que el toreo necesita de imaginación y que la idea estaba bien servida, pero se eligió desmañadamente la materia prima y aquello salió como salió para sorpresa y cabreo únicamente de los no iniciados en la materia.
Publicado en El Diario de Sevilla
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