Estimado Eloy, tus sugerencias son ordenes para mi...
EL toreo sevillano deja su sello en La Malagueta
Morante de la Puebla cortó la única oreja en la Corrida Picassiana que abrió la Feria de Málaga. Ortega y Aguado dejaron su sello de toreo caro.
Ayer el festejo no estuvo a la altura, básicamente por el ganado de Juan Pedro Domecq, que salio soso, descastado y en algún caso, sin fuerza. El remedo de los dos astados de Parlade tampoco mejoró, es más, la falta de trapio de los dos astados de esta ganadería fue evidente; el que cerraba el festejo, escurrido, vareado, culipollo, resultó lamentable.
La corrida se calificó como "picassiana", siendo su peculiaridad el concurso de una banda sinfónica que interpretó los correspondientes pasodobles en todos los toros, salvo en el quinto, y piezas de Carmen con la participación de un tenor y una soprano. Muy curioso me resultó que, por no cortar las piezas cuando hubo dos desarmes la banda no interrumpió la interpretación. Por otro lado el alto volumen de la música eclipso las faenas y cobro un protagonismo innecesario, algo similar a lo ocurrido en el Puerto.
Hablando de el Puerto, Morante lucio el mismo terno de esa tarde aciaga. El traje fue el mismo pero la actitud muy diferente; solo con ver su semblante alegre y sonriente, se comprobaba su positivo ánimo y ganas de agradar. Así lo hizo en el primer toro, con unos lances de recibo a la verónica destacados, con su sello personal, rematados con una media tremendamente artística. Colocó al astado en el piquero galleando por chicuelinas, lo que nos prometía una faena para el recuerdo, pero el toro se apago, desapareció y sin toro, no hay toreo. En el cuarto, un parlade anovillado, también lo recibió por verónicas. La res tuvo movilidad y repetición, pero daba la sensación de que en cualquier momento podía caerse. Por ello realizo una faena "de enfermero" lo que no impidió pasárselo muy cerca, pero que muy cerca; Morante estuvo confiado y sin "hacer faena" nos ofrecio "algunos momentos" como los derechazos finales, enfrontilado al toro, como Manolo Vázquez. Sin colocar a la res, en una suerte extraña, ni natural ni contraria, mirando el animal hacia las tablas, entró a matar pinchando. A continuación logró consumar la suerte si3ndo premiado con una oreja, que, con todos los respetos, me pareció de "plaza barata". Muy reseñable fue un quite salvador que hizo en el quinto al rehiletero, rematado con una larga cordobesa, ¡que bonito!
Juan Ortega mostró su buena disposición en el quite que hizo al primero de Morante. En el segundo de la tarde lo recibió metiendo el capote a la verónica y, lo mismo que había hecho el de la Puebla, lo colocó en el caballo galleando por chicuelinas. La faena tuvo pases variados, trincherillas, trincheras, doblones, molinetes y toreo clásico con naturales destacados. El toro, escarbador, se rajo enseguida. Entró a matar tres veces, perdiendo la muleta en la última ocasión. Teníamos claro que no era una tarde de consumados estoqueadores. En el quinto de la tarde la inició sacando al toro a los medios, veroniqueando con elegancia; toreo cargando la suerte, cosa muy de agradecer, pero el astado protestaba en cada pase, cabeceando, e impidiendo el lucimiento del torero. Fue la única faena en la que no sonó la música.
Pablo Aguado también mostró su disposición ya en el segundo de la tarde con un quite por verónicas con mucho sabor. En el tercero lo recibió lanceando por verónicas y dejándolo largo en el piquero. Muy destacable la brega de Iván García en banderillas, ¡un capotazo suave, por bajo, y el toro colocado!. En la muleta Aguado no tuvo oportunidad con un torito sin transmisión ni fuerza. Con el que cerró plaza hizo su faena a media altura, reposada, elegante, pero sin llegar a romper, con un astado colaborador y repetidor. Lo pasaporto con una estocada desprendida atravesada, aunque mi vecino de localidad afirmaba verla contraria; la suerte nos pillo en el extremo opuesto, era de noche y la vista de ambos, la suya y la mía, dejaba mucho que desear. El respetable pidió con insistencia la oreja, denegada por el ussia. El coleta dio una vuelta al ruedo tras la que hubo una sonora pita a la presidencia. Si se "regalo" la oreja a Morante, también se podía haber hecho lo mismo en esta ocasión.
Así, tras dos horas y media largas, ¡que raros son los festejos de solo dos horas! salimos del coso.
Y de esta forma cumplo lo solicitado por Eloy, en una actividad que no es la mía. Prometo no volver a castigar a esta distinguida audiencia con estas pseudocriticas.
Abrazos
PD: junto estas letras desde el móvil, por lo que algunos acentos no están bien colocados... Disculpas por ello
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