miércoles, 11 de agosto de 2021

CAPÍTULOS CUATRO Y CINCO DEL LIBRO GARFIAS, EL TORO DE MÉXICO pòr Victor José López EL VITO

Capítulo Cuatro

LA FIESTA MESTIZA


Ponciano Díaz, el primer matador de toros mexicano. Llenó todo México con el grito de ¡Ora Ponciano! 



Historia pregonada por grandes espadas, maestros del toreo convertidos en heraldos de la más hermosa tauromaquia mexicana. Es necesario, por saludable en la interpretación conocer los antecedentes de la historia de México, antecedentes que precedieron a Garfias.


Cuando Javier Garfias de los Santos vino al mundo el empresario taurino más connotado de México era un español. Un gaditano. Eduardo Margeli, que en el tiempo  se convertió en intendente de El Toreo de La Condesa. Su nombre encabezó al final de su vida los titulares de los diarios de México, como promotor y víctima de un conflicto violento en el que perdería la vida. 

Margeli viajó desde Cádiz a México, como lo hizo la mayoría de los gaditanos de aquella época que buscaban una mejor vida, y lo hicieron como toreros. Margeli vino a América estimulado por los relatos de aventuras y éxitos de sus paisanos, los toreros de Cadiz, en tierras americanas. Varios toreros de Cadiz le antecedieron desde el día que nació la tauromaquia mexicana. 

Fueron dos los hechos relevantes protagonizados en 1535  por don Antonio de Mendoza, primer virrey de México y Luis de Velasco y Alarcón, el segundo virrey de la Nueva España que entre sus muchos logros hubo dos de suma importancia: En 1553 abrió la Universidad de México  y la promoción del ejercicio militar de Toros y Cañas. 

Con Velazco y Alarcón  llegó el día de notariar la partida de nacimiento del toreo registrada con la construcción de las plazas del Marqués en el siglo XVI seguida por las plazas de El Volador, San Diego, San Pablo y las Vizcaínas culminando con la de Chapultepec en 1713 e iniciando en 1769 la primera temporada taurina formal y periódica no exenta de accidentes. 


Tomás Venegas, “El Gachupín Toreador”, y Pedro Montero encabezaron la cuadrilla de a pie; Felipe Hernández “El Cuate”,  la de a caballo; Montero y su garrochero “El Capuchino” resultaron heridos. Fueron las heridas de “El Capuchino” mortales,  y su viuda recibió 24 pesos, siendo el precio del toro que lo mató de diez pesos.  Hablamos del siglo XVIII.


Después de la Independencia en el siglo XIX hay un estira y encoge de amigos y enemigos de la tauromaquia. Conflicto disipado por la aparición de dos grandes diestros: Bernardo Gaviño, maestro de la tauromaquia moderna mexicana y Ponciano Díaz, el primer matador de toros mexicano. Ponciano fue protegido de Gaviño, y llenó todo México con el grito de ¡Ora Ponciano! Grito de alegría, ánimo, expectación y victoria que lo llevó a recibir la alternativa madrileña de manos de Frascuelo, en julio de 1888 y un año más tarde la alternativa de la muerte la que, como lo escribió Carlos Fuentes: - también le dijo al oído, "Ora Ponciano..." 

Hablando de Carlos Fuentes,  en su pregón de Sevilla, 2003, cuenta que Ponciano Díaz dejó detrás un redondel alfombrado de rosas y sombreros y, azuzado por el gentío en la plaza de Orizaba, en vez de recibir avanzó a matar. Se perfiló en corto y hundió la espada hasta el puño, en el hoyo de las agujas: - es el primer volapié conocido en la historia de México, ejecutado por un diestro, cosa rara, con gran bigote pre zapatista. 

Es la expresión mestiza del arte de matar a los toros.

Es México taurino.


Aquí no se detiene la historia, y México evoluciona en rápida y fabulosa sucesión a pesar de los paréntesis revolucionarios entre 1910 y 1920. 

Primero el reino de Rodolfo Gaona, el Califa de León, el Petronio del Toreo y continuará “in crecendo” a medida que se construye el toro de lidia mexicano, el toro de Llaguno, el toro de Piedras Negras, los toros de La Punta, y el toro de México representado por los toros de Javier Garfias  como Gladiador y Tenorio, lidiados por un gran torero de México, Manolo Martínez, figura del toreo ejemplo de raza y temperamento como Palomo Linares, fueron los toros Gladiador y  Tenorio lidiados en 1972. 


Regresando a Eduardo Margeli que como torero se inició en España, en el Puerto de Santa María, sus inicios fueron como banderillero. Margeli llegó a México buscando colocación como un subalterno desorientado, que subió a la categoría de matador de toros cuando apenas despuntaba la fiesta en México.  Hasta que un toro de Santín se le atravesó en el camino. Fue el 14 de octubre de 1900.

El de Santín le infirió una cornada muy seria, abriéndole una tronera en el pecho y poniéndolo a la sombra por meses de recuperación. Salvó la vida, pero quedó impedido para el ejercicio del toreo. Su insoportable  inactividad provocó aflorara su condición de líder carismático. 


 Los toreros españoles que estaban en México, desamparados y preocupados por la situación provocada al apartarse Margeli de la posición de líder, organizaron un festejo a beneficio de Margeli . Aquello fue el 24 de marzo de 1901, festejo exitoso y, Margeli, se llevó las palmas pero también los pesos del festejo, que fue sido organizado por sus paisanos El Pipa y Llaverito. Al final de la tarde le sacaron a Margeli al ruedo, a que saludara al público a los aficionados que se reunieron en la plaza. Con los aplausos surgieron los mensajes de afecto. El festejado sintió el aguijonazo de la avispa, avivándole su condición de jefe para seguir en cualquier forma participado en la fiesta de los toros.  

Se ahorraron en el festejo del beneficio de Margeli 261 pesos, dinero arrojado desde los tendidos por los incondicionales. Como empresario Margeli se abrió paso por los caminos del negocio taurino y creó la Cuadrilla Juvenil Mexicana, al estilo de las que estaban de moda en España.  La moda era fomentar las cuadrillas de Niños Toreros en Sevilla, o en Córdoba, escuelas donde en los inicios del siglo XIX crecieron predestinados como lo hicieron  Joselito y Limeño. 

Moda que también estuvo presente en México. En León Guanajuato para ser más exactos, Rodolfo Gaona asimiló sabiduría taurina gracias a las enseñanzas del su mestro, Ojitos, que fue banderillero en la cuadrilla del gran Salvador Sánchez Frascuelo granadino de Churriana de La Vega.

  El aula y el laboratorio para Saturnino Frutos “Ojitos” fueron las becerradas y las novilladas en León. Valga como referencia lo que ocurría en el Perú.

Los taurinos peruanos se refieren a la maestría de Diego Prieto Cuatrodedos, torero de Coria del Rio, Sevilla, que destacó en la cuadrilla de Antonio Carmona y Luque, El Gordito. Tanto destacó Cuatrodedos que gracias a su valor y destreza en banderillas El Gordito, famoso por la manera de colocar los rehiletes, que le condeció la alternativa en la Maestranza de Sevilla con el toro Charpito de la ganadería de Laffite. 


En el año de 1883 Cuatrodedos hizo una gran campaña por diversas plazas españolas, pero cuando debió confirmar su alternativa en Madrid, con El Gordito como padrino en el cartel se negó alternar con Cuatrodedos, por considerarlo “inmaduro para confirmar su alternativa en Madrid”. 

Episodio extraño que le impidió alcanzar puestos importantes en el escalafón de toreros de la época. Decenas de años de inactividad obligaron a Diego Prieto reunir un grupo de toreros gaditanos y viajar a América. Para los años veinte Margeli era el gerente de la plaza de El Toreo de La Condesa


En el Perú, Colombia y en Venezuela donde las aulas fueron las arenas de las plazas de Acho en Lima y la del Circo Metropolitano primero y, más tarde el Nuevo Circo los estudiantes de la Universidad de Caracas, participaban y competían con las cuadrillas de Anan Salas, el hermano del laureado pintor Tito Salas.  En esta cuadrilla juvenil figuró el torero caraqueño, Eleazar Sananes “Rubito” primera  figura del toreo nacional en Venezuela. Rubito junto a  Anan Salas organizó una incursión por plazas de Colombia y más adelante ampliaría su cartel por plazas de América triunfando en Bogotá, Quito y con mucha Fuerza en la plaza de Acho de Lima gracias a cuyo cartel fue a Madrid donde se convertiría en el primer venezolano en alcanzar el grado de Matador de Toros. Lo hzo en Corrida Regia, Cumpleaños de Alfonso XIII, a la semana de la muerte, en esa arena, de Manolo Granero. 


En Caracas se presentaba Rafael El Gallo, en Lima se daba el lujo de haber presentado en el añó 16 a Gaona, en el 17 la exclusiva histórica de Juan Belmonte y en el 1919 a Joselito El Gallo.


Aún Margeli no era el líder carismático que construiría el bureau gerencial de El Toreo de La Condesa donde se codearía con taurinos trascendentales como Domingo González Mateo Dominguin y Manuel Mejías Rapela Bienvenida. Fue Margeli un gerente que para algunos llegó a ser un tropiezo, tanto para toreros como a ganaderos.  A los tropiezos de Margeli más adelante le cobrarían sus consecuencias. Gustó de humillar toreros, agredirlos con la palabra y sobretodo humillarlos con la mentira de sus ofertas. 

Un día el novillero Antonio Popoca le puso punto y final a la vida del gaditano, como lo refiere el acreditado cronista taurino Xavier González Fisher en su visitado sitio taurino en la Internet: "La Aldea de Tauro", que don Eduardo Margeli Curcó "el Gaditano", empresario taurino, en conjunto con Manuel Martínez Feria, presentaron a la "Cuadrilla Juvenil Mexicana" en plazas europeas en la temporada de 1909. Tuvo durante varios años a su cargo la plaza El Toreo y junto con Antonio Casillas "el Berrendo", fue propietario de la ganadería de Malpaso. El 21 de septiembre de 1936 fue herido a tiros por el novillero Antonio Popoca, quien le reclamaba un puesto en una novillada. A causa de las lesiones sufridas, falleció 5 días después. 

Antonio Popoca estuvo en la cárcel; pagó su pena y se fue a vivir a Venezuela. Un día que organizó un festival para los empleados del Ministerio de Obras Públicas en el Nuevo Circo de Caracas, y se cortó la coleta como novillero.

Como torero profesional. Antonio Popoca fue novillero en la época de Lorenzo y de Silverio. Un novillero que había recibido promesas de la empresa de la plaza de la capital azteca sin que llegaran a concretarse. Un día, cansado de tantas ofertas incumplidas  irrumpió en las oficinas de Margeli, el empresario español de El Toreo, y le dijo:

 –Si no cumple usted su promesa de ponerme en el cartel, cumpliré la mía de matarlo.

Se anunció la novillada y en el cartel no se anunciaba a Popoca. Al día siguiente, fue a las oficinas de la empresa y le descargó a Margeli un revolver, matándole en el acto.

 Antonio Popoca pasó varios años en la cárcel y al tiempo, gracias a un indulto, salió en libertad. Se fue a vivir a Venezuela, donde hizo muy buenas amistades. Trabajó en el Ministerio de Obras Públicas y dejó una pulcra hoja de servicios. Se le veía siempre en las plazas de toros, pues jamás decayó su afición y su apoyo a los toreros de México.

 Tuve el honor de que me invitara a su casa, un piso en Bello Monte, donde se entretenía en repasar álbumes de recortes y de fotos amarillentas que reunían momentos de gran sentimentalismo en su vida truncada por la desesperación y la locura por ser torero. 

A los pocos años murió Antonio Popoca, quien se había despedido como torero aquella tarde del festival en el Nuevo Circo. Unas tijeras cortaron unas pequeñas trenzas que simularon la coleta, la coleta de torero que siempre trenzo a su corazón


Capítulo Cinco

DON ANTONIO  LLAGUNO



D. Antonio Llaguno González, inventó el toro de México, en Encaste Llaguno


Don Antonio Llaguno era hijo de un inmigrante vasco. Nativo de Arcentales y heredero de las haciendas de San Mateo y El Sauz. Un hombre que nació con una vocación infatigable y mesiánica al convertir con sus toros en religión la tauromaquia mexicana.

Con apenas 21 años de edad Antonio Llaguno González se dio a la tarea de buscar en los agostaderos de los espacios infinitos en el inmenso territorio del latifundio, que comprendían las propiedades de su padre, las haciendas de San Mateo y El Sauz todo ganado que diera signos de acometividad, algo parecido a lo que ocurrió   en Venezuela en el hato de La Trinidad del general Salvador Barreto donde “todo lo que embista” era considerado toro para la lidia. Aquello de los Barreto se quedó en anécdota mientras que lo de Antonio Llaguno llegó a seguir la ruta científica del doctor Gregor Mendel un biólogo austriaco que nació el 20 de julio de 1822. ... Su trabajo realizando experimentos con el cruzamiento de guisantes, le llevó a desarrollar las tres leyes de la herencia, más conocidas como las Leyes de Mendel en el año 1865. Luego de estudiar las leyes de Mendel (en conjunto conocidas como genética mendeliana) el conjunto de reglas básicas sobre la transmisión por herencia genética de las características de los organismos padres a sus hijos. Constituyen el fundamento de la genética. Las leyes se derivan del trabajo sobre cruces entre plantas  publicado en 1865 y en 1866, aunque fue ignorado durante mucho tiempo hasta su redescubrimiento en 1900. Apenas unos años antes que los hermanos Llaguno, Antonio y Julian fueran a Europa con intenciones de comprar ganado para explotar en sus tierras de Zacatecas. Los Llaguno fueron exitosos en el ganado lechero, caprino y el ganado de lidia donde la selección del toro criollo fue muy dura  por lo adverso del clima, el terreno, las extensiones y los recursos entre los vacunos. Eran miles las cabezas que pastoreaban en las haciendas fundadas por el coronel Fernando de la Campa y Cos. En San Mateo en un vasto territorio de Zacatecas donde en el 1722 había medio millón de cabezas tan solo de ganado bovino.

El ganado  que se apartó fue el que mostrara signos de acometividad;  se hizo una selección entre los 30 mil vacunos. La exigente selección de Llaguno redujo a 30 vacas la selección, y un toro que el joven Antonio destinaría sus productos proveer toros para los espectáculos taurino en Zacatecas.

La idea del muchacho Llaguno González calcaba la formación española de los troncos originarios. Aquella que seleccionó de una población bovina heterogénea, procedente de las diversas razas autóctonas en la península ibérica a finales de la Edad Media, décadas antes del 1899, cuando surgieron los troncos originarios del toro bravo en España.


 La primera corrida formal con estos toros escogidos por Antonio Llaguno fue siete años después de aquella operación selectiva. El día de la  Navidad de 1906 en Aguascalientes, con un mano a mano entre Ricardo Torres “Bombita” y Fermín Muñoz “Corchaito”. El primer toro que lidiaron con hierro y divisa de San Mateo, se distinguió con el nombre de Húngaro; y el cronista que hizo la reseña para “Ratas y Mamarrachos” describe así su lidia:

 - Bravo, voluntarioso y con empuje, se acercó cinco veces a la caballería y les propinó tres volteretas por lo que Bombita y Corchaito acudieron solícitos y remataron con adorno… en el último tercio ejecutó Bombita una magistral faena de muleta, ciñéndose hasta lo incontenible, solo enteramente y derrochando valor y habilidad a mares.  El toro que acabó bravísimo, coadyudó notablemente a la brillantez de la faena” (sic)


Esta corrida tuvo consecuencias muy importantes. Una de ellas fue que el sevillano Ricardo Torres “Bombita” que había iniciado una grata amistad con el muchacho Antonio Llaguno le regaló a Llaguno un toro portugués de la ganadería de Palha, sobrero en una de las corridas de México. La idea era que Llaguno comenzara a rociar con sangre brava al ganado criollo original. Fue aquel inicio el origen de don Antonio Llaguno como ganadero de bravo. Criador de las más diversas razas de diverosos ganados en esta oportunidad recurría por pura afición, sacrificando una vida a convertirse en ganadero de lidia. Antonio Llaguno se convirtió en un gran ganadero, tal vez el más importante de los ganaderos en la fiesta de los toros de México y  América taurina. Aquella experiencia abrió el camino de una cátedra genética,  de la que Javier Garfias de los Santos desarrolló conocimientos que le convirtieron a partir de los años 50 del Siglo XX en el ganadero más importante del Continente.


José Antonio Villanueva Lagar en su libro San Mateo, Encaste con Historia, dice: 

-Después de escuchar los consejos de Bombita y de presenciar el juego de tres toros españoles del Marqués de Saltillo lidiados el 13 de enero de 1907 en la plaza México, la misma tarde en que Matajacas de Tepeyahualco hirió mortalmente a Antonio Montes, su mente se dirigió entonces hacia esa vacada andaluza, una de las más antiguas que se habían desgajado directamente del tronco de Vistahermosa. 

Su bravura, duración y nobleza para la lidia, eran características muy apreciadas por los toreros, tanto que Saltillo era, hacia finales del siglo XIX, una de las mejores ganaderías peninsulares y con ella tuvo sus mayores éxitos Rafael Guerra Guerrita, primera figura del toro de España de aquellos tiempos.


Ricardo Torres “Bombita” era para la época una figura muy importante, competidor de Rafael González “Machaquito” y de Rafael Gómez “EL Gallo”. 

“Bombita” le recomendó a Antonio Llaguno se reuniera en España con el propietario de la ganadería de Saltillo Rafael Rueda Osborne, séptimo marqués de Saltillo. 

En 1908, con 30 años de edad  Antonio Llaguno adquirió la primera remesa de ganado español para la ganadería de San Mateo. Un paquete que consistió de seis hembras y dos toros, los toros Conejo, 10 negro zaino y Trianero, 59, cárdeno oscuro.

Seis vacas, que fueron:  Zapita,6 ; Lebrijana,7 ; Platillera,39 ; Recobera, 40; Gandinguera,42; y Vidriera,11. Con esta última venía con un becerro en vientre, el que al nacer en tierras mexicanas fue bautizado como Vidriero, convirtiendose en uno de los sementales fundadores de la ganadería de San Mateo junto con Conejo y Trianero. 

Antonio Llaguno en 1911, 5 años más tarde,  regresó a España con el propósito de mejorar el hato de San Mateo. Ese viaje lo detalla una carta escrita por el propio don Antonio Llaguno, que reposa en los archivos de la familia Llaguno. 


Relató don Antonio:  

  • -Fuimos invitados Ricardo (“Bombita”) y yo a la tienta del Marqués, para allí escoger las vacas que iba a comprar para San Mateo. La tienta resultó regular nada más; Ricardo me hizo una seña especial, y más tarde me explicó que lo que se había tentado era simplemente lo bueno.  Días después asistimos a la segunda tienta. Ya me iba a decidir por algunas vacas y “Bombita” nuevamente me hizo señas para que no cerrara ningún trato. Después de esos nos fuimos a París Ricardo y yo y, allá, recibimos un cable de Emilio “Bomba”, en el que nos comunicaba que regresáramos enseguida porque el marqués iba a hacer una tienta con vacas superiores y pretendía llevar a cabo la faena sin que nadie se enterara.
  • -La sorpresa del ganadero fue grande cuando nos vio llegar a su dehesa. Se procedió a la tienta y ,efectivamente, las vacas salieron superiores. 
  • -Entonces yo pedí precio al Marqués, este me pidió elevada suma que yo estaba dispuesto a dar. Pero intervino “Bombita” y la transacción se efectuó sobre bases relativamente económicas. 
  • -Así pues, mi agradecimiento es muy grande para Ricardo, quien contribuyó para que yo adquiriera los mejores animales de Saltillo, a precio no muy elevado. (Cándido, José “En defensa del toro”. Toros y Deportes, México número 323, 2 de enero de 1928, p. 32.)


Son diez las vacas de este segundo lote, todas nacidas en 1908, que cruzaron el Atlántico en el barco alemán Bavaria, y fueron trasladadas al puerto de Tampico por ferrocarril: Sus nombres, que más tarde distinguirían las familias que formaron lo puro de Llaguno fueron: -Cominita 66; Guantera,93; Campanera, 141; Andaluza 148; Pardita, 150; Remolona, 154; Zorrilla, 159; Cumplida, 161; Vencedora, 168;  yCoquinera, 172.


Otra carta que reposa en el archivo de Javier Garfias de los Santos registra que: - Zorrilla 159, de nota muy mala, va en sustitución de Gazpachera, que se la ha quedado Saltillo a pesar de ser de las señaladas, pues dice con razón que van las que ha querido puesto que el trato era Pardita y la Coquinera seguras, y cuatro que él eligiera de las señaladas por nosotros como buenas y tres de las regulares con que, en medio de todo, en ese último trato se ha portado bien.

 (Archivo de Javier Garfias de los Santos) 


El ganadero de Santa Bárbara, Javier Borrego, muy cercano a Garfias y colaborador en esta   investigación, nos informa que quedaron siete familias que se preservan en la ganadería mexicana. Todas  formadas por aquellas divisas que,  al abrirse San Mateo, se nutrieron de la simiente importada de España. Es decir Saltillo, pues su descendencia solo se apareó entre sí para formar un núcleo que se distingue como “raza pura” y que ha aumentado con el paso del tiempo. 

Su prole siempre fue cubierta con toros sementales de la línea pura bajo un sistema de cruzamiento por absorción. Mejoramiento genético que consiste en utilizar machos de una raza pura con hembras de otra raza, generación tras generación.  

El esquema que utilizó Antonio Llaguno para formar la ganadería fue técnicamente insuperable. La simiente, importada de España, y su descendencia, solo se apareó entre sí para formar un núcleo de raza pura que fue aumentado paulatinamente


En México, en las ganaderías de Piedras Negras, La Laguna y Zotoluca los señores González  diseñaron un sistema de apareamiento, es decir sistema de crianza y selección distinto al proyecto que se trazaron los hermanos Antonio y José Julián Llaguno, de San Mateo. El de los hermanos Llaguno fue un diseño  cimentado en el ganado criollo mexicano. Sistema con el que los Llaguno separaron entre 3 mil vacas cuneras (criollas), 30 vacas que cruzaron con el pie de simiente de Saltillo, importado de España. 

Fueron desde un principio lo de Zacatecas y lo de Tlaxcala, dos  conceptos distintos, dos encastes independientes.

Toros únicos emanados de dos ramas obtenidas del mismo origen que hoy caminan por rutas disparejas con enfrentados  conceptos por sendas separadas. (Carlos Castañeda de Gómez del Campo/ Piedras Negras, sitio, vida y memoria)









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