jueves, 12 de agosto de 2021

CAPÍTULO CINCO DEL LIBRO GARFIAS, EL TODO DE MÉXICO: DON ANTONIO LLAGUNO por Víctor José López EL VITO

 Capítulo Cinco

 DON ANTONIO  LLAGUNO


Don Antonio Llaguno González y Manuel Jiménez "Chicuelo" 

genios y pilares de la Fiesta de los Toros en México


Don Antonio Llaguno era hijo de un inmigrante vasco. Nativo de Arcentales y heredero de las haciendas de San Mateo y El Sauz. 

Un hombre que nació con una vocación infatigable y mesiánica al convertir con sus toros en religión la tauromaquia mexicana.


Con apenas 21 años de edad Antonio Llaguno González se dio a la tarea de buscar en los agostaderos de los espacios infinitos en el inmenso territorio del latifundio, que comprendían las propiedades de su padre, las haciendas de San Mateo y El Sauz todo ganado que diera signos de acometividad, algo parecido a lo que ocurrió   en Venezuela en el hato de La Trinidad del general Salvador Barreto donde “todo lo que embista” era considerado toro para la lidia. 

Aquello de los Barreto se quedó en anécdota mientras que lo de Antonio Llaguno llegó a seguir la ruta científica del doctor Gregor Mendel luego de estudiar las leyes de Mendel (en conjunto conocidas como genética mendeliana) el conjunto de reglas básicas sobre la transmisión por herencia genética de las características de los organismos padres a sus hijos. Constituyen el fundamento de la genética. Las leyes se derivan del trabajo sobre cruces entre plantas realizado por Gregor Mendel, un monje agustino austríaco, publicado en 1865 y en 1866, aunque fue ignorado durante mucho tiempo hasta su redescubrimiento en 1900

Apenas unos años antes que los hermanos Llaguno, Antonio y Julian fueran a Europa con intenciones de comprar ganado para explotar en sus tierras de Zacatecas. 

Los Llaguno fueron exitosos en el ganado lechero, caprino y el ganado de lidia donde la selección del toro criollo fue muy dura  por lo adverso del clima, el terreno, las extensiones y los recursos entre los vacunos. 

Eran miles las cabezas que pastoreaban en las haciendas fundadas por el coronel Fernando de la Campa y Cos. En San Mateo en un vasto territorio de Zacatecas donde en el 1722 había medio millón de cabezas tan solo de ganado bovino.

El ganado  que se apartó fue el que mostrara signos de acometividad;  se hizo una selección entre los 30 mil vacunos. La exigente selección de Llaguno redujo a 30 vacas la selección, y un toro que el joven Antonio destinaría sus productos proveer toros para los espectáculos taurino en Zacatecas.

La idea del muchacho Llaguno González calcaba la formación española de los troncos originarios. Aquella que seleccionó de una población bovina heterogénea, procedente de las diversas razas autóctonas en la península ibérica a finales de la Edad Media, décadas antes del 1899, cuando surgieron los troncos originarios del toro bravo en España.


 La primera corrida formal con estos toros escogidos por Antonio Llaguno fue siete años después de aquella operación selectiva. El día de la  Navidad de 1906 en Aguascalientes, con un mano a mano entre Ricardo Torres “Bombita” y Fermín Muñoz “Corchaito”. El primer toro que lidiaron con hierro y divisa de San Mateo, se distinguió con el nombre de Húngaro; y el cronista que hizo la reseña para “Ratas y Mamarrachos” describe así su lidia:

 - Bravo, voluntarioso y con empuje, se acercó cinco veces a la caballería y les propinó tres volteretas por lo que Bombita y Corchaito acudieron solícitos y remataron con adorno… en el último tercio ejecutó Bombita una magistral faena de muleta, ciñéndose hasta lo incontenible, solo enteramente y derrochando valor y habilidad a mares.  El toro que acabó bravísimo, coadyudó notablemente a la brillantez de la faena” (sic)


Esta corrida tuvo consecuencias muy importantes. Una de ellas fue que el sevillano Ricardo Torres “Bombita” que había iniciado una grata amistad con el muchacho Antonio Llaguno le regaló a Llaguno un toro portugués de la ganadería de Palha, sobrero en una de las corridas de México. La idea era que Llaguno comenzara a rociar con sangre brava al ganado criollo original. Fue aquel inicio el origen de don Antonio Llaguno como ganadero de bravo. Criador de las más diversas razas de diverosos ganados en esta oportunidad recurría por pura afición, sacrificando una vida a convertirse en ganadero de lidia. Antonio Llaguno se convirtió en un gran ganadero, tal vez el más importante de los ganaderos en la fiesta de los toros de México y  América taurina. Aquella experiencia abrió el camino de una cátedra genética,  de la que Javier Garfias de los Santos desarrolló conocimientos que le convirtieron a partir de los años 50 del Siglo XX en el ganadero más importante del Continente.

José Antonio Villanueva Lagar en su libro San Mateo, Encaste con Historia, dice: 

-Después de escuchar los consejos de Bombita y de presenciar el juego de tres toros españoles del Marqués de Saltillo lidiados el 13 de enero de 1907 en la plaza México, la misma tarde en que Matajacas de Tepeyahualco hirió mortalmente a Antonio Montes, su mente se dirigió entonces hacia esa vacada andaluza, una de las más antiguas que se habían desgajado directamente del tronco de Vistahermosa. 

Su bravura, duración y nobleza para la lidia, eran características muy apreciadas por los toreros, tanto que Saltillo era, hacia finales del siglo XIX, una de las mejores ganaderías peninsulares y con ella tuvo sus mayores éxitos Rafael Guerra Guerrita, primera figura del toro de España de aquellos tiempos.


Ricardo Torres “Bombita” era para la época una figura muy importante, competidor de Rafael González “Machaquito” y de Rafael Gómez “EL Gallo”.  “Bombita” le recomendó a Antonio Llaguno se reuniera en España con el propietario de la ganadería de Saltillo Rafael Rueda Osborne, séptimo marqués de Saltillo. 

En 1908, con 30 años de edad  Antonio Llaguno adquirió la primera remesa de ganado español para la ganadería de San Mateo. Un paquete que consistió de seis hembras y dos toros, los toros Conejo, 10 negro zaino y Trianero, 59, cárdeno oscuro.

Seis vacas, que fueron:  Zapita,6 ; Lebrijana,7 ; Platillera,39 ; Recobera, 40; Gandinguera,42; y Vidriera,11. 

Con esta última venía con un becerro en vientre, el que al nacer en tierras mexicanas fue bautizado como Vidriero, convirtiendose en uno de los sementales fundadores de la ganadería de San Mateo junto con Conejo y Trianero. 


Antonio Llaguno en 1911, 5 años más tarde,  regresó a España con el propósito de mejorar el hato de San Mateo. Ese viaje lo detalla una carta escrita por el propio don Antonio Llaguno, que reposa en los archivos de la familia Llaguno.

 Relata don Antonio:  

  • -Fuimos invitados Ricardo (“Bombita”) y yo a la tienta del Marqués, para allí escoger las vacas que iba a comprar para San Mateo. La tienta resultó regular nada más; Ricardo me hizo una seña especial, y más tarde me explicó que lo que se había tentado era simplemente lo bueno.  Días después asistimos a la segunda tienta. Ya me iba a decidir por algunas vacas y “Bombita” nuevamente me hizo señas para que no cerrara ningún trato. Después de esos nos fuimos a París Ricardo y yo y, allá, recibimos un cable de Emilio “Bomba”, en el que nos comunicaba que regresáramos enseguida porque el marqués iba a hacer una tienta con vacas superiores y pretendía llevar a cabo la faena sin que nadie se enterara.
  • -La sorpresa del ganadero fue grande cuando nos vio llegar a su dehesa. Se procedió a la tienta y ,efectivamente, las vacas salieron superiores. 
  • -Entonces yo pedí precio al Marqués, este me pidió elevada suma que yo estaba dispuesto a dar. Pero intervino “Bombita” y la transacción se efectuó sobre bases relativamente económicas. 
  • -Así pues, mi agradecimiento es muy grande para Ricardo, quien contribuyó para que yo adquiriera los mejores animales de Saltillo, a precio no muy elevado. (Cándido, José “En defensa del toro”. Toros y Deportes, México número 323, 2 de enero de 1928, p. 32.)


Son diez las vacas de este segundo lote, todas nacidas en 1908, que cruzaron el Atlántico en el barco alemán Bavaria, y fueron trasladadas al puerto de Tampico por ferrocarril: Sus nombres, que más tarde distinguirían las familias que formaron lo puro de Llaguno fueron: -Cominita 66; Guantera,93; Campanera, 141; Andaluza 148; Pardita, 150; Remolona, 154; Zorrilla, 159; Cumplida, 161; Vencedora, 168;  y Coquinera, 172.


Otra carta que reposa en el archivo de Javier Garfias de los Santos registra que:

 - Zorrilla 159, de nota muy mala, va en sustitución de Gazpachera, que se la ha quedado Saltillo a pesar de ser de las señaladas, pues dice con razón que van las que ha querido puesto que el trato era Pardita y la Coquinera seguras, y cuatro que él eligiera de las señaladas por nosotros como buenas y tres de las regulares con que, en medio de todo, en ese último trato se ha portado bien.

 (Archivo de Javier Garfias de los Santos) 


El ganadero de Santa Bárbara, Javier Borrego, muy cercano a Garfias y colaborador en esta   investigación, nos informa que quedaron siete familias que se preservan en la ganadería mexicana. Todas  formadas por aquellas divisas que,  al abrirse San Mateo, se nutrieron de la simiente importada de España. Es decir Saltillo, pues su descendencia solo se apareó entre sí para formar un núcleo que se distingue como “raza pura” y que ha aumentado con el paso del tiempo. 

Su prole siempre fue cubierta con toros sementales de la línea pura bajo un sistema de cruzamiento por absorción. Mejoramiento genético que consiste en utilizar machos de una raza pura con hembras de otra raza, generación tras generación.  

El esquema que utilizó Antonio Llaguno para formar la ganadería fue técnicamente insuperable. La simiente, importada de España, y su descendencia, solo se apareó entre sí para formar un núcleo de raza pura que fue aumentado paulatinamente.


En México, en las ganaderías de Piedras Negras, La Laguna y Zotoluca los señores González  diseñaron un sistema de apareamiento, es decir sistema de crianza y selección distinto al proyecto que se trazaron los hermanos Antonio y José Julián Llaguno, de San Mateo. El de los hermanos Llaguno fue un diseño  cimentado en el ganado criollo mexicano. Sistema con el que los Llaguno separaron entre 3 mil vacas cuneras (criollas), 30 vacas que cruzaron con el pie de simiente de Saltillo, importado de España. 

Fueron desde un principio lo de Zacatecas y lo de Tlaxcala, dos  conceptos distintos, dos encastes independientes.

Toros únicos emanados de dos ramas obtenidas del mismo origen que hoy caminan por rutas disparejas con enfrentados  conceptos por sendas separadas. 

(Carlos Castañeda de Gómez del Campo/ Piedras Negras, sitio, vida y memoria)









 

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