sábado, 24 de julio de 2021

DE VERAGUA, AL TORO DE LLAGUNO Y JAVIER GARFIAS por Víctor José López EL VITO

Para mis amigos

Julio Stuyck

y Alberto Ramírez Avendaño



Morante de la Puebla y el empresario Carlos Zúñiga han sembrado ilusión y, tal vez sin proponérselo, lo han logrado. 

Ilusionados y, a nivel universal, estamos los aficionados. Bastó con el anuncio de enfrentar en el Puerto de Santa María al más clásico de los modernos, a Morante de la Puebla, en solitario ante seis toros de Veragua. Sólo el torero, que camina en rescate del sentido del toreo que se ha perdido, con seis de la ganadería de Prieto de la Cal, la ganadería que fue representante de lo que era la lidia de Joselito en la Edad de Oro del Toreo. 

Lo hará Morante haciendo un un esfuerzo,  con el que se espera que  además de rescatar la histórica arena gaditana del Puerto de Santa María se rescate el sentido de la lidia... Ese sentido que un día reclamó Gregorio Corrochano en Las Ventas de Madrid y que rescatara el venezolano César Girón habiendo sido reconocido por el propio maestro del periodismo taurino.

Hay ilusión entre los aficionados al toro de lidia. Ilusionados estamos,  porque el próximo 7 de agosto, en el Puerto de Santa María, la plaza de Joselito,  Morante, el joselitista más sincero y hoy líder en el escalafón, ha de convertirse en la más importante atracción en taquilla para las empresas.  

Recientemente, el pasado sábado 23 de julio,  nos referimos en este blog a la ganadería de Tomás Prieto de la Cal. Lo hicimos refiriéndonos a su  fundación por don Florentino Sotomayor, aquel ganadero, que de acuerdo a los orígenes de su vacada, iniciaba caminos ganaderos por senderos del miedo y del terror invocando los nombres de Miura, Parladé y Albaserrada.  Reuniendo  sangres para desembocar en la ganadería que hoy lidia sus reses con divisa rojo y gualda, los colores de Prieto de la Cal.

 El camino abrió sus senderos con toros del marqués de Tamarón. Con vacas de Miura y de Parladé. Todo a partir de 1912, porque al llegar al año 31 se le agrega al menjurje genético nada menos que sangre de otra  de las famosas ganaderías de alcurnia, la ganadería del Marqués de Albaserrada.

Muchas sangres, sangres  de marqueses, encastes de oligarcas que han sido valientemente defendidos por ilustres plebeyos que se han consagrado como exigentes ganaderos: Victorino Martín, su primo hermano Adolfo  Martín y don José Escobar.


El mil veces referido encaste Tamarón, también fundado por otro marqués, don José Mora-Figueroa, Marqués de Tamarón, hombre de letras y de copas,  logró el éxito reuniendo dos de las más importantes ramas del árbol de Vistahermosa: Parladé, que procede de Ibarra vía Murube y la de Urcola, ganadería que más tarde en el tiempo defendería los galaches y los pintorescos Vega Villar. 


 Victorino Martín García y el mexicano José Chafik Hamdam intentaron revivir los orígenes de Urcola.

Eso, aunque interesante, es otro tema. Mejor evitemos distraernos.  Más bien invoquemos la historia verdadera y sensacional de Tamarón: la ganadería que conquistó el mercado del espectáculo taurino. Lo hizo en manos de la vilipendiada familia Domecqal punto que se le achaca, injustamente,  la desaparición de todos los demás ganaderías de Vistahermosa.


 Prieto de la Cal eliminó todo lo anterior, los ladrillos y adoquines con que la construyeron y se quedó con  ganado exclusivamente  procedente  del Duque de Veragua, árbol Juan José Vázquez me contaba ManoloLozano el otro día cuando hablábamos en referencia a Curro Chica y al médico veterinario Frumencio Sánchez de Talavera.

Lo hizo Tomás Prieto de la Cal recurriendo a la adquisición hecha por don Juan Pedro Domecq Núñez de Villavicencio, padre de los hermanos Juan Pedro y Álvaro Domecq y Díez. FUe el negocio de la compra a los hermanos Martín Alonso, entonces propietarios  de la ganadería vazqueña de los duques de Veragua. 

La señera y aristocrática sangre, comienza a diluirse: Domecq introduce lotes de vacas y sementales procedentes de Mora Figueroa y del Conde de la Corte y transfiere a don Tomás Prieto de la Cal una cuarta parte de su ganadería: 250 cabezas, en las que se incluyen ciento veinte vacas de vientre y dos sementales, con las que Prieto de la Cal inicia una tradición ganadera que aún pervive conservando uno de los últimos reductos de la casta a la que dieron lustre y fama los duques de Veragua. 

La ganadería de Prieto de la Cal está conformada por unas 150 vacas de vientre y entre 10 y 15 sementales , de procedencia encaste Veragua. La casta vazqueña, muy bien representa en la ganadería de Prieto de la Cal está marcada por la heterogeneidad que se fundamenta en la variedad de pelajes. La vazqueña, y por lo tanto también Prieto de la Cal, es el arco iris del toro de lidia que resume todas las variedades cromáticas. Se trata de ujn espectáculo visual solo con su presencia.  Tal y como define García Sánchez,  en su trabajo sobre el toro de lidia español, estos toros se caracterizan en su fenotipo por su gran trapío, morrillo prominente y por estar degollados de papada.

 Además, una de las características de los Prieto de la Cal es la variedad de capas: jaboneros, sardos, salineros, berrendos aparejados, cárdenos claros y oscuros, melocotones, colorados, retintos, tostados, castaños  etc. Haciendo gala y confirmando aquellas palabras del fundador de la casta vazqueña, don José Vazquez que más o menos dijo: - Tengo lo que todos tienen y lo que ninguno tiene.


En lo que respecta a su comportamiento durante la lidia son toros espectaculares de salida, con poder, toros que rematan en tablas y que en el caballo son duros y bravos pero que en la muleta  se aploman y desarrollan un agudo sentido. En el tercio se quedan  cortos y con tendencia a rebañar lo que ha provocado hayan sido excluidos en lo que es el toreo moderno.

 Nada que ver con ese toro que invento don Antonio Llaguno González, mucho menos con el toro de Javier Garfias de los Santos, que convirtió su doctrina en sentencia cuando, ante las cámaras de la Televisión Española en una reunión picante por  polémica ante la prensa taurina le preguntó el mexicano a don Álvaro Domecq y Díaz que olvidaba que el México la guindilla es el chile y pica de a de veras: - “Dígame usted qué es más importante, que el toro sea bueno de salida, o que el toro termine embistiendo  y cumpliendo en bravura”.

 

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