Cuando Joselito El Gallo dejó su vida en los pitones de "Bailaor" en Talavera de la Reina el 16 de mayo de 1920 todos los ojos apuntaron hacia un joven que encarnaba perfectamente todas las virtudes que dejaba Gallito, el valenciano Manolo Granero, torero de grandes cualidades, era el candidato a ocupar el trono del coloso de Gelves. Tras deslumbrar como novillero, tomó la alternativa en Sevilla en la feria de San Miguel de 1920, de manos precisamente del hermano mayor de Gallito, Rafael Gómez "El Gallo". La temporada de 1921 de Granero fue apoteósica y así entraba con billete de primera clase en la búsqueda del trono del toreo. Tras muchos presagios, malos augurios, pesadillas y otras cosas que se podrían denominar de sobrenaturales llegó a Madrid a la plaza de la carretera de Aragón el 7 de mayo de 1922, para alternar con Juan Luis de la Rosa y Marcial Lalanda, que confirmaba la alternativa. Manolo vistió de estreno un azul noche y oro de nuevo diseño y se fue a Casa Kaulak a tomarse unas fotos, donde triste y meditabundo, salió con el rostro contraído. Su primer toro fue "Cantinero" número 13 de José Bueno, con el que estuvo muy bien, dando una vuelta al ruedo tras petición de oreja.
"Pocapena" número 59, cárdeno de Veragua fue su segundo, tras ponerle en apuros con el capote, empezó la faena con un pase por alto, siendo volteado y al caer el fiero Veragua le empujó al estribo, donde le metió el pitón por un ojo, destrozándole el cráneo. Granero falleció a los pocos minutos en la enfermería del doctor Hinojar, dejando una honda pena en los aficionados.
Treinta y ocho años después se hicieron unos trabajos en su mausoleo y al sacar el ataúd y abrirlo estaba incorrupto, por lo que se habló de un milagro.
Luego tendría su explicación científica al recordar que Granero fue embalsamado muy bien y estaba en tierra caliza. Un pequeño bosquejo de la historia del toreo, recordando a Manolo Granero, el torero que pudo reinar.
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