El pintor colombiano Diego Ramos, uno de los más brillantes artistas actuales en temática taurina, ha agotado en solo dos semanas la limitada edición del libro en el que incluye todas las obras que le ha dedicado al torero gitano Rafael de Paula durante más de veinte años. Rafael de Paula, visto por Diego Ramos es una lujosa y cuidada edición de 140 páginas de papel estucado, con estuche y tapa dura, en la que se ven reflejadas más de cien obras del joven pintor colombiano, inspiradas todas ellas en el toreo y en la figura del famoso diestro de Jerez de la Frontera, cuyo hijo, Jesús Soto, redacta los textos que las acompañan.
El propio artista asegura a EFE que “la edición, meditante venta por internet, se ha agotado en apenas quince días. Fueron pocos, solo 150, los ejemplares que tiramos, todos numerados y dedicados por el propio Paula, pero en cuanto se conoció su publicación llegó inesperadamente un aluvión de peticiones que habla de la gran devoción que, a pesar de todo, los aficionados siguen teniendo por Rafael”. La intención de Diego Ramos era dar a conocer todo lo que le ha inspirado en su carrera artística el genial torero gitano, al que considera su mejor fuente de inspiración desde que los profesores de la Escuela Taurina de su Cali natal, donde dio sus primeros pasos como novillero, le insistieron en que viera videos de sus faenas.
“Rafael me atrajo siempre, desde niño, como torero y como persona. Ha sido para mí una fijación constante. Y de ahí que, cuando decidí dejar los toros, porque no tenía valor, y pasé a dedicarme a la pintura, él haya sido un modelo permanente”. “Por eso, cuando durante el confinamiento me dediqué a rebuscar en mi estudio para hacer un libro acerca de mi trayectoria, comprobé que él era el torero al que más había pintado, por lo que lo más adecuado era que fuera a través de todos sus cuadros y bocetos como se viera toda mi evolución”.
Las más de cien obras de Ramos sobre Rafael de Paula que aparecen en esta edición son en su mayoría inéditas, y las técnicas en las que las ha llevado a cabo a lo largo de cinco lustros van desde la acuarela al óleo, pasando por el guache, el pastel o incluso los collages y los apuntes a lápiz.Diego Ramos considera que se trata “únicamente de un libro de pintura, pero que muestra todo mi abanico de recursos técnicos, incluso los collages que durante una época hice con viejos carteles de toros, arena de las plazas o retales de trajes de torear, pero también cómo un torero de la dimensión artística del gran Rafael puede inspirar obras tan diferentes a lo largo del tiempo”.
El colombiano dice sentirse tan satisfecho como sorprendido del éxito de la primera publicación de su obra en papel, a la que considera “un experimento como libro de autor, en el que hay mucha pintura vista desde el lado estético, que no el trágico de la tauromaquia”. “Y esa es precisamente la mejor conclusión de este caso: que la pintura taurina y los buenos toreros siguen interesando. Ya me hubiera gustado a mí cuando empezaba ver algo así con todo lo que Zuloaga pintó sobre Juan Belmonte, o lo que hizo Roberto Domingo con Rafael El Gallo. Así que, viendo lo bien que ha caído entre la gente, probablemente hagamos en breve una segunda edición”, finaliza.
Publicado en El Diario de Sevilla
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