TENTADERO EN LOS ARÁNGUEZ, RECORDANDO LOS 50 AÑOS DE LA PRIMERA TIENTA Por Víctor José Lopez EL VITO

Emilio Quiñones, Mayoral, Alexander Guillén, Lalo Riera, Monchito Riera, Luis de Aragua, Jesús Riera Herrera, ganadero, Erick Cortez, Idelfonso Riera Zubillaga, Oscar Rierra Herrera, y Diego Osorio en la conmemoración de los 50 años del tentadero de la divisa verde y grana de Los Aránguez. 

Cuando cruzaba por el camino de tierra las sabanas de Los Caballos y Copacoa, recordé emocionado aquellas palabras de T.S.Eliot: - No cesaremos de explorar y el fin de toda nuestra exploración será llegar donde arrancamos y conocer el lugar por primera vez.

Llegamos a la raíz de las raíces donde partimos conscientes en nuestra afición, por el toro de lidia. No por la fiesta, sino por el toro que descubrimos hace 50 años en los tentaderos y herraderos de Los Aránguez, en Carora, en las faenas camperas de la ganadería de Los Aránguez.

En ese camino revivimos los recuerdos, no la remembranza de las personas que en su mayoría eran otras. En el seco camino invocamos con el calor amigo que emanaba de aquellas paredes que sostienen el techo de la casa. La casa que nos cobijó y donde viví mis primeros días, los de la bendita afición que me ha acompañado en lo que entiendo va siendo una larga vida. 

Lo vivido, gracias al más hermoso de los animales, el toro de lidia.

En la hora del mediodía caroreño, canícula que arde entre los rayos del sol, surgió el recuerdo de Luis Güin - Luis de Aragua -, de la fecha que ahora recordamos, la vivencia del primer tentadero cuando César Girón le entregó la muleta ordenándole colocarse en los medios. - Nada de parar la vaca, nada de lucirse, sólo esperarla y soportar en embroque en vez de ejecutar el pase.

 No una, sino mil veces hasta demostrar su valor. 

Crueldad de Girón heredada de su maestro Pineda y de aquellos que fueron la guía del gran Girón cuando las heladas mañanas de Salamanca provocaron en su desespero renegar su vocación taurina, aunque de inmediato, a la noche, volvía a soñar con ser torero. Erick Cortéz ha vuelto a Carora, y el matador lo hizo junto a Luis de Aragua. 

También Alexander Guillén, matador de toros de Mérida y el novillero David Osorio, promesa de la Ciudad de los Caballeros y de la Escuela Taurina Humberto Álvarez fueron los que tentaron, todos junto a Emilio Quiñones, mayoral y picador de la ganadería que picó las becerras.

Emilio Quiñones, el mayoral de Los Aránguez.  Mi viejo amigo Emilio, hombre de experiencias diversas, variadas en el ruedo taurino, experiencias distintas en funciones en ganaderías hoy extinguidas, aquellas aquellas que en Caimito en Apure, y Canaguá en Mérida, llegaron a marcar rumbo ganadero por la calidad, bravura y nobleza de sus toros.

Se formo Emilio en Los Ramírez, vacada que pasta cerca de La Porquera, donde aún -Gracias a Dios-  viven con fuerza los toros de los Molina Colmenares, los herederos de Hugo Domingo que tienen sangre y corazón taurinos llenos de afición.

Con Emilio, que hereda en el cargo la responsabilidad de Antonio Camacaro, nos acercamos a Tempranillo, negro lucero, que sesteaba acompañado de sus vacas amparado en la sombra de un Flor Amarillo.

- Toro con sangre Llaguno vertiente Torrecilla por parte de padre y de una vaca de tres generaciones atrás origen Piedrahita. 

Nos informa Jesús Riera Herrera, el timonel de la vacada que enfrenta la responsabilidad heredada de Alberto Ramírez Avendaño.

 Un potrero poco más allá, Cachorro, número 13 que desde el 2011 cuando fue indultado cubre vacas. Este Cachorro pertenece a la línea Joaquín Buendía, hijo por inseminación de Distinguido y de tres madres en linea directa de vacas de Santa Coloma.

El impresionante Tintorero, número 52 desde el 2012 es el sexto semental de Los Aránguez desde que Pocosueño de Paco Camino se convirtiera en toro padre de esta ganadería  Padre en la línea de Atrevido y muy allá en los orígenes de la divisa emparentado por vacas de Guayabita.

Es, comenta, Jesus Riera, un toro absolutamente de Los Aránguez.

Cuatro vacas fueron tentadas, cuatro vacas con presencia y muy encastadas. Destacó una vaca muy bragada, tan bragada que es  jirona que toreó soberbiamente Erik Cortés reapareciendo en la arena cincuentenaria del hierro caroreño. Toreó con personalidad este Alexander Guillén, que desde novillero marcaba horizontes de calidad. En México dejó buen ambiente en su incursión en la temporada internacional de novilladas y se atrevió escribir una página de gloria en la Monumental de Mérida frente a la boca abierta de los impresionados maestros del toreo español en la Feria del Sol. Alexander, como profesional ejerce funciones importantes en la ganadería sin dejar de ejercer su profesión, donde aún tiene mucho que defender como torero venezolano de cartel.

La divisa de Los Aranguez prepara una hermosa corrida de toros para la temporada de la Feria de Nuestra Señora de Regla de Tovar, y sin haberse comprometido, aún tiene toros para Mérida y San Cristóbal.

Ha sido muy grato el haber vuelto a las raíces que son las del toro bravo en Los Aranguez, raíces las que se confunden en el fruto de los años cuando defendemos con equilibrada pasión la fiesta venezolana. Todo esto es pegándole un quiebro a la pandemia, y que todo sea por los toros en Venezuela.