viernes, 19 de marzo de 2021

PEPE GARFIAS, MI VIEJO AMIGO VIEJO Por Víctor José López EL VITO


Pepe Garfias, junto a sus hijos y muchos Garfias


Una vieja amistad o, como diría Julio Stuick mi viejo amigo viejo, lo que es una sólida amistad entre viejos, es la que, desde  hace 50 años tengo con José Antonio Garfias de los Santos. 

Ganadero de De Santiago, hermano menor de Javier y de Marcos que hace poco le visité a Pepe en su casa de San Luis, cuando aproveché la estada en Ciudad de México donde junto a mi editor Jorge Anciola recibimos del impresor el libro Memoria de Arena. 

Aquella oportunidad me enteré que él, José Antonio Garfias de los Santos estaba un poco quebrantado de salud. Temprano al día siguiente de enterarme de la noticia me fui a la Central Camionera del D.F. para emprender el largo camino a San Luis. En la terminal me esperaba el matador de toros  Juan Diego de México, que en su paso por Venezuela dejó mucho afecto sembrado. Siembra de amigos que poco a poco han ido desapareciendo. 

Erick Cortez en De Santiago, casa histórica de Garfias

Me satisfizo reunirme con Pepe y ver su entereza y disposición de cómo enfrentaba los problemas que le aquejaban. 

Más tarde, otro día, en compañía de Erick Cortéz nos fuimos hasta  La Villa de Arriaga.Pepe, ya recuperado  nos recibió con Alfredo Gómez “El Brillante” que hoy se recupera favorablemente de una cornada del Cononavirus.

Erick Cortéz se estrenaba en el campo bravo de México luego de casi 20 años de haber tomado la alternativa en Nimes. Tarde de vendimia francesa, doctorado de manos de los maestros Paco Ojeda y César Rincón con toros de Juan Pedro Domecq.Fueron díss interesantes los vividos en  La Villa de Arriaga que compartimos con un amigo admirado y apreciado que,  desgraciadamente partió en plena juventud, maestro Miguel Espinosa ,“Armillita Chico”. 

Aquella tarde descubrimos a un buen torero mexicano. Un sobrino de Pablo Labastida, aquel ganadero de Espíritu Santo un amigo con el que aduvimos muchas leguas de la tauromaquia mexicana. Fernando Labastida que junto con su padre el ganadero Manuel Labastida tuvo la iniciativa durante la pandemia de organizar un serial de Festivales Taurinos, sin picadores para aspirantes a novillero. 

Me refiero al proyecto “Quiero ser torero” una herramienta ceada para darle oportunidad a esos muchachos que tienen el sueño, la inquietud y la decisión de querer ser toreros.

 La  pandemia ha azotado el  universo de los toros arrinconando la defensa, que no la queja, que debe ser la actitud ante ella el Corona virus.


Pepe Garfias ha sido compañero de viaje en la vida y en especial en el curso del camino del toreo desde 1972. Nuestra amistad nació una tarde  en Ciudad Juarez,  tarde que la ganadería de De Santiago lidiaba una corrida de toros en la Plaza de Toros Monumental. Ese día estaba en Juárez Javier Garfias que con su presencia apoyaba a su hermano.

 Nos sorprendió a todos cuando un par de horas antes de la corrida fente a Pepe Chafik, cuando el mozo de espadas preparaba los avíos de Manolo Martínez, plantado don Javier Garfias bajo el marco de la puerta de entrada de la habitación de Martínez pregunta:

 - ¿Y Belcebú, dónde está Belcebú?


El ganadero se refería  a Manolo Martínez, que para 1972 era el mandón en México. Provocador de pasiones idolatrado y denostado al mismo tiempo. Fue Manolo el torero que tanto había esperado la afción de México. 

No es que fuese tensa o dispar la relación entre Javier Garfias y Manolo Martínez, es que este es el trato, aparentemente ríspido, estilo muy mexicano entre personas que se aprecian y se tienen confianza.

Manolo Martínez toreaba aquella tarde con Mariano Ramos y con Rafael Gil Rafaeillo, dos toreros con diferencia en personalidades: Ramos, un gran torero salido de las filas de la charrería mexicana. Buen jinete, caballista insigne en lo que se refiere a las suertes camperas de la charrería. 

Mientras que Rafaelillo de sagre gitana ha sido en su impostada expresión profundamente andaluz. 

Por aquellos días vivían Mariano y Rafaelillo un momento interesante como toreros.

Marco y Pepe dos miembros de la excelencia de la dinastía ganadera potosina de Los Garfias


Ha pasado el tiempo desde aquella lejana fecha cuando conocí a José Antonio Garfias en Ciudad Juárez, fy las recientes visitas que hemos hecho a México. Largo el tiempo que hemos vivido entre tentaderos en La Villa de Arriaga,  como los tentaderos de machos, las pruebas de sementales, las  retientas de vacas y tentaderos de becerras y hasta grandes recepciones a medios y políticos reuniendo el poder taurino en defensa de los enemigos de la tauromaquia que siempre los ha habido.

Han sido frecuentes las pruebas de picadores a cargo de los maestros don Pascual Melendes y de Gabriel “El Coca Cola”,  dos figuras de una dinastía de picadores histórica. Los dos, a los que hacemos referencia, han sido triunfadores en  en Madrid y en Sevilla como lo fueron en México, Guadalajara, Valencia o Caracas en Venezuela. Prueba de ello, las vueltas al ruedo que dieron en Las Ventas y la Maestranza. 

En los tentaderos casi siempre presente Leopoldo Melendes, El Polo Melendes cercano siempre a la casa de Chichimeco. 

El cuartel de Armillita.

Inolvidables aquellos días junto a mi hermano Rafael Ernesto López y Pedro Campuzano, cuando Pepe Garfias nos apartó seis vacas maravillosas, verdaderos regalos para “fiebrúos” aficionados que creímos no saciaríamos con nada  nuestra afición y, no fue así, el hartázgo nos superó y aún las emociones las sentimos con el paso de los años. 

Maravillosos aquellos tentaderos con los toreros amigos admirados y como David Silveti y Miguel Espinosa y el fraterno maestro Juan Silveti que desbordaba su personalidad de profesional del toreo y de caballero  tanto en casa de Pepe como de Javier. 

No olvidaremos la tarde que Joselito Adame se estrenaba en Santiago … Una historia larga entre amigos, amigos muy apreciados como Lalo Azcue, El Pollo Meads, Jorge Cuesta … 

"Santiago", la ganadería de Garfias propiedad de José Antonio desde 1966, fue fundada con 80 vacas y dos toros de su hermano Javier Garfias,  La divisa roja y dorado, debutó a su nombre y al de su hermano Marcos  en Guadalajara en el 1969. 

Recordando a los pocos amigos que aún nos quedan...

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