Por el año 1969 me contaban que en el estado de Aguascalientes por el mes de octubre iniciaban las tientas en las ganaderías. Así que decidí ir a buscar dónde echar la capa en compañía de un vecino del barrio, que ya tenía más tiempo que yo queriendo ser torero. Era Nacho Vázquez “Chamaco”.
Los dos, aspirantes a novilleros, nos fuimos a buscar la oportunidad. Una mañana muy temprano estábamos en la caseta de peaje en la población de Tepotzotlán, Estado de México, pidiendo aventón para llegar a la tierra prometida, ´´Agüitas la tierra de la Gente Buena`
Por esos tiempos la gente sentía cierto romanticismo hacia la tauromaquia. Muchos viajaban en sus autos, y con gusto te daba un aventón cuando te veían por la carretera con tu lío al hombro y tu espada de ayuda viajando por los caminos de Dios. Se sentían participes de que algún día podrían comentar “A ese torero le ayude cuando era maletilla”. Cuánta historia queda plasmada en esos momentos, cuando hechas una mirada así al pasado.
Tuvimos suerte. Nacho y yo que en dos aventones llegamos al sitio imaginado Recuerdo que serían como las 5 de la tarde cuando llegamos a la plaza de toros de San Marcos. Allí dejamos nuestros avíos y preguntamos donde se reunían los toreros. Nos fuimos de la plaza al “Parían” sitio de referencia de reunión de los taurinos. De siete y media en adelante estábamos en ese lugar y poco apoco llego la torería. Matadores novilleros, aspirantes y taurinos. En verdad, me parecía sorprendente la cantidad de gente del toro reunida en ese sitio. Conocimos varios novilleros que, como nosotros, eran de otro lugar de la Republica. ilusionados, porque estábamos en el sitio mas taurino de México, donde se podía echar capa para irte preparando y aprendiendo con el ganado bravo e irte poniendo con el toro de casta.
Estuvimos un buen rato platicando con el novillero Mario Linares, de Monterrey, muy atento y buena persona. Mario estuvo charlando con nosotros, preguntando cómo era Ciudad de México y cosas referente al toro. Cuando dieron las diez de la noche lo invitamos a comer algo y gustoso acepto. Mientras cenábamos, charlamos un buen rato.
Al término de la cena, nos preguntó que en dónde estábamos cayendo para dormir. Le dijimos que aún no teníamos sitio …
¿Y no tienen en donde dormir?
¡No! Dijimos a coro.
¿Y de parné cómo andan?
Muy cortos.
Con una sonrisa franca nos dijo:Toreros, yo les caigo en un sitio que era un taller mecánico. Es propiedad de una gente muy taurina. Me dejan caerle allí. Si no les importa los invito. No hay cobijas, tampoco camas, solo es el taller y es grande.
Mario te lo agradecemos mucho y aceptamos la invitación.
Respondimos Chamaco y yo al instante.
En cuanto llegamos al sitio, cada quien busco su tercio. Con el capote de colchón y la muleta como cobija. Disfrutando un cigarro, marca “Delicados”, que nos ofreció nuestro anfitrión. Charlando de toros poco, a poco nuestros ojos se fueron cerrando, así mismo nuestro cuerpo cayo rendido, pero nuestro ánimo estaba muy elevado pues ya estábamos en la ciudad mas torera de México. Aguascalientes, la tietta de la gente buena y, además ,muy aficionada al toro.
Al llegar el nuevo día nos fuimos a la plaza de toros San Marcos a entrenar, allí conocimos una cantidad de novilleros entrenando, así empezamos a conocer mucha gente del toro.
Aquí, el secreto de conseguir campo es ponerte muy abusado, en saber quién es el que va al campo, pues no todas las ganaderías aceptan que lleguen maletillas. Hay que estar muy atentos, para saber quién es el matador o picador que tienta seguido. También conocí a un picador de toros de Aguas, quien se llamaba Isabel Prado. Simpaticé por la coincidencia del apellido, ya que yo soy del Prado y el es Prado. Me pasó la onda de más de tres ganaderías donde caímos Chamaco y yo de maletillas. Tuvimos la suerte de que nos dieran las tres.
Otro picador que me oriento fue don Ricardo Carmona “El Chato”, que me conocía gracias a su esposa, Rosa Hoone, que vivía en mi barrio Bella Vista. Además, ella conocía a mi madre desde pequeñas y eran amigas, por lo tanto doña Rosa, me tenía aprecio y me hechó la mano para que El Chato Carmona me pasara el dato donde y en que ganadería se tentaría. Suerte, mucha suerte, es la que tienes que tener para poder estar en ganaderías en que estén tentando, y puedas echar capa.
Así pasaron tres meses entrenando, yendo al campo y donde se pudiera torear. Nacho Vázquez se tuvo que regresar a la ciudad de México. Me quedé buscando dónde echar capa orientado con la gente del toro de Aguascalientes. Un día fuimos a un pueblo de Zacatecas, cerca de Aguascalientes. De regreso a la casa donde nos vestimos para torear, la señora de la casa que fue muy amable junto con su esposo que hasta nos dieron de cenar a los toreros que estuvimos actuando esa tarde, esta señora una mujer guapa y con buena presencia nos dijo que ella era gitana y que podía leer nuestro futuro, para esto estábamos como 8 novilleros en la mesa y empezó a decirnos a cada uno nuestro futuro la verdad la estábamos pasando muy bien con la cena que disfrutamos y los vinos que nos ofrecieron. Cuando me toco mi turno para decirme mi futuro la señora me miro a los ojos fijamente y me dijo:
-Tu vas a destacar mucho en los toros y veo que eres una persona con mucha suerte y vas a ser algo importante como torero.
Me quedé asombrado con tanto augurio bueno por venir, no sabía si decirle gracias o darle un beso por tan buena vibra que me daba como augurio futuro. Hasta la fecha la recuerdo como la estuviera viendo en este momento, Me hubiera dado gusto verla para darle las gracias por el aliento que me dio y decirle que he tenido una vida llena de satisfacciones, que si no he logrado con contundencia lo que me predijo si estoy satisfecho con lo que he logrado en mi vida, amar a mi familia, conocer y estar rodeado de grandes amigos que están presentes y a otros los cuales ya no están presentes y de quienes me enorgullece haberlos conocido.
Muchos muchachos que querían ser toreros conocimos de Aguascalientes a Arturo Prado a sus hermanos el picador Isabel, al banderillero Alfredo Prado, a Polo el picador, al punteño, al Caritas, al Zotoluquito, al Praguita, a José María Luevano, que le decían el chibanguita, a Pedro Julio, a Arturo Magaña, al Ratón Montes, Chuy Gómez y a muchos mas que por el momento no recuerdo sus nombres y de la ciudad de Monterrey a Mario Linares y a Fernando Manuel, que le decían “el Borracho”, que era un chaval “chipén”. Trabajaba en un bar como encargado y todos los días nos invitaba a chamaco y a mi a comer lo que daban de botana, un saludo Fernando Manuel. Cómo te recuerdo, tanto avió que nos hacías. No recuerdo si fue en enero o febrero, que me dieron el pitazo que en la ganadería del Maestro “Armilla” iba a haber tienta, así que al otro día me encontraba en la carretera pidiendo aventón para llegar a la ganadería de Chichimeco. Confieso que yo iba muy ilusionado de poder conocer en persona al maestro de maestros, don Fermín Espinosa Armillita y poder decir que estuve en su ganadería ..
La ganadería de Chichimeco está muy cerca de la ciudad de Aguascalientes, ya se imaginaran la cantidad de gente del toro que llega a esa ganadería como invitados. Lo mismo como matadores que son los que llevaran la tienta. Aparte todos los maletillas. Yo creo que éramos como treinta, ya se imaginaran que pocas posibilidades había de poder echar unos muletazos ¡ Fiuu, imposible, muchos soñadores¡ ....
Y dio inicio la tienta ..un torero de Agüitas me dijo:
- Si quieres dar un muletazo te vas a tener que colocar en fila como todos nos colocamos. Cuando abran la puerta, para que la vaca salga de regreso al campo libre.
Le pregunté ¿cómo le podía pegar un muletazo a esa becerra en ese carril tan angosto?
- Observa cómo se van colocando todos los maletillas, ven para que te acomodes.
Cuándo llegamos al carril de donde regresan las vacas tentadas, había una fila de todos los que estábamos en espera de echar capa.Así que me coloqué a una distancia de cinco metros separado del mas próximo torero a mi lado, con mi muleta, esperando que la vaca pasara por mi lado buscando el campo abierto. La vaca pasaba corriendo, recibiendo un muletazo de pecho, un natural o un derechazo según lo que te viniera en gana a través del recorrido de la vaca camino a los potreros. Si, solo un muletazo podías dar, ni hablar, éramos muchos maletillas, ese día habré pegado como doce muletazos en todo el día ..
Al término de la tienta, El maestro Armilla dio una comida como fin de faena de ese día, el comedor estaba a tope ..A los maletillas que nos quedamos, que éramos como diez, nos llevaron comida a un granero que nos sirvió como sitio para dormir. Como a las ocho de la noche, un torerillo sacó una baraja y empezamos a jugar siete y medio. Juego que aprendí ese día, pasábamos ese momento contentos, charlando de lo acontecido en el carril en que toreamos y jugábamos pasando el rato agradable, cuando a nuestro lado llegaron dos chiquillos a mirar lo que estábamos jugando. Los chavales eran Fermincito y Miguel, los hijos mas pequeños del maestro Armilla, que nos miraban muy atentos y el más chiquillo de los dos nos preguntó ¿Si traigo una jarra de vino por cuanto me la valen ? Alguien le resòndió que le dábamos quince pesos El chiquillo salió corriendo, para traer la jarra con vino. Ahí se acomodaron Fermincito y Miguel “El Gordo”, como le decía su papá, el Maestro Fermín, a Miguelito. ¿Que mas podíamos pedir? Buen vino, de la cosecha del viñedo del Maestro de Maestros don Fermín Espinosa Saucedo “Armillita Chico”.
El Gordo como dos veces mas fue por jarras de vino, solo que nos decía que le diéramos mas dinero pues era muy poco lo que le dábamos. ¡Vivillo el chiquillo, Desde pequeño! Al Gordo Miguel le dejamos ganar el último juego y se fue contento. Pero mas contentos nos quedamos cuando el “gordito” Miguel regresó y nos trajo otra jarra de regalo, ya en forma de amistad. ¡Ooole los toreros flamencos! ....le gritamos al chavalín Miguelito Armilla.
Al día siguiente, a las 10 de la mañana comenzó nuevamente el tentadero y como era la forma otra vez, a colocarte en el carril para pegarle un pase a las vacas. Como me tardé me toco el último lugar del carril. Solo que el maletilla que estaba antes de mi me dijo, pásate a mi lugar, déjame ser el último, cosa que me dio igual. Salió la vaca del tentadero, ahí venia, todos en fila pegándole un muletazo a la vaca, cuando pasó por mi lado le di un muletazo de pecho muy sabroso se lo dí, y note que el maletilla que era el último no estaba formado, lo que me pareció extraño. De pronto escuche un ¡aja, vaca¡ ¡aja, vaca¡ me acerque a donde venía esa voz, el chaval que estaba de ultimo en la fila, estaba toreando la vaca en campo abierto, al verme me dijo, tápate tantito, en un momento te la dejo. Le habrá pegado dos tantas de derechazos y la remató Me dijo, venga toréala tú. Lo que hice en el acto, le habré pegado como ocho muletazos, me dijo el torero, ya remátala y que se vaya. Así lo hice y le di las gracias a ese novillero que me orientó y pude disfrutar esa forma de poder dar mas muletazos de contrabando. Me quede platicando con él, ahí en el carril, esperando la próxima vaca que saliera. Así estuvimos toreando todas las vacas que salían después de que fueran tentadas en el ruedo.
Cuando vino un descanso mi amigo se marchó a Agüitas, me dejó para mi solito las vacas que restaban para torearlas a campo abierto, En momentos se tardaba mas de una hora en tentar en el ruedo una vaca, así que después de un momento esperando la próxima vaca, me quedé recostado sobre la base del carril, que era de piedras acomodadas y daban la forma a la barda. El sol estaba en su apogeo, me recosté y quede entre dormido, cuando sentí el ajetreo que se forma cuando los muchachos en el carril dan el grito de ¡ajaa, vacaa¡ yo me pare rápido, pero bruscamente, haciendo que una hilera de la piedra de la barda se cayera, provocando mucho ruido. No le di importancia y me puse a torear a campo abierto, de pronto escuché un grito de enojo reclamándome. ¿Que haces cabrón muchacho? ¿Estas loco? ¿Qué te pasa?
! Al mirar quien me gritaba en esa forma, me di cuenta que era el mismo Maestro DON FERMIN ESPINOZA ARMILLITA, en compañía de sus hijos MANOLO, FERMIN, MIGUEL y su sobrino-nieto JOSE MANUEL ESPINOSA, que se habían acercado a mirar que fue lo que produjo el ruido de las piedras. Muy apenado me acerque
é a donde estaba el maestro Armilla que me decía, que ¿Cómo era posible lo que estaba haciendo, de torear en esa forma clandestina? Yo caminaba con la cabeza baja muy apenado, solo le dije, discúlpeme Maestro, vengo desde la Ciudad de México y no había pegado un pase. Yo veía la cara del maestro Armilla muy molesto, nos fuimos caminando rumbo al tentadero, el maestro me iba regañando, y yo seguía con la cabeza mirando al suelo, al llegar al tentadero me dijo EL MAESTRO con voz firme, siéntate ahí, en esa orilla y no quiero que te muevas ¿Entendiste? solo alcanceçé a decir, Si, maestro.
Salió la siguiente vaca, el torero en turno la toreo muy bien, cuando dijo el maestro Armillita que estaba vista, me llamó con un grito desde su palco diciendo, tú muchacho, de la Ciudad de México, bájate y toréala ¡ Si, el maestro Don Fermín, me estaba permitiendo torear en su tentadero, como comprensión a mi deseo de querer ser torero y disculpando lo que malamente había hecho, me dejo pegarle varias tandas y al grito de ¡Ya, déjala! y dar por terminada mi intervención me dijo, quédate donde estabas y no te muevas. De mi boca salió un sincero pero muy emocionado, ¡Gracias maestro! y unas lágrimas de mis ojos rodaron de alegría, yo no podía creerlo este momento que estaba viviendo..
La siguiente vaca que se tentó y que fue buena, a la hora de decir ¡vista!, me volvió a llamar el Maestro don FERMIN, venga chaval de México, toréala, ¡Si! así me castigaba nuevamente, permitiéndome que toreara otra vaca con su consentimiento el mismísimo Maestro ...EL MAS GRANDE MAESTRO DEL TOREO .... DON FERMIN ESPINOZA "ARMILLITA CHICO"
Estuve en otras ganaderías de donde también guardo buenos recuerdos y gran gusto, como haber conocido otro mitológico personaje como lo era el ganadero de garabato “el tato” como se le conocía a este señor criador de ganado bravo, “personajazo” de la tierra de la gente buena, y así se fue acercando el día que como las golondrinas que tiene que levantar vuelo y emigrar a otros lares me marche de agüitas para ir eslabonando un nuevo camino, como se va formando igual que un escapulario, dando forma a un rosario con su cuentas una por una, Así es como está hecha la vida de un aspirante a ser torero, día a día, toreada tras toreada, forjando su vida, sueño tras sueño de querer ser un día un gran torero ....
Escribo este recuerdo con El gran aprecio que le tengo a MIGUEL, ESPINOZA “EL GORDITO” como le decía cariñosamente su padre el maestro Don Fermín, a un año mas que se cumple de su fallecimiento, (6 de Noviembre).
Hasta siempre gran Amigo, gran figura del toreo, MIGUEL ESPINOSA ARMILLITA
DESDE LA CIUDAD DE MEXICO-
Manuel del PRADO EL TRISTE
Noviembre de 2020
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