Los orígenes de la ganadería colombiana de Vistahermosa son interesantes. Están ligados al desarrrollo de la fiesta de los toros en el territorio neogranadino. Con el tiempo, Vistahermosa ejercería una decidida influencia en Venezuela.
Francisco García fue de muy joven vaquero de la casa de Santa Coloma, en Sevilla. Llegó a Colombia en 1925, en compañía de su pariente Julio de la Olla, primer mayoral de Mondoñedo que había sido contratado por Ignacio Santamaria, cuando don Ignacio, el gran prócer de la fiesta de los toros en Colombia, negoció con el Conde de Santa Coloma la compra de los primeros sementales que formaron la ganadería cundinamarqueña.
Mondoñedo fue fundada con vacas criollas colombianas. Vacas de las sierras andinas y con los sementales de Santa Coloma que fueron importados por don Fermín Sanz y registrados en los libros y en la historia del toreo, con los nombres de: “Ligero”, “Civilero”, “Canastillo” y “Malavista”. Dos toros del duque de Veragua, con los nombres “Cigüeño” y “Granadino”, cabezas, o lo que de ellas queda, adornan unos pasillos de la casa de habitación de la finca de La Holanda en Mosquera.
Tuve oportunidad de conocer este bello rincón de la Sabana de Bogotá invitado por Fermín Sanz de Santamaría, hijo del pròcer taurino, en una de mis primeras visitas a la hermosa y grata ciudad de Santafé de Bogotá.
Más tarde el mayoral Julio de la Olla llevó otros machos de Santa Coloma a los predios de las fincas Holanda y El Rubí, en Mosquera, que atendían por los nombres “Cordón”, “Aventurero”, “Greñudo” y “Estornino”. De los
Cuatro, padrearon los tres primeros; porque “Estornino” murió apenas pisó suelo bogotano.
La bancarrota comercial hizo que el señor Santamaría se viera obligado a entregar parte de su fortuna a la Corporación Colombiana de Crédito. Entre las propiedades estaba la ganadería de Mondoñedo que, para la época, contaba con más de mil cabezas de ganado de cruce criollo con Santa Coloma.
Durante dos años la Corporación de Crédito manejó la ganadería de Mondoñedo y al frente de la vacada quedó Francisco García, padre de nuestro muy apreciado amigo Antonio García que desarrolló su afición como un gran ganadero.
En vista de que los herederos de don Ignacio, poco o nada pudieron hacer para recuperar los bienes incautados, el organismo gubernamental en vandálica actitud, acremente criticada por la opinión colombiana, en especial por el diario El Tiempo de Bogotá en loble e histórica campaña, la Corporación de Crédito envió partidas de reses al matadero, algo parecido a lo que hoy día ocurre en México y en España con la pandemia del Corona 19… Aunque el virus de los políticos cuando abrazan la causa del antitaurinismo van mucho más allá, muchos aficionados compraron a precio de gallina flaca parte de ganadería.
Se fundaron ganaderías como la de don Benjamín Rocha Gómez (El Aceituno), con más de cien vacas y los toros “Taponero”, “Llorón”, “Alemán” y “Ligero”.
César Marulanda fundó la ganadería de Nápoles en Armenia. Doña Clara Sierra, que compró vacas de Mondoñedo y gran parte del rebaño de Rocha Gómez, que moría asfixiado por el calor en las ardientes tierras de El Tolima, fundó la célebre finca de Venecia, vecina con La Holanda y colindante a El Cairo, tierras que luego serían de Francisco García.
Se beneficiaron de la demencia burocrática los señores Arturo Hernández y Eduardo Laverde, como también el matador de toros Félix Rodríguez Antón, santanderino que vivió en Colombia hasta el final de sus días y fue un pionero en la construcción del gran edificio de la ganadería brava neogranadina.
Pepe Estela fundó en Cali la divisa de Ambaló, y también se benefició con vacas de la familia Santamaría compradas a la Corporación de Crédito.
Los sucesos de la quiebra financiera de don Ignacio Santamaría ocurrieron en el año de 1931, que aún retumban en el eco del desastre taurino en la Sabana de Bogotá y que provocaron la deserción y regreso a España del mayoral Julio de la Olla.
Francisco García, en cambio, prefirió esperar. Sin cobrar un peso, vestido de franciscana paciencia, se mantuvo vigilante de cada una de las reses. Este hecho de encontrarse encargado de la ganadería, propiedad de la Corporación, sus dotes de buen aficionado, trato directo con Julio de la Olla, fueron elementos fundamentales para que supiera la auténtica constitución del rebaño. García, que estuvo a la orden de la Corporación de Crédito en calidad de funcionario, ganó grandes beneficios económicos por razones de cesantía y de antigüedad, que cobró con tierras y reses.
Así fue que se hizo ganadero de reses bravas y señor de tierras en la Sabana de Bogotá aquel joven andaluz que había llegado a tierras americanas como vaquero en compañía de su primo Julio de la Olla.
En 1936, Francisco García fundó la ganadería de Vista Hermosa con los sementales españoles y cien vientres que el avispadísimo sevillano supo escoger entre las mil reses que habían formado Mondoñedo. El hierro de la ganadería de García es similar a la de Joaquín Buendía, y por divisa los colores oro y encarnado, de la bandera española, la divisa de su amada tierra a la que fue a vivir los últimos días de su tránsito terrestre. Con un sentido muy claro de la selección, creó en el tiempo una gran ganadería. Un toro ideal para Colombia:fcino de tipo y pequeñas hechuras, bravo y encastado, que ganó fama con el tiempo.
A Venezuela envió en 1949 una corrida memorable, en la que triunfó el leonés Antonio Velázquez, quien toreó junto a Luis Sánchez “El Diamante Negro” y Luis Miguel Dominguín. De ese triunfo en Caracas nació la ganadería venezolana de Vistahermosa propiesdad de Cayetano Pastor que la fundó con dos toros de Francisco García.
Antoñito tenía fija idea de salir de Colombia. Las guerrillas, la situación política, el espejismo de la Venezuela petrolera, fueron tentaciones como para salir de la Sabana de Bogotá. Además el cerco que le tendían sus colegas ganaderos, no diferentes a los del resto del mundo en cuanto a sus bajas pasiones le ahogaban en su propia tierra. Por todo esto Antonio García visitó la frontera. Se relacionó con aficionados tachirenses y llegó a entusiamarlos para que trajeran a Venezuela ganado bravo de su ganadería. Así lo hizo, con Joel Casique y otros socios que tuvieron, para esa época, la unción del Ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, que abrevió con su influencia estadios burocráticos.
Por todo esto Antonio García visitó la frontera. Se relacionó con aficionados tachirenses y llegó a entusiamarlos para que trajeran a Venezuela ganado bravo de su ganadería. Así lo hizo, con Joel Cacique y otros socios que tuvieron, para esa época, la unción del Ministro de Relaciones Interiores, Carlos Andrés Pérez, que abrevió con su influencia estadios burocráticos.
Antonio García fundó un hierro a su nombre y con ese hierro y denominación trajo a Venezuela vacas y toros para ser lidiados en corridas a su nombre, Antonio García, y así se hizo la tarde del siete de diciembre de 1969 en Valencia con César Girón, José Fuentes y Curro Vázquez, que el domingo anterior había realizado una histórica faena en Caracas el domingo anterior. A su nombre, el de Antonio García, lidió luego en San Cristóbal cuando Joselito López, Miguel Márquez y el maestro salmantino Santiago Martín “El Viti”redondearon una tarde memorable, de la que aún recordamos la brava actuación del toro “Vanidoso¨. Así en Puerto Cabello, en Caracas y otras plazas donde siempre se lidiaban toros que llegaron a Venezuela de novillos y de becerros herrados con el hierro de Antonio García porque habían nacido en Colombia.
Los toros estuvieron herrados con señales diferentes a las de Bella Vista. No fueron estos célebres toros de Bellavista, así se empeñen en considerarlo algunos de los que fueran propietarios de la divisa tachirense. Esta circunstancia acarrearía confusiones, más tarde, en lo referente a la antigüedad de la ganadería; porque habiéndose lidiado sus toros antes que otras ganaderías –según los carteles, como el de Valencia la tarde del 07 de diciembre de 1969–, adquirió reconocimiento de antigüedad más tarde, cuando en Caracas lidió reses que sí habían nacido en el país y que tenían como marca ganadera el hierro de Bellavista. porque las que se lidiaron en Valencia, y las otras plazas, que mencionamos llevaron el hierro de Antonio García el criador bogotano. Bella Vista fue fundada por Antonio García, Joel Cacique y Antonio Rugeles con 120 vacas, 38 novillos y tres toros. Motivos económicos provocaron la graciosa huida de Cacique y de Rugeles y la ganadería llegó a manos de uno de sus acreedores, Carmelo Polanco que iniciaría el camino de la historia de una de las ganaderías más importantes en el historial taurino venezolano a partir de 1972 cuando José Joaquín González Gorrondona, Elías Acosta Hermoso y José de Jesús Vallenilla Calcaó adquirieron la parte que correspondía a Carmelo.El triunvirato cambió el rumbo trazado por Antonio García inyectándole a la vacada sangre de Fuentepaleña, primero, y más tarde con reses lusitanas procedentes de las ganaderías de Manuel y Mario Vinhas, vacas, un toro de Pito Barreiro y vacas de la ganadría española de Hernández Plá.
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