Su toro más recordado fue «Comanche» de la ganadería Santo Domingo, que lidió el 31 de enero de 1965 en la Plaza México y al cual le concedió el indulto. El torero regiomontano también indultó en la México a «Guadalupano» de la ganadería Las Huertas, el 17 de mayo de 1967. Lo que lo colocó en el grupo de toreros que más indultos han concedido en esta plaza.
Raúl García comparte con Curro Rivera el segundo lugar entre los diestros que más astados han indultado en la Plaza México, con dos ejemplares cada uno, solo superados por Jorge Gutiérrez que indultó tres ejemplares.
Ha sido Raúl la expresión genuina del torero mexicano que supo defender el cuartel azteca cuando El Viti, Paco Camino, Diego Puerta visitaban la extensas temporadas mexicanas. Aquellas que con el señuelo del dinero muy provocativo invitaba a las plazas de la frontera con los Estados Unidos. Un señuelo que también atrajo a Manuel Benítez “El Cordobés” que desde 1961 enamoraba a los públicos mexicanos, y americanos. Aquella temporada de 1963 El Cordobés toreo 33 tardes consecutivas, fue el año que en Guadalajara le cortó un rabo a un toro la misma tarde que César Girón fue herido de una cornada en la cara y quedó la tarde en un mano a mano con Alfredo Leal y toros de José Julián Llaguno.
Raúl García, sobrino del Esteta Potosino, Gregorio García, se hizo torero en la Ciudad de México, aunque sin olvidar sus orígenes regiomontano pues le anunciaban El Esteta de la Ciudad de Acero, refiriéndose a la urbe neoleonesa.
Fue la carrera de Raúl de la mano de la evolución de la Plaza Monumental a partir de la presentación de Manuel Rodríguez Manolete, pues con apenas 9 años de edad ya Raúl pisaba “la legua” -termino taurino mexicano, para el camino de los iniciados.
Su personalidad, aparte de la calidad de su toreo se fundó en una educación taurina muy superior a la de sus compañeros de quinta. Raúl, aparte de haber sido un torero de cartel, logró participar en directorios empresariales y gremiales añadiéndole al tirón del público aficionado la admiración, cariño y respeto de todos quienes somos sus amigos.
Conocí a mi compadre en los corrales de la Monumental de Las Ventas en agosto de 1972 la mañana de una corrida de toros de Ruiseñada en la que se anunciaba en los carteles a Adolfo Rojas. Llegó Raúl con una escayola en un brazo, una fractura sufrida en Lisboa en festejo que toreó con Antonio Bienvenida. En Madrid nos reunimos con el ganadero venezolano Alberto Ramírez Avendaño y más tarde con Sebastián González y con el actor venezolano Oscar Martínez. Juntos viajamos a la Feria de Bilbao. Era nuestro primer viaje a España. En Bilbao nos reunimos, gracias al cartel que tiene Raúl, entre toreros y taurinos, con dos personajes que se convertirían en amigos para toda la vida.
Me refiero a Domingo González Lucas, Dominguín, y Raúl Acha Rovira.
En esa feria debutó Curro Rivera en Bilbao con una corrida de Urquijo de descomunal presencia y de gran calidad.
El sobrino de Martín Agüero no dejó mal a su tío y abrió de par en par las puertas de Vista Alegre.
La amistad con Raúl creció con el tiempo.
• Vino a Venezuela en cuatro oportunidades. Toreó en Maracay, Barquisimeto toros de Los Aránguez y un festival en Caracas y una reunión entre pares de las Asociaciones de Matadores de Toros de México, Colombia y Venezuela cuando las agrupaciones americanas eran respetadas por sus pares ibéricos-
Raúl García hizo brillante campaña como novillero en México. Pareja con Gabriel España, dos novilleros que juntos en el cartel llenaban la Monumental cada domingo. Unidos en la competencia, más no en la vida, Raúl García y Gabriel España alcanzaron la alternativa el 1 de febrero de 1959 de manos de Luis Procuna en Morelia y la confirmación 16 de abril de 1961de la misma en la Plaza México de manos de Fernando de los Reyes “El Callao”. En España fueron Paco Camino y El Cordobés el padrino y testigo de su confirmación de la alternativa en la Plaza de la Monumental de Las Ventas 26 de mayo de 1966 con una corrida de Galache con el toro .
Toda una investidura de figura del toreo.
Pues como les contaba, ayer me dio mucho gusto volver a conversar con mi compadre. No lo había hecho antes por mi impericia o estupidez, usted lo calificará amable lector, en la telecomunicación. Hablando con Raúl, recordamos casi 50 años de amistad y, sobre todo, de historia taurina que hemos vividos en amplitud.
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