Cada año en el toreo nace un Mesías.
Hará cosa de dos temporadas fue Pablo, ahora es Juan pero antes fue José …
No, no se trata de apóstoles o de predicadores. Hablamos de toreros que provocan se rasguen las vestiduras los intransigentes. Con casa lance y en cada pase rugen los tendidos de Sevilla, Madrid, Bilbao y también Linares.
Fue Aguado, ahora es Ortega y por varias temporadas ha sido Morante aunque el de La Puebla tiene alma de pavesa.
El Pipo fue el del slogan “Linares nos lo quitó y Linares nos lo devuelve”, refiriéndose a José Fuentes, al que lanzó al mercado taurino si lograr cotizarle.
Hoy, a los 73 años de la muerte de Manolete, Linares descubre un torero de sentimiento que empuja y pone de lado el favoritismo de Pablo Aguado.
Se trata de Juan Ortega, torero de sensibilidad, variedad y estética con el capote y con la muleta ofrece suavidad y torería cuando dibuja muy despacio naturales con la mano izquierda. Hablan, dicen y escriben los cronistas, al calificar su toreo de “sevillano, y profundo, armónico y natural”.
Provoca calor en el ambiente, tanto que errando y escuchando avisos es capaz de cortar las orejas.
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