Los ganaderos de La Cruz de Hierro sembraron la fiesta de los toros construyendo plazas de tienta, sembrado ganado bravo y formando afición en Venezuela escribieron la historia de una gran ganadería con la fórmula del General Juan Vicente Gómez que sembró escenarios, formó aficionados y sembró y ganaderías bravas en tierras de la nación.
Cuando Juan Vicente Gómez construyó dos magníficas plazas de toros e importó una gran ganadería de España con la solera y jerarquía de los Hermanos Pallarés del Sors, allá en Cabra la de los tartesos, los visigodos y los romanos, y que de cuna se transformó en sepultura de la dominación mozárabe.
La Córdoba tierra de los califas del toreo la que fue testigo de l llanto de Boabdil, que lloró como mujer lo que no supo defender como hombre.
Hoy nos encontramos con un hecho singular, por atrevido y por magnífico. Para nadie es un secreto el delicado momento que atraviesa la Fiesta de los Toros en Venezuela. Muchos elementos se han reunido en el baturrillo de la crisis nacional. Tantos que no cabe la indiferencia hacia el espectáculo, el más nacional de los venezolanos porque la fiesta de los toros existe en el país mucho antes que en Venezuela se fundara la nación.
Entre los fundamentales está la falta de toros para soportar el proyecto de temporada que sostienen las que se califican como las ferias importantes de San Cristóbal, Valencia, Maracaibo, Mérida y Maracaibo, las que como la luz de una pavesa vienen desapareciendo desde la desaparición del Nuevo Circo de Caracas. Agréguele usted a esta tragedia la situación de los toreros, matadores y subalternos, la indiferencia en los medios de comunicación y los complejos por ser taurino que ocupa mas marquesinas por sus conflictos internos, que por triunfos en las arenas.
En medio de este torbellino un día, años atrás, surgió valientemente un esfuerzo inaudito, sorprendente y estimulante por parte de los ganaderos de La Cruz de Hierro, Orlando Echenagucia Hernández y Pedro Vicente Echenagucia. Padre e hijo que en vez de pasar la página de una bonita historia de más de tres décadas, repleta de triunfos y admiración, por la divisa verde naranja de La Cruz prefirieron dar la cara atreviéndose en lo que bien pudiera considerarse un ejemplo para una nación que se queja en vez de luchar.
POR LOS LLANOS DEL APURE
Si Gómez tuvo en sus manos las arcas de la nación, los Echenagucia con su propio peculio, esw decir metiéndose la mano en el bolsillo con generosidad y vocación taurina emprendieron más allá de los montes más empinados en los riscos y picachos de la Cordillera de Los Andes la defensa de la fiesta . Si Gómez fundó dos hermosas plazas, los Echenagucia han fundado en 35 años tres tentaderos.
La historia se inició en las llanuras apureñas, en los generosos sesteaderos sembrados con orgullosos samanes. Fue la fresca madrugada del 14 de marzo, cuando se inauguró la Plaza de Tientas de El Caimito. Se tentaron vacas procedentes de Los Aránguez, bajo la dirección del matador de toros zuliano Pedro González “El Venezolano”, el matador Iván Rodríguez Vásquez, el novillero Antonio Arteaga “Arteaguita” y un aficionado práctico…
Desde las sabanas de la llanura apureña Orlando Echenagucia, cual criollo Aníbal se atrevió emprender la marcha montañas arriba acompañado por su gran apoyo su esposa Mariela Echenagucia. Condujo sus rebaños por los infranqueables picos de los Andes, para conquistar los valles de Canaguá en los Pueblos del Sur.
EN EL RINCÓN DE LOS TOROS
En esta segunda batalla frente a los elementos, Orlando estuvo escoltado por su hijo Pedro que había crecido y se había formado como ganadero de bravo en su pasantía por aquellas sabanas amplias y libres del Apure histórico. Con ellos el joven mayoral Ventura Peña, que vino a Venezuela desde Colombia. Lo hizo ya formado. Venía de la Sabana de Bogotá. Ventura se formó en ganaderías de abolengo, como lo son las fincas de La Holanda y de El Cairo de las divisas de Mondoñedo y de Vistahermosa.
El tentadero de El Rincón de los Toros fue inaugurado en 1985 por los matadores de toros Rafael Orellana y Alexander Guillén. Desde aquellos días varias figuras del toreo pasaron por estos tentaderos de Caimito , en Apure y El Rincón de los Toros en Canaguá, allá en Los Pueblos del Sur.
Siempre contaron con el trío de ases de la baraja criolla en los distintos tendaderos: Morenito de Maracay, Erik Cortéz y Leonardo Benítez, líderes entre las figuras del toreo nacional, una terna que hizo de los colores de la de La Cruz de Hierro su divisa. Mucho participó en la formación de la ganadería el sevillano Tomás Campuzano quien junto a su apoderado Alberto Aliaño, señor entre los apoderados, ponderaron los esfuerzos de los ganaderos y exaltaron los valores de los toros de La cruz de Hierro.
EN LA ESCONDIDA
Hoy en las colinas de la hacienda La Escondida, que es nuevo hogar de la familia Echenagucia entre las verdes montañas , los valles esmeraldinos y la imponente sierra para inaugurar la tercera plaza de toros construida por Orlando Echenagucia.
La tienta la han dirigido Erick Cortés, en su condición de primera figura del toreo nacional, el tovarense Rafael Orellana, figura cimera de la torería andina, y el matador de toros Jonathan Guillén.
Con ellos alumnos de la Escuela Taurina de Tovar, Luis Rosales, Reiner Arellano y Gabriel González Vivas; y Alejandro Mejías “El Chaval”, alumnos de la Escuela “Humberto Álvarez” de Mérida.
Un invitado muy especial a este tentadero fue Nerio Ramírez “El Tovareño”, que participó activamente con su lección de bien torear en una de las vacas que lidiara su hijo Rafael.
Estuvo el joven Empresario de la Feria de Nuestra Señora de Regla, José Antonio Montilla, que junto a sus socios preparaba una gran temporada de corridas de toros en La Perla del Mocotíes.
Asistieron buenos aficionados como son los hermanos Carlos y Héctor Belandria Mora.
Montilla nos habla de su esfuerzo para darle a Tovar una gran feria de toros, con ganaderías como Rancho Grande y La Cruz de Hierro entre ellas cuatro divisas que correrán sus reses. Adelanta el joven y exitoso empresario nombres para los carteles de la Feria de septiembre en Tovar
Este tentadero tiene casi 40 metros de diámetro, en el que se puede tentar un semental sin problemas. Su palco para invitados es muy cómodo, amplio y estratégico. Sólidos burladeros y toriles aptos para guardar una corrida de toros cómodamente. Un solo defecto, ya no se tientan vacas, lo que anuncia una interrupción en la cría del toro bravo por aquellas cumbres serranas.
Hoy en La Escondida el tercer tentador espera que su arena de la montaña sea pisada por las vacas bravas de La Cruz de Hierro. Para ello deberá salir del escondite donde se oculta una muy hermosa historia ganadera, aquella que en los inicios de la ganadería tuvo por emblema el respeto a la afición con la verdad del toro bravo ...
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