martes, 22 de septiembre de 2020

Ganaderías Nacionales (5) TIERRA BLANCA, ÚLTIMO BASTIÓN DE CHOPERA EN AMÉRICA Por Víctor José López EL VITO,

 



  
La ganadería de Tierra Blanca fue fundada a finales de los años sesenta por Manuel Martínez Flamarique, en sociedad con Sebastián González Regalado. 
 Tierra Blanca se lidió con divisa purísima y tabaco y antigüedad del 16 de julio de 1972.




Darío Restrepo, representante de Chopera en Colombia, Sebastián González socio de Manolo en Tierra Blanca y su representante en Venezuela,  y El Niño de la Capea se estrena en América. (Foto Cortesía Loperita)

 Manolo Chopera fue el empresario más importante en América por la cobertura de su dominio en los años sesenta. Dominó el negocio taurino desde Lima hasta la Baja California en México. Tuvo por meta sembrar el toreo en toda la ruta que va desde las costas del Pacífico en el norte de México y Sudamérica, el mar Caribe y el Golfo de México.
 En Venezuela fue empresario del Nuevo Circo de Caracas, la Maestranza de Maracay, Plaza de Toros Monumental de Valencia, La Chata de Patarata en Barquisimeto y la Plaza de Toros Monumental de Pueblo Nuevo en San Cristóbal. 
 Su talón de Aquiles estaba en la falta de la materia prima: el toro.
 No había ganaderías de lidia capaces de satisfacer la demanda y la salud del espectáculo dependía de la voluntad de los ganaderos mexicanos y colombianos posibles de satisfacer las necesidades del tandem Chopera – González que organizaba cerca de medio centenar de festejos al año en plazas de Venezuela. 
 Espectáculos todos con reses importadas.
 Al alba de los sesenta comenzaban a sembrarse ganaderías en Venezuela. Se rescató la prócer divisa de Guayabita ( Pallarés del Sors, 1933) y con vacas de Guayabita y sementales de González Piedrahita y Francisco García (‘santacolomas’ de Colombia) se fundó Los Aránguez, en los áridos y calientes valles de Carora, en el estado Lara. El vertiginoso crecimiento del negocio taurino en Venezuela era mucho más acelerado de lo esperado. Se construían plazas de toros monumentales, con gran capacidad como las de San Cristóbal y Valencia – más de veinte mil espectadores-, Mérida y Maracaibo, – quince mil puestos – y la espada de Damocles del toreo venezolano continuaba en manos de la voluntad de la Asociación de Criadores de Toros de México que imponían espadas en los carteles y hasta divisas. Manolo Chopera se asoció en una finca en el estado Barinas, con Paco Regalado en Barinas, región de tierras llanas que se incorpora al llano deslizándose por las faldas del piedemonte andino. La finca tuvo la función y propósito de crear un reservorio de toros. Una caja de ahorros a lo que echar mano, en caso que faltara alguna res en una corrida. El trabajo en Barinas entusiasmo a Manolo Chopera, como se entusiasma la mayoría de los españoles a los que les entra por la piel el mal del trópico. Manolo Chopera retó las circunstancias ambientales, tan distintas a las de Europa para hacerse ganadero en el trópico americano. Además, tanto Chopera como Sebastián sentían a Venezuela como prolongación de su tierra. Sebastián sembró familia y creó fuentes de trabajo muy importantes. Al principio fue a México y con el contacto de Ángel Procuna que para la época tenía credenciales como representante de algunos ganaderos mexicanos adquirió reses de Torrecilla y un semental de esta misma vacada de Llaguno. La dura realidad fue que hubo un timo, que no le dieron ganado de calidad del encaste Llaguno. Chopera inmediatamente rectificó y compró en la vecina Colombia vacas a Ernesto González Caicedo, procedentes de la ganadería de Las Mercedes, la célebre ganadería que fundara el doctor González Piedrahita. En 1973, un grupo de ganaderos venezolanos importó ganado bravo español y portugués. Se trataba de un grupo integrado por los señores Marcos Branger, de Tarapío y en aquella época presidente de la Asociación Venezolana de Criadores de Toros de Lidia, Luis Morales Ballestrasi, ganadero de Guayabita, Alberto Ramírez Avendaño y los hermanos Riera Zubillaga, de Los Aránguez, Elías Acosta Hermoso y José de Jesús Vallenilla Calcaño, de Bella Vista y ellos, los propietarios de Tierra Blanca, Manuel Martínez Flamarique y Sebastián González Regalado que adquirieron de Joaquín Buendía cuatro vacas santacolomeñas y otras cinco del mismo encaste a don Francisco Camino Sánchez. Chopera le compró a don Joaquín Buendía los toros Pregonero, número 23 y Secretario, número 2. Más tarde fue tentado un novillo nacido en Venezuela, que vino en vientre, con el nombre de Cervecero. La ganadería, habíamos dicho, se había fundado en los llanos de Barinas, pero al comprar Tierra Blanca el ganado mexicano se trasladó a los valles de Aragua, cerca de la población de Villa de Cura. Ya para 1974 ocurre el tercer traslado del ganado, a los potreros de Falcón en Mirimire, que es cuando se incorpora a la sociedad Óscar Aguerrevere Vegas, hombre muy ligado al negocio de la aviación comercial. Sebastián González Regalado fue hombre de confianza de Manolo Chopera en la sociedad empresarial. Junto al donostiarra administró las plazas y las temporadas de San Cristóbal, Mérida, Barquisimeto, Valencia, Maracay y en especial Caracas
. La plaza del Nuevo Circo vivió los momentos estelares de su casi centenaria historia bajo la conducción de Chopera y de González. 
La ganadería de Tierra Blanca hizo su presentación formal el 16 de julio en Caracas, en una novillada con Gonzalo de Gregorio, Freddy Girón y Paco Varela. Su presentación en corridas de toros ocurrió en la Monumental de Mérida el 10 de febrero de 1975 con Efraín Girón, Palomo Linares y Eloy Cavazos. Esa tarde Girón lidió soberbiamente a Larito, toro de bandera al que le cortó una oreja. Larito recibió el premio como el toro más completo de la Feria del Sol de 1975, primer galardón importante para la ganadería. 
Otros toros famosos han sido Roedor, lidiado por Morenito de Maracay en 1980; Veleto, triunfador en la Corrida Concurso de Ganaderías y lidiado por Morenito en Maracay en el 50 aniversario de la plaza; Jumbo, indultado en Maracay en 1983 por Carlos Rodríguez, El Mito y más tarde semental con importante descendencia; Bravío, al que Nimeño II le cortó el rabo en Mérida en 1987; Zapatero, lidiado por Tomás Campuzano, ganador de todos los premios de Maracaibo en 1988, y  Aguacate, toro de bandera indultado por Alejandro Silveti en 1997 en el Nuevo Circo de Caracas. La ganadería de Tierra Blanca en manos de Sebastián González y de Oscar Aguerrevere, ya Manolo Chopera fuera de la sociedad se asoció con Orlando Echenagucia, parcialmente con el propósito de experimentar un proyecto de trasladar a la sierra andina los machos. Las vacas pastarían en tierras cálidas de los llanos de Apure en el occidente venezolano, y los añojos iban a ser trasladados a los páramos en el Rincón de los Toros. Montañas a más de 2.500 metros sobre el nivel del mar, donde las reses de lidia en el trópico crecen sin los serios inconvenientes de las reses que lo hacen a cotas de menor altitud. Es decir, sin el acoso de la garrapata, las enfermedades de las sabanas, la mosca, etcétera. Era Tierra Blanca para Manolo Chopera el último bastión en tierra americana, fueron sus toros las naves que le motivaban cruzar el charco. Quien por muchos años y en muchos palacios fuera el emperador del toreo americano, ha dicho adiós a su última propiedad. En pleno esbozo del proyecto murió Sebastián González, y pudimos ver lidiar en Valencia, en un festival, un par productos de lo que pretendía ser un ambicioso experimento. No pasó nada. Todo aquello desapareció entre sueños e intentos, sin el motor que le movía como fue Don Sebas, el amigo de Garachico.

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