lunes, 6 de julio de 2020

CÉSAR RINCÓN EN SU APOTEOSIS EXALTA LA GRANDEZA DE COLOMBIA Por Víctor José López EL VITO

Un héroe civil, Rincón a la altura de Gabo y de Botero


Cuando César Rincón comenzaba a saborear su apoteosis de Madrid en su habitación del Hotel Foxá, cuando salía de la ducha de la habitación que tenía en el hotel que Antoñete había convertido en el Cuartel General aquella esplendorosa época de su vuelta a los ruedos, irrumpió Luis Álvarez en el recinto disminuido en su espacio por haberse convertido en continente de los paisanos colombianos que celebraban el triunfo del torero. Álvarez, para abrirse paso, empujó la gente y a empellones  metió a Rincón en el baño del cuarto del hotel, y le pregunta:
 - ¿Te atreves volver a torear mañana?

La empresa de los hermanos Lozano, por diligencias de Gerardo Roa apoderado de Emilio Oliva iba a anunciar al chiclanero en sustitución de Fenando Lozano, el sobrino de los empresarios. Luis Álvarez, al enterarse de la caída del cartel Fernando le propuso a José Luis Lozano sustituirlo por César Rincón.
Hubo un pulso fuerte entre el empresario y el apoderado del colombiano, pues José Luis se resistía creer que el primer colombiano que había abierto la Puerta Grande de Las Ventas se atrevería volver sin haber transcurrido 24 horas de su triunfo.
Antes de proponérselo a César Rincón, Luis Álvarez se reunió en Kuliska, un restaurante vasco de Madrid, con Manolo Chopera y con su hijo Pablo Martínez Labiano, hijo de Manolo que ya tenía en sus manos las riendas del imperio donostiarra.
 El consejo de Manolo Chopera fue:
 -Cuando juegas y triunfas hay que jugar.

El cartel había quedado con la corrida de Murteira, una corrida a la que le habían rechazado tres toros que fueron sustituidos por otros tres de la misma divisa lusitana. Los compañeros de cartel sería Juan Antonio Ruiz “Espartaco”, que aún no convencía a los madrileños y Francisco Ruiz Miguel, que aquella temporada hacía campaña de despedida de los ruedos.
- ¿Te atreves torear mañana?
- Ni hablar, a Madrid no vuelvo.
Dijo enfático César Rincón. Los amigos del torero le recomendaban que no fuera, entre ellos el Embajador de Colombia ante el gobierno de España, William Jaramillo que, dirigiéndose al apoderado le dice:
-¿Estás loco?¡Devolverás las orejas!

Airado Luis Álvarez le respondió - ¿Acaso yo me meto en sus asuntos? Inmediatamente Álvarez mete a Rincón, a empujones en el baño 
–¡Vamos a hablar!
César se sienta sobre la tapa de la poceta y Álvarez en el bidet. Pasaron encerrados un buen tiempo, hasta que salió huno blanco: - Rincón sustituye a Fernando Lozano el 22 de mayo en la corrida de Murteira Grave,
Luis Álvarez abandona el Foxá y vuelve a reunirse con Manolo Chopera quien con aquella visión panorámica del futuro inmediato del colombiano, tajante le ofrece Almería, Bayona y 13 corridas de toros.
Luis Álvarez no se cansa de ponerle fichas al paño de la ruleta y, dirigiéndose a Manolo Chopera, le dice: - Si Rincón sale a hombros ¿duplicas la oferta?
A lo que salta Pablo,
 - ¡Hostia, te lo vas a llevar todo! … de inmediato arropado por Manolo Chopera que sentencia -¡Vale!
Otra vez el sexto toro de la corrida César Rincón le corta las dos orejas. Alentejo, el nombre del Murteira y arrasa con todos los premios de aquella Feria de San Isidro de 1991. César Rincón abrió todos los caminos de las oportunidades, antes de la Corrida de la Beneficencia que estaba programada para el 6 de junio en Las Ventas,  con toros de Samuel Flores y Curro Romero. Había que rematar el cartel. Los candidatos eran César Girón y Ortega Cano.
Esta es la misma historia que continúa…

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