jueves, 14 de mayo de 2020

EN RONDA CON ORDOÑEZ por Víctor José López EL VITO


Aquella mañana a la cafetería del Hotel Foxá llegó Curro Vázquez en compañía de Pepe Dominguín. Venía Curro de entrenar, de jugar al frontón con Antoñete. A boca de jarro me pregunta:
-¿Conoces Ronda? 
Remata Pepe Dominguín
-Vale la pena… y más cuando te invitamos a una corrida de santacoloma que mata Curro.
Fuimos con Pepe Dominguín desde Sevilla a Ronda. Me esperó con Curro Vásquez en el Aeropuerto de Sevilla para luego, en manos de un chofer muy corto de vista y muy tapado de oídos remontamos en una sonora carcacha la sierra rondeña. A pesar de estrellarnos contra un hato de ovejas, la elocuencia de Pepe no se amilanó. Habló de sus experiencias americanas y de los días cuando su padre era capitán general del toreo. 
–Un domingo en la tarde íbamos camino a la plaza. Mi padre y Chocolate delante, Domingo y yo detrás. En eso, abruptamente, se detuvo Chocolate y le pregunta a mi padre: -¿Domingo, qué hacen los ingleses los domingos por la tarde?
Chocolate no comprendía que podría sustituir una corrida de toros, un domingo por la tarde.
Era lo único en el mundo que existía para Chocolate, para los taurinos, sólo pensábamos en las cosas de la fiesta de los toros. Remachaba Dominguín que los toreros cuando no toreamos vamos a un tentadero, a una tertulia donde sólo se habla de toros. Leemos libros taurinos y escuchamos en la radio programas de toros. 
- Ahora todo ha cambiado. Se ha aflamencado, perdiéndose el más puro sentido del toreo. Ahora los toreros no son buenos aficionados. Es por eso que con Curro Vásquez me siento feliz, dice Pepe. 
Además de ser un gran torero Curro Vázquez es un artista, un torero del corte de los de antes. Le gusta hablar de toros, vivir para los toros, y eso me hace feliz. 
Fuimos a la catedral de Sevilla. Hermoso templo que junto a las catedrales de Burgos y de Toledo son los tres más importantes de España. Pepe, como casi todos los Dominguín, no es creyente: pero a instancias de Curro Vásquez visitamos el interior del templo. –Maestro –dice Curro–, necesitamos torear en Sevilla. Vamos a pedirle a la Virgen que nos eche una mano. 
Viendo la gran cantidad de vírgenes que hay en la catedral, Pepe Dominguín le pregunta a Curro ¿ a cuál de ellas hay que rezarle para que nos haga caso.
Me imagino que será la que está en el Altar Mayor? 
Nos dirigimos al Altar Mayor y un cura nos detiene... pide abonemos una cuota para visitar la nave principal de la catedral. 
–No soporto esta golfería, dice Pepe, así que lo mejor que puedes hacer, si deseas torear en Sevilla, es arrimarte en la temporada, porque yo no le doy un duro a estos golfos. 
Aparentemente violento, profundamente sensible, este Pepe Dominguín es portador de una tradición que pretende irse con los de su estirpe. Así lo comprende y por ello suelta a cada instante su marchosería, tanto en los rincones de Andalucía como en los llanos castellanos, como para sembrar, propagar, la semilla del toreo. 
La semilla del árbol que le dio vida y que ahora con el recuerdo de tantas cosas lindas le da cobijo. 


Así fue con “el maestro”, como todos distinguíamos a Ordóñez aquellos días, y no como ahora que cualquier pintor de brocha es calificado de “maestro”. Me refiero a la conversación que tuvimos la noche después de la corrida que organizó como empresario de Ronda. En esa Ronda donde un lejano día surgió un novillero fenomenal, al que anunciaban como "Niño de la Palma", y con esa certeza que tenía Gregorio Corrochano para los titulares de sus crónicas anunció su próxima presentación en Madrid con aquel famoso encabezado "Es de Ronda y se llama Cayetano"... Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma", padre de Antonio, Alfonso y Cayetano fue un torero de éxito tan fugaz y efímero como fue la dimensión de su ambición. Cayetano en la decadencia vivió días de gran confusión y total abandono en Caracas, cuando diluida su fama y prestigio se vio embutido en trajes viejos. Este Cayetano de Ronda permanecerá en la leyenda por el titular de Corrochano y por ser el padre de Antonio Ordóñez, y también porque es uno de los dioses del Olimpo taurino. "La Palma", que así se llama un mesón en Ronda, que adorna su pared principal con tres fotos de estos toreros... 
Pedro Romero, miembro de la primera gran dinastía y fundador de la Escuela de Ronda, que con el tiempo rivalizaría en romance con la sevillana.
Cayetano Ordóñez "Niño de la Palma", precoz figura y cabeza en la más moderna dinastía de toreros de Ronda... Y Antonio Ordóñez, maestro del torero. Los tres rondeños más famosos de la historia. 
Con Antonio Ordóñez conversamos aquella noche en "La Palma" de Ronda, habiendo concluido la breve temporada de corridas que organizó el maestro para conmemorar el bicentenario de la fundación de la plaza, la Maestranza de Ronda. Conversación que transcribo, a manera de entrevista y que surgió en presencia de los matadores Pepe Dominguín, Victoriano Valencia, Curro Vázquez y Julio Robles, estos dos, aquel día había lidiado una corrida de Joaquín Buendía en el secular albero rondeño. 
Testigo de esta tertulia, porque participó en ella, es Curro Vázquez, hoy apoderado de Cayetano Rivera, hijo de Paquirri, sobrino de Luis Miguel, nieto de Antonio Ordóñez y bisnieto de Niño de la Palma.
–El que hayan tenido movilidad estos toros con esos pesos es la respuesta de la raza que llevan dentro, un motor capaz de moverlos con nobleza... otra ganadería hubiera rodado por el suelo. Como ganadero estaría tomándome un whisky, para celebrarlo, porque el tercer toro de la tarde fue un toro de vacas. 
Se refería Antonio Ordóñez a un magnífico ejemplar de don Joaquín Buendía, negro y bragado que había sido lidiado en tercer lugar aquella última corrida de la Feria Bicentenaria. Esa referencia, fue el inicio de una tertulia que anduvo en la búsqueda de los problemas que confronta el espectáculo y por ello que, a renglón seguido, el rondeño se expresó de la siguiente manera: 
–El toro que se lidia hoy en España es el toro más difícil que ha salido en la historia. Es más grande, contra estilo para el toreo estético, que tiene muy poca movilidad, muy poco temperamento y que provoca escasa emotividad... por ello sostengo que hay entre los toreros de ahora unos diez que hubieran arrasado, en plan de grandes figuras del toreo, en mi época. Y es fácil deducirlo, porque son toreros que con una pizca de movilidad que tenga el toro lucen una barbaridad. Es tan difícil el momento por el cual atraviesa la ganadería de lidia que recomendaría por absurdo que parezca, reunir todas las razas y encastes y hacer un revoltillo de ellas para empezar desde el principio y dejarnos de tantas tonterías de ramas muy cercanas, lo que ha provocado que el toro de hoy a pesar de su gran tamaño sea un enemigo blando, en apariencia de gran nobleza, que constamente esté matando toreros, hiriendo toreros, sin lograr que los públicos se entremezclen por el sangriento sacrificio que tenemos como resultado. Insisto en que hoy hay grandes toreros, tan buenos o mejores que las figura de mi época, pero que por culpa de la poca movilidad del toro actual no lucen, ni logran emocionar como pudieron hacerlo antes. 
Señala Ordóñez que la razón por la cual el toreo esté aparentemente manipulado por intereses ajenos al espectáculo, es culpa de los propios toreros y de los taurinos que viven en torno a la fiesta. 
-Te habrás fijado en los detalles del espectáculo que dimos esta tarde en Ronda... las mulillas me constaron veinte mil duros y las traje de Sevilla. 
Por cierto que llevaban los colores blanco y rojo, de Atlético de Bilbao, el equipo de cual el maestro es hincha. Otro, más observador, dijo que se trataba de la bandera de Alianza Popular. - La plaza no tiene desperdicios, está totalmente encalada, los herrajes, la arena, los corrales, todo en ella brilla como si estuviéramos inaugurándola hoy, y tiene doscientos años. Pero es que hay que darle brillo a las cosas sencillas de la fiesta para que ella tenga grandeza... te fijaste en la corrida de toros. Una corrida con toros para Madrid en una plaza de tercera, y se veía muy natural. Te digo que los toreros son los principales enemigos de su profesión, porque ellos han perdido la majeza que lleva el alma del torero. No exigen los dineros y no gastan los dineros y así se va perdiendo ese halo de grandeza que siempre tuvo el matador de toros hasta convertirse en un funcionario más... un asalariado que en las tertulias sólo sabe hablar de tractores y ahorros, cuando debería hablar de toros, de ganaderías, de fincas ganaderas, de las cosas de su profesión...
Está en España de moda la pareja que integran Martín Recio y Monteliú, peón de brega y banderillero estrella en la cuadrilla de "Antoñete". Alguien comentó que había saludado desde el tercio, desmonterándose, casi las mismas veces en que habían actuado. Ordóñez, pensativo y sin dirigirse a nadie en especial, dice sentenciosamente: 
-Los mejores banderilleros han pasado por el toreo sin que los públicos se dieran cuenta que existían. El mejor banderillero que vi fue Ferrer, "Sentencias", y fue torero que jamás agradeció una ovación, eso de correr los toros a una mano, abrirlo y corretearlos por la arena para que luego el matador tenga que pasárselos por el fajín, no es bueno. Era bueno para los antiguos, como ese –hace referencia al cuadro de Pedro Romero–, pero no ahora que el toreo reclama estética, belleza, ceñirse en los terrenos para torear con majeza". 
Mientras hacen un alto en la tertulia, le preguntamos al matador cuál fue el mejor toro que lidió en Venezuela y nos responde: -El que no toree.
De inmediato recuerda a "Cascabel", de San Mateo con el que se consagró en la ciudad de México. - Creo que el Reglamento Taurino actual abunda en artículos, y el proyecto del nuevo reglamento también abusa de ordenanzas. En primer lugar, tiene un gran defecto, y es que sobre el mismo no han opinado los matadores de toros en activo. Me llamaron a mí para que opinara, pero no estoy en activo. Hay que llamar a Manzanares, a El Capea, a Curro Vázquez, a Robles, para que opinen... sin embargo creo que todavía abundarán artículos al respecto, porque considero que sólo deberían escribirse cuatro cosas que son las que no deben hacerse y basta”. 
-Fíjate en ese –vuelve a señalar la pintura de Pedro Romero–, ese hizo escuela y fundó una dinastía. Como él, los antiguos toreaban sin reglamento ni complicaciones y sentaron las bases del toreo de una manera rotunda, tan eficaz que hemos sido incapaces de remover a pesar de las vueltas que le hemos dado. La fiesta de los toros, como espectáculo, ha evolucionado poco en lo que respecta al encaje de ella dentro de la sociedad moderna. La promoción, la utilización de los medios, la difusión de la cosas de los toros se han quedado rezagadas si las comparamos con el deporte, las artes, u otros espectáculos que interesan a la sociedad moderna... es por eso que decimos, y con razón, que es un milagro su existencia. 
Antonio Ordóñez insiste en dos puntos que considera fundamentales para mantener la fiesta de los toros en rango e importancia: son los toreros los primeros que deben darle jerarquía a su profesión. - Esta es una profesión de grandezas y si ellos viven para recaudar migajas estarán de la mano de las miserias... y el otro punto es el recobrar la movilidad del toro, buscarla entre las razas existentes. Debemos darnos cuenta de que la emoción no radica en los volúmenes de los toros, en las carnes, sino en la fiereza de las reses. 
-Un toro debe ser considerado como un atleta, ágil y musculoso, bravo y emotivo, no un elefante con grandes cuernos que haga el papel de estatua.

Antonio Ordóñez en Ronda habla de la fiesta... vida para la fiesta y se propone, desde la secular ciudad lanzar a los cuatros vientos de la geografía del toreo sus mensajes, porque está convencido de que con ellos salvará la profesión, el espectáculo que ha sido algo más importante que su propia vida.

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