Morante: El triunfo del espíritu.
Columna publicada en De SOL y SOMBRA el 8 de Mayo del 2016.
Sólo hay una cosa en el mundo peor que estar en boca de los demás,
y es no estar en boca de nadie.
Oscar Wilde.
Por Luis Cuesta.
Entre tantas enseñanzas que nos dejó a los hombres Jesús durante su paso por la tierra está el mensaje: “Se tú mismo”. Al parecer lo que Jesucristo nos quería decir era: “Tú tienes una personalidad única, cultívala, se tú mismo”.
Algunos la vamos cultivando poco a poco y llega un punto en que finalmente nos definimos como hombres, profesionistas o artistas.
Sin embargo es difícil juzgar a un hombre únicamente por su personalidad, ya que esta es la cosa más misteriosa del mundo, porque no siempre se puede juzgar a una persona solo por lo que hace.
En el caso de un artista como Morante que rompe con todos los moldes preconcebidos en el toreo, juzgarlo por sus actos sería injusto, pero si lo analizáramos por su personalidad, quizás alcanzaría la perfección que todo artista busca en vida.
Libertad es la palabra que mejor representa su toreo, que nos descubre aquellas palabras de un profundo pensador que decía “El que quiera ser libre, no debe de someterse nunca”. Porque un artista que hace lo que le dictan los demás o busca agradar al público antes que a sí mismo, queda reducido a un cliché.
Es por eso que una gran obra de arte es finalmente el resultado único de un temperamento único, como se comprobó el pasado 24 de abril en la Monumental de Aguascalientes, cuando Morante realizo una de las más bellas e inolvidables faenas que esa plaza haya atestiguado.
La belleza de la faena provino exclusivamente de ser el autor lo que es, un individuo libre que nos ha demostrado una vez más que el arte del toreo es una de las formas más intensas de individualismo que el mundo ha conocido.
Un torero puede crear cosas bellas, pero si no lo hace para su propia satisfacción, nunca será un verdadero artista, los que critican a Morante –que no son pocos- no logran entender que el verdadero arte no debe jamás de intentar ser popular. El que se dice verdadero aficionado taurino es quien, por el contrario, debería de intentar de ser artista para comprender la esencia del arte del toreo.
La faena de Morante no fue del todo limpia, ni tuvo series largas de muletazos insulsos de esas que tanto les gustan a esos nuevos aficionados de hoy en día, que sin una teoría que los acompañe, no pueden ver un cuadro. Pero estuvo llena de una originalidad sin limites de dimensiones o técnicas. Ya lo dijo Tom Wolfe “todo arte profundamente original parece feo al principio.”
Pero a pesar de su originalidad la faena de Morante en Aguascalientes fue clasicista -con evocaciones al Gallo y Bienvenida– y rematadamente inteligente con una actitud mordaz, que la doto de cierto pedigrí estético y hasta transgresor, difícil de entender para aquellos críticos que intentan hacer una especie de análisis del arte basado en dar click en el botón de me gusta de Facebook.
El eclecticismo del toreo de Morante evoluciona actualmente hacia territorios más neutros, con múltiples resonancias y referencias de todo tipo, pero también es un monumento al arte del exceso en donde habitan como en la vida misma de todos los mortales; el dolor, el placer, las mentiras, la temperatura, el miedo, el resentimiento, la riqueza, la mezquindad, el brillo y la sombra. Es quizás por esa razón que algunos empatizamos inmediatamente con las sensaciones y sentimientos que nos produce un arte libre y sin ataduras. Esas sensaciones y sentimientos son las que llenan la obra de Morante a raudales, y evocan una verdadera furia de metáforas, comparaciones, ruidos, efectos tímbricos y rítmicos que en algunas ocasiones desafían cualquier noción de “buen gusto” y que rompen con lo sensorial, para trasmitirnos a una experiencia física, en donde el verdadero triunfo del artista no son las orejas, sino el hacernos sentir.
Morante en la actualidad es el último de una estirpe de toreros artistas que están desapareciendo, porque la gente quiere ver toreros estándar, que sean de cierta manera, y no comprenden que cada torero es a su manera. Lo de Morante se ha extremado, y lo digo en el sentido literal de la palabra, se ha ido a los extremos, porque es difícil que Morante esté siempre bien, pero cuando está bien, está mejor que como estaba antes, porque es un verdadero artista del toreo.
Creo que en estos tiempos exóticos vale la pena, si no seguirlo, esperarlo, porque tiene una capacidad que muy pocos artistas tienen, ya que tiene una expresión estética de primer orden y, sobre todo, un enorme sentimiento de expresión.
Es lo que digo yo.
Twitter @Luis Cuesta_
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