Carlos Castañeda Gómez del Campo, Ganadero |
Palabras de Julio Cesar al senado romano después del triunfo de la Batalla de Zela. La historia la escriben los vencedores para que después pueda ser desvirtuada por otros.
La familia Llaguno es columna vertebral de la historia del toreo en México. No es parte. Es forma. Es sustancia. El “toro mexicano”, que eso es, se gesta en Casa Llaguno. De Torrecilla, Valparaíso y José Julián, parten poco a poco las madres de las 10,000 vacas que hoy pastan en la mayor parte del campo bravo nacional. Las herencias y los tiempos cambian, generan un devenir distinto.
Pero la raíz de la tierra zacatecana subsiste por encima de modas y gustos.
La zacatequización del campo mexicano comienza en estas casas. Las del Grande Julián, de las cuales una orgullosa ganadera es Ana María Rivero Llaguno de Alatorre.
Al pie de la Sierra del Tigre está la plaza de tientas donde han dejado huella los grandes. Y ahí, a un lado, la casa de los Alatorre. Casa del toro. Casa de familia. Fuerte de la tradición.
Ana, cuantas tardes hemos pasado en el campo, en Pelonas, en Palos Amarillos, en Santa Ana. Cuantos toros embarcados con tu muletita. Cuanta risa y cuanto canto.
Vine, vi y vencí. Un regreso a la plaza de tu abuelo. En la que tantas tardes triunfó. Más que nadie. El domingo 12, regresó El Grande. Nos recordó que el toro nuestro es ese. El que con nobleza permite que la plaza vibre. Que un torero como Jerónimo con dos tandas de naturales nos regrese a un pasado que se ha alejado por servilismos inútiles.
Ana, viniste, viste y triunfaste, como lo has hecho en la vida. Con el orgullo de ser Llaguno.
Casi veinte años que no venías a la plaza que los toros de tu familia han construido. A fin de cuentas, aquí estas. Vigente, viva, triunfando. Vinieron tus toros acompañados de tus Dos Arbolitos. Par de Ramiros que viven el campo en el que tu naciste. Campo de ellos, de tus hijas, de todos tus nietos.
Las embestidas del segundo toro fueron un recordatorio puntual de lo que no podemos perder. El toro mexicano. El toro Llaguno. Gracias Ana.
Dice Ramiro tu hijo : “Gracias porque me envenenaron el corazón y el alma con el amor al toro. A la bravura, a nuestra casa, a nuestro encaste, a lo nuestro, a lo que somos y seremos”.
Así es Ana. La Casa Llaguno, vino, vio y venció.
Carlos Castañeda Gómez del Campo
12ava corrida de la temporada .
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