Ocho con Ocho:
Uno para cada uno
Por Luis Ramón Carazo
La tarde lluviosa del 19 de enero de 2020 en La México era evidente el agradecimiento del bigotón Emiliano Gamero para Diego Ventura, cuya segunda actuación en la temporada grande fue como nunca antes lo había hecho algún rejoneador europeo, en mano a mano con un mexicano.
Ambos en diferentes situaciones en actuaciones previas habían realizado faenas de indulto en su ruedo, Diego ante un toro de Enrique Fraga en 2018; Emiliano ante uno de Vistahermosa, en 2019.
Por ello, varios opinamos que era necesaria la confrontación de los toreros a caballo nacionales y extranjeros y la empresa recogió el guante y así anunció por primera vez en La México -en sus casi 74 años de historia- el magno acontecimiento con el concurso de Diego Ventura y Emiliano Gamero.
Con lo que seguramente no contaban era que el clima fuese lluvioso y frío, provocando una entrada muy diferente a la que teníamos pensada y los pocos que asistieron fueron público aficionado al toreo a caballo y muchos que no son usuales en La México. Esto último positivo pues algunos de ellos seguramente se harán aficionados más frecuentes y salimos ganando la batalla de la asistencia tan difícil de conseguir en años recientes.
Esperemos hayan salido satisfechos los asistentes por el esfuerzo de los toreros que se arriesgaron a torear, en una tarde en la que se temió se suspendiera el festejo por la fuerte lluvia que cayó un poco antes de su inicio.
Hubo unos minutos en que parecía esa sería la decisión, pero el ruedo de La México supo estar a la altura del compromiso y no hubo algún percance motivado por las inclemencias del día.
Hubo motivos para salir contentos de la confrontación en las que tanto Diego como Emiliano -cada uno dentro de su estilo- pudieron lucir con sus cabalgaduras y emocionar al público, en el primero un trofeo fue para el luso-hispano, en el sexto de Julio Delgado, uno para el capitalino. Ambos se brindaron un astado.
Taurinamente hablando la faena del primero de Diego, Notario fue la más rematada de la tarde, me parece que el juez de plaza Jorge Ramos no consintió en otorgar un segundo trofeo, porque la suerte suprema provocó que el toro se descordará y por ello se abstuvo de mostrar un segundo pañuelo.
Los Encinos del primero al quinto, fueron de menor trapío al que nos tiene acostumbrado su criador y el de Julio Delgado muy en el tipo de Garfias, con clase en su embestida.
En su juego Los Encinos tuvieron nobleza pero adolecieron de codicia, que es un sano equilibrio que mantiene la ganadería queretana, pronto en la corrida que cierra la temporada, el 16 de febrero con los Hermoso de Mendoza en el cartel, tendrán la oportunidad del desquite.
Así las cosas en un festejo breve y en espera de la reaparición la próxima semana de un ejemplo de vocación taurina, Arturo Macías, que regresa a los ruedos con Ferrera y Luis David en el cartel, con los toros de Villa Carmela, sea enhorabuena.
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