De arranque vendría bien desechar alguna extrañeza sobre él, porque no teclee el lunes, lo cual obedeció como ya se había adelantado a que si no acontecía nada digno o interesante en la corrida dominguera de la CDMX pues pa’ que meterlo a usted en la maraña de la musaraña y así fue como diría el marinero Na’ que escribir a casa, más solo ratificar pa’ los que no se han dado cuenta que son los señores de la empresa, que ya ni en ‘Mercado de la Merced’ el uso del granel está vigente, hoy subastar por montón es seguir empecinados con eso de que más vale cantidad que calidad y no es así, incluso ya que de baranda me réferi a La Merced sitio de religiosidad y de abasto que viene de los tiempos de la Conquista.
Hoy la oferta de la carne fresca montada sobre tacones dorados, apretada en tafeta colorida, chaquira centellante y piquitos colorados, ha dejado de exhibirse a granel desde la calle de San Pablo a la de Circunvalación, que son donde se hallan las 24 horas del día los aparadores de pavimento donde las damas, que algún día fueron honradas con el brindis de un torero en la Plaza México se agrupaban, ¡no! ahora los padrotes como “Pedro Navajas” se han puesto al día y ya nada de amontonar a destajo a las damiselas que convertían aquello en una batalla campal donde las rechinadas del catre lo único que lograban era abaratar el arte del follón, igual pasa en el ‘Mercado de la Merced’ donde los chiles Pasilla y los Anchos son exhibidos selectivamente en vitrinas biseladas cual frascos de esencias finas.
El domingo pasado (y en el venidero) la empresa se fue por lo apantallador, por el desbordase y recurrió a ensuciar la tradición con una corrida de ocho toros metiendo a lo facilote dos lidiadores aztecas con los problemas que eso conlleva, verbo y gracia el exhibir como una ganadería corta la que apareció como titular y a la que por alguna razón se le borraron dos bureles y no fue capaz de sustituirlos, lo cual no hubiera sucedido si se apegan a lo tradicional que son los festejos con seis toros que además siempre será más ágil y no inoperante, máxime cuando se trata de un alternativa o confirmación como la fue la del torero fantasma Pablo Aguado al que nunca vimos y el que paradójicamente fue quien más dio de que hablar sin el toro enfrente, que eso lo hizo Su Majestad quien agotó el numerado junto con quienes tienen SKY que es por donde se sabía del sevillano, los otros que salieron juntos pero no revueltos ya están muy vistos, la novedad andaluza era parte de la atracción y por ello nomás piso la arena el sevillano, los puristas quedaron pasmados al ser testigos que el español, ni por atención a una plaza nueva pa’ él, que además es la más grande del mundo y que sería el escenario no solo donde un paisano le confirmaría la alternativa, no se dignó a destocarse o sea quitarse la montera, ¡no! esa cortesía aunque no esté escrita en el ‘Manual de Carreño’ la debió de haber honrado, ¿pero cómo estará el prestigio de Plaza México, que ahora sí que le valió gorro la importancia que de cualquier tamañito la tiene el coso que inauguró su paisano “Manolete”?
Como desde el despegue el aironazo se entrometió, el torero que se había enredado con los trastos en la ceremonia de su confirmación opto por protegerse recubriéndose de indiferencia y apatía y se fue a esperar turno por más de dos horas (inconveniencia de ocho toros) pa’ que se le desentumieran los tanates y reflexionara que a la Plaza México el día de la confirmación, y siempre, se debería de venir a cumplir, en el octavo de la negra noche le dijo a señas al Juez que le cambiara el tercio de banderillas reglamentario que es de tres pares a decir del Reglamento Taurino en su Artículo 66.- (extracto). Se colocaran tres pares de banderillas. (Después de un punto) dice; Se podrá dispensar la ejecución del tercer par, según el clima (que era normal), condiciones del ruedo (que eran las adecuadas), o dificultad de la lidia (pa’ los profesionales no había excusa alguna).
¿Entonces qué pasó en el palco de la autoridad? Que el Usía, Presidente o Juez Don Jorge Ramos escenificó lo que en la música se llama pausa y que es el detener el tiempo, el silencio, el flotar en el espacio, un vacío de poder se registró esperando que el tercio se completara lo que auténticamente al torero sevillano le valió un pepinillo en vinagre y con la muleta y el estoque en mano, procedió a armar la sarga con esa su displicencia de toda la tarde se fue a buscar al toro al tiempo que con un vale madrismo absoluto ignoraba al Juez y empezó la faena en el momento que se le dio la gana, la cual no la hizo con un ‘Estatuario’ sino con un ‘Ausentismo’ que desde el palco el Juez escenificó con el silencio ese que provoca el haber sido sorprendidos, lo que alentó la reacción tardía de proceder a cambiar el tercio, ¿procedía el haber procedido así?, ¿o lo conducente hubiese sido que a la hora que dio el primer muletazo sonara un bocinazo en tono de ética, de rigor, de apego, de ley, al tiempo que por el micrófono se amonestara y se convidara al matador a suspender su labor inmediatamente hasta que el tercio de banderillas se concluyera, conducta ésta que al no darse fue interpretada como una complacencia al “Hijo de la Macarena”. Reglamento Taurino Articulo 118.- Sin perjuicio de la aplicación de las sanciones establecidas en la ley, se aplicaran las siguientes: I Amonestación pública, que corresponde al Juez de Plaza.
Esto hubiese sido algo monumental que hubiese elevado a los Cuernos de la luna al Juez Jorge Ramos, que además con su actuar y la actitud del Matador pudo provocar un broncón fenomenal de esos de época que a lo mejor por eso se contuvo (como cuando el Juez “Chucho Dávila” le soltó los cabestros al “Mandón”, que ese sí, era figura, no el churumbel éste, que eso es lo que es hasta que no demuestre lo contrario, lo cual podría hacer cuando le salga uno de esos en almíbar que por aquí pululan), no que ahora, el propio Juez deberá de ser citado por la Comisión Taurina y esclarecer el ¿por qué de cómo actuó? y si se contravino la normatividad pues vendrá alguna sanción, a la que se debe de sumar la de los banderilleros que no cumplieron, la del propio Matador, y por si fuera poco en uno de los toros del otro Matador español un subalterno contravino el Reglamento Taurino en su Artículo 66.- que a la letra dice: El banderillero que deliberadamente deje un solo palo en el viaje será sancionado y no sabemos si el Juez en su informe así lo asentó. Estaremos al pendiente de los acuerdos que dicten las autoridades taurinas, porque no vaya a ser que el Aguado por falta de atención a este asunto les meta un baño.
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