El diestro valenciano, para entonces, ya estará plenamente recuperado de la gravísima lesión de rodilla que sufría el 18 de marzo en Valencia
Enrique Ponce atendía esta mañana a la prensa en las instalaciones de la Clínica Iqtra en la que ha sido tratado de la «catastrófica» lesión de rodilla -como los traumatólogos la catalogan- que sufrió el pasado 18 de marzo en su segundo compromiso de la Feria de Fallas.
El cirujano Villamor ha aclarado que los gravísimos destrozos que supuso la lesión se derivaron de una ya anterior, concretamente de una rotura del ligamento cruzado anterior, de la cual el diestro decidió no operarse para cumplir con sus compromisos americanos, siendo consciente del riesgo que corría. Todo esto provocó que al ser volteado bruscamente por un toro en Fallas, la caída afectase en cascada a meniscos, ligamentos y hasta la meseta tibial. «En cualquier otra situación el objetivo habría sido volver a caminar, pero tratándose del maestro sabíamos que teníamos que conseguir que volviera a torear», ha apuntado el Doctor Villamor.
«El primer mes y medio de recuperación fue muy duro, no podía casi ni moverme, incluso llegué a preguntarme si sería capaz de volver a torear. Por eso, volver a apoyar el pie fue para mí un momento mágico en la recuperación», garantiza Enrique Ponce, que ya hace tiempo que abandonó los dolores. El diestro asegura así encontrarse en un momento «de aburrimiento» en el que a pesar de sentirse en condiciones para torear, todavía debe seguir fortaleciendo la musculatura, al menos durante un mes. De hecho, Ponce ya tiene una fecha en su cabeza: «Espero volver el 10 de agosto en el Puerto de Santa María, y si no, cuatro días después en Málaga». Tanto el doctor como el torero aseguran que podrá volver a los ruedos incluso en mejores condiciones que en Valencia, donde arrastraba la lesión del cruzado. Han descartado también cualquier tipo de secuelas.
El diestro, ya concentrado en sus compromisos de agosto y septiembre, ha analizado el momento de la temporada en el que se ha ausentado forzosamente, calificándolo como un contexto «muy atractivo en el que coinciden la consolidación de muchas figuras con el crecimiento de los nuevos talentos». A la vez ha lamentado su ausencia en San Isidro, donde «varios años después volvía a estar anunciado dos tardes, y una de ellas la de la Beneficencia». También asegura que «entendí perfectamente que El Juli, aunque no se hubiese entendido inicialmente con la empresa, aceptase mi doble compromiso».
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