Sin saber a ciencia cierta que lo que se conmemoraba los días 4 y 5, eran los 73 años que ha durado en su estructura de arquitectura e ingeniería la Plaza México, o los ya muy pocos que le quedan, el caso es que en la primera tarde trajeron los toros de Montecristo entre los que vinieron unos francamente dignos en el tacuchey algunos además combinaron algunos atributos como pa’ torearles en la medida de lo que ofrecían, como en particular el primero con el que la Diosa Fortuna favoreció a José Guadalupe Adame, más allá del ofrecimiento de un triunfo reivindicatorio, al concluir al señor juez Jorge Ramos la sensatez le hizo un extraño provocando que se le escaparan dos orejas innecesarias, pero en el otro se sacó la espina con criterio y carácter. ¡Bien señor!
Andrés Roca Rey con el medio potable en lo que es…, y con el que no hubo opciones pues hubo enjundia - Ernesto Tapia con percha de toreros al que hay que darle toros - Diego Ventura le faltó al respeto al público cuando trajo una asquerosa rata pa’ solventar su tarde del hasta nunca, porque de defraudadores ya estuvo suave, había que asegundar y lo que hizo fue fracasar, así que como dice el refrán ‘Ya tomaste chocolate…paga lo que debes y ¡Puerta!’
Los Intelectuales
El día cinco, la cultura se impuso al haber sido rubricados los toros de Los Encinos, los que además honraron con su presencia y comportamiento a los inspiradores que lo fueron por el orden en que salieron; ‘Alberti’, ‘García Márquez’, ‘Ortega y Gasset’, ‘Vargas Llosa’, ‘Alameda’, ‘García Lorca’, ‘Wolff’ y ‘Savater’ los que le dieron en justicia la marquesina de triunfador al ganadero Don Eduardo Martínez Urquidi.
El matador Enrique Ponce lució el terno azul pintado de azul que inspiro al artista Fco. Álvarez para la imaginativa realización de la obra ‘Crisol’ que será con la que abra el libro de Arte, Música y Torería que ya pronto hará el paseíllo en busca de lo que a Enrique Ponce le sobra reconocimientos, Sergio Flores empezó con un ramillete de enjundia y terminó como estilete de cirujano reventándole el hígado a los que creen que el torero no tiene derecho a ya ser reconocido como una realidad, Luis David siempre se le verá mejor cuando se le valore en su real dimensión que es la de un torero joven enjundioso y cerremos con quien abrió el señor de siempre que a veces es hermoso y otras solo guapetón.
Y me voy triste por lo desafortunado que soy, pues hay que estar saladopa’ que entre tantas oreja que se regalaron, no me haya tocado ninguna.
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