A que sí, a que no
En tarde de clima incierto y ante menos de media
entrada, Fernando Robleño y Juan de Castilla, tras de matar con acierto al
cuarto y al sexto, cortaron sendas generosas orejas. La sosería de los
Mondoñedo signó la corrida.
Octavio Chacón y el 4º. Foto: Camilo Díaz,
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Gonzalo Sanz de Santamaría, trajo a la plaza de sus
ancestros un sexteto cuatreño, encarado, de buena presencia y decorosa Romana.
Con 480 kilos promedio, solo desentonó por su traza el terciado sexto.
Aplaudidos de salida, primero, tercero, cuarto y quinto. Primero, tercero y cuarto
también lo fueron en el arrastre. No se puede negar la preferencia de Bogotá
por su hierro emblema. Cuatro negros dos castaños que dieron juego diverso,
pero todos, uno más otros menos, marcados por la falta de fiereza y emoción,
común denominador que condicionó la tarde.
Fernando Robleño, Lugo de ceder el primer turno
para la confirmación, topó con el segundo, que manseó hasta el escándalo en los
dos primeros tercios. Negado, rehuido, escupido de los petos provocó una bronca
en medio de la cual se clamaba a grito pelado por las ¡Negras! ¡Negras! que
Usía no consideró necesarias. Pasó crudo a banderillas coloreadas de las cuales
apenas aceptó par y medio doliéndose descaradamente. Nadie daba nada por él.
Caso perdido. Pero el madrileño no se resignó, le dobló genuflexo y poderoso
cuatro veces que valieron por una vara, y lo remató con uno de pecho
mandón. El animal cambió y aunque la brega que siguió fue rauda,
espasmódica y a veces caótica tuvo la eficacia de hacer posible lo imposible.
Por lo cual una estocada delantera pero letal recibió la ovación de gratitud
que el homenajeado entusiasta convirtió en vuelta.
El más ofensivo de cara fue el cuarto. Clovis lo
barrenó a placer, carioca incluida. Quizá sí quizá no por ello remoloneó
desarticulando la inquieta faena que parecía rumbo del olvidó a no ser por el
espadazo efectivo y la oreja gentil.
Juan de Castilla, ligó los mejores momentos de la
corrida. Entre los cuales destaca la primera templada y rimada tanda derecha,
citada de largo al tercero. El más cuajado. Lo malo fue que los alternó con
otros de barullo y pérdidas del útil mientras la música sonaba sin concierto.
En ambos toros. Pero como estaban las cosas hoy, la peluda del tercero se veía
caer, a no ser por el pinchazo y el fierrazo delantero con aviso. El sexto
parecía pocacosa en el conjunto. Además imbuido de un desgano tardó y
soporífero capaz de aburrir el carnaval de Río, no era material de triunfo, sin
embargo lo fue por obra y gracia del estoconazo desprendido fulminante, la
euforia parroquial y el amplio criterio del muy concurrido palco mayor. Una
oreja más.
El debutante Octavio Chacón, encarecía el cartel
con su recién ganado título como torero revelación en la temporada europea.
Pasó silenciado, casi que ignorado. Y no fue por falta de ganas, suyas. Que las
mostró y demostró. Fue porque no se pudo asentar del todo con ninguno de su
lote. Sus alternantes tampoco, pero él no mató de una. El primero, noble pero
poco expresivo, falleció de metisaca bajo y estocada honda y el quinto, soso y
rajado de pinchazo y espada también honda y desprendida. Sin embargo, a lo
largo de las dos lidias dio fe de de honradez y compromiso.
Pese a la pródiga música y la disposición de
público y autoridad, la tarde no rompió nunca, ni con sol ni con lluvia, ni con
frío ni con calor, que de todo hubo. Cargarle todas las culpas a la falta de
alegría del encierro no sería equitativo, la terna también puso lo suyo en el
asunto.
FICHA DEL FESTEJO
Domingo 17 de febrero 2019. Plaza de Santamaría. 2ª
de temporada. Sol y llovizna. Menos de media plaza. Seis toros de Mondoñedo (en
Contreras), bien presentados y desiguales de juego.
Octavio Chacón, silencio y palmas.
Fernando Robleño, vuelta y oreja
Juan de Castilla, silencio tras aviso y oreja
Incidencias: Saludaron Marcos Prieto y “El Tino”
tras parear al 1º, Giraldo y Herrera en el 3º y Santana y Franco en el 4º.
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