miércoles, 21 de noviembre de 2018

RECORDANDO QUE NO HAY QUE OLVIDAR A ROVIRA Por EL VITO



ROVIRA Y ARMILLITA, MANO A MANO

El domingo Memo Leal entrevistó en la Plaza México a un joven artista que distinguió como “… es el hijo de Emmanuel”.
Emmanuel, “El Bola” como le conocemos los taurinos viejos, es hijo de Raúl Acha Rovira un torero legendario, de personalidad avasallante y quien en vida fue un amigo muy apreciado.
El destacar al entrevistado simplemente por ser el hijo de nuestro muy apreciado Emmanuel ha sido poco generoso por parte de Guillermo Leal, quien  estaba en la obligación, por encontrarse pisando la arena de la Plaza de Toros monumental México de recordar una de las cientos de hazañas de Rovira, figura del toreo, sembrador de la fiesta de los toros y un referente cuando de grandes apoderados se hable.
Aquí dejo unas breves líneas de uno de los muchos capítulos de grandeza escritos por Raúl, y que con mucho respeto dedico a mi amigo Dick Acha, hermano de Emmanuel y tío del joven artista que fuera entrevistado por Memo Leal. Eso sí, le pido, por favor, a Dick le cuente al hijo de Emmanuel quien fue el muy apreciado y recordado maestro del toreo que fue su admirado abuelo.


ROVIRA Y LOS SEIS TOROS DE MADRID

EL VITO

LA RIVALIDAD CON LUIS MIGUEL
EXPLOTA EN LA PLAZA DE ACHO


Era argentino nacido en Buenos Aires, hijo de vascos y vivió en Venezuela. Se nacionalizó peruano y en México se convirtió en apoderado de toreros. Su vida estuvo llena de apasionantes capítulos, uno de ellos fue su rivalidad con Luis Miguel Dominguín.


Un día  camino a Alicante Rovira leyó en el tren un reportaje de Capdevila en ABC, en el que se ponderaba el gesto de Luís Miguel Dominguín que se iba a encerrar con seis toros de Villagodio en Las Ventas.  Capdevila consideraba que el hecho tendría mucha repercusión, “porque se hacía abriendo la temporada y porque la largura de Luís Miguel como torero daba por descontado la variedad del espectáculo”.

Al llegar a Alicante Rovira llamó a Madrid a su apoderado, para preguntarle si había leído lo del ABC y Luís Miguel. Le propuso hacer lo mismo: encerrarse con seis toros, pero antes que Luis Miguel lo hiciera.
Cuentan que no había toros en el campo bravo español aptos para un gesto como ese en Madrid y que los únicos toros a los que podían recurrir eran los de la corrida del Marqués de Albayda. Ganadería del encaste Conde de la Corte, con mucha cara que es decir con ofensivos pitones.

Aquella tarde en Alicante Raúl Acha “Rovira” toreaba con Luís Miguel Dominguín. Con la tarde comenzó la guerra en banderillas, cuando le indicó a Pepe Amorós que pusiera las banderillas. Amorós era el banderillero de Rovira, que le azuzaba gritándole: - “Vamos Pepe, enséñale a éste cómo se ponen las banderillas”.

 Dominguín, aquella tarde, no se atrevió colocar un solo par. Rovira se arrimó tanto, y armó tal lío que le cortó la pata a uno de sus toros. Es famosa la foto de la pata de Alicante, pues mientras Raúl exhibe el trofeo, Luis Miguel le mira de reojo con marcado coraje en su enrabietada cara.

Al terminar la corrida le dijo a su apoderado que le anunciara para matar el próximo jueves lo seis toros de Albayda que estaban en los corrales de la plaza de toros de Las Ventas en Madrid.
Rovira triunfó. Mató los seis toros de seis estocadas. Cortó cuatro orejas y la multitud lo sacó en hombros desde la plaza de toros por Alcalá y lo llevó hasta la Calle Princesa. Hasta la casa donde vivían los dominguines.

Fue la última vez que a un torero lo llevaron a hombros hasta Manuel Becerra, la rotonda a unas cuadras de Las Ventas, porque desde aquel día las autoridades madrileñas  prohíben sacar a hombros a los toreros más allá de a glorieta al frente de la Monumental de Las Ventas.
El éxito de Rovira se convirtió en un punto de comparación, la curiosidad por saber qué podía hacer Luís Miguel el domingo con seis toros. No estuvo bien Dominguín, apenas cortó una oreja.
Rovira fue a la plaza a ver a su rival, pero se salió al tercer toro.
La rivalidad con el menor de los Dominguín estaba en ebullición. La venganza de Luís Miguel surgió en la plaza Monumental de  Chacra Ríos  en Lima, Perú. Fue cuando Luis Miguel se le cruzó en un quite. A Rovira.  Raúl, enfadado, se fue hacia Luís Miguel y le abofeteó frente al sorprendido público de Lima. Más tarde ese mismo día, Luís Miguel envió a su cuadrilla para que le pegaran a Rovira.
Todo esto, palmo a palmo en el relato me lo comentó en presencia del gran periodista Memo Salas Raúl una tarde en La Rosa de los Vientos  en la Costa Verde, la Playa de Lima. Relataba cuando contrató a Luís Miguel para su reaparición en Acho.- “ Es un buen gaché – me decía Raúl –lo que sucede es que tiene muchos cojones. Para contratarle más valía deponer posiciones de orgullo que cuestiones de dinero.
Yo tenía las barajas de El Cordobés y Palomo Linares para jugar, pero al que quería era a Luís Miguel.
 -Dominguín vino a Lima con sus hermanos, junto a Domingo y a Pepe. Recuerdo que cuando nos vimos no nos saludamos. Dominguito, que era un genio, terció y haciéndose el pendejo dijo:- ¿Porqué no os dais la mano? Le di a Luís Miguel más dinero que a nadie; le pagué 20 mil dólares, pero él creía que ganaba igual que Palomo, al que le cancelé 15 mil. La venganza estuvo en hacerle creer al público que sustituía a El Cordobés, que no vino a Lima. Para Luís Miguel más valía la categoría que el dinero. Yo lo sabía. Cómo sería de tío Luís Miguel que le tocó un toro manso, ilidiable y sin embargo me defendió la corrida arrimándose como un bárbaro. Ha sido un tío Luís Miguel, no hay duda”.
Rovira se hizo figura del toreo, y con el reconocimiento de su jerarquía regresó a Lima para enrostrarle a Fernando Graña y a los señoritos toreros que estuvieron equivocados al pronosticarle el fracaso. Compitió con Graña como empresario, y le quitó Acho. Antes que la Beneficencia se decidiera por Rovira, Graña fue a visitarle. No aceptó la copa que le invitó Raúl; y, sin siquiera sentarse le amenazó diciéndole que  le encontraría como enemigo a sus aspiraciones. Rovira le respondió “tu sabes que el enemigo soy yo. Si no lo supieras, no hubieras venido. Lo que me da gusto es que sabes que “ese argentino” sí ha podido ser torero y sabes que también será empresario de Lima”.

ROVIRA CON EL CHINO BRIONES, TODA UNA ÉPOCA

Raúl Acha “Rovira” vivió años en Venezuela. Se hizo novillero en Venezuela,  aunque su carrera la proyectó en México. Tomó la alternativa en Barcelona, de manos de Manolo Escudero. Nacido en Buenos Aires, Argentina -3 de marzo, 1920- hijo de padres vascuences, se nacionalizó peruano. Pedro Balañá, le contrató para su alternativa en Barcelona en 1946, con Escudero, Félix Briones y el navarro Julián Marín. Balañá no se equivocó. Rovira se consagró en la alternativa y se hizo figura del toreo.
Su vida estuvo llena de detales como el surgido en su viaje a Alicante, luego de leer la nota de prensa del ABC.



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